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Polémica en USA sobre España como potencia nuclear

La posibilidad de que España pudiera fabricar armas atómicas partiendo de los reactores nucleares facilitados por Estados Unidos viene siendo objeto de comentario en algunos círculos políticos norteamericanos. Ayer, jueves, el diario The Washington Post publicó un editorial sobre el tema, cuya conclusión es la siguiente: hay que convencer a España de que firme cuanto antes el Tratado de no proliferación de armas atómicas.

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¿España potencia atómica?

La Comisión Reguladora de Energía Nuclear aprobó el pasado lunes, por tres votos a favor y uno en contra, la venta a España de una planta atómica, la novena construida por la empresa Westinghouse Electric. Uno de los miembros de esta comisión reguladora -creada a principios de 1975 para sustituir a la antigua Comisión de Energía Atómica-, Victor Gilinsky, votó en contra alegando que los controles existentes sobre el uso del material nuclear facilitado por los Estados Unidos a España eran insuficientes.El voto negativo del señor Gilinsky, el único miembro del Partido Demócrata en la comisión reguladora, es el primero que se produce hasta ahora en las deliberaciones sobre ventas de plantas nucleares al extranjero. Gilinsky resaltó el hecho de que España no ha firmado el Tratado de no proliferación de armas atómicas y recordó que el plutonio obtenido de una central nuclear puede ser empleado, si no existen las garantías suficientes, para la fabrícación de armas atómicas.

La nueva planta nuclear será instalada cerca de Barcelona y tiene una potencia de 930.000 kilowatios y un costo aproximado de 37 millones de dólares (unos 2.600 millones de pesetas). El acuerdo de venta prevé un control norteamericano sobre los residuos nucleares si se utiliza combustible atómico procedente de Estados Unidos, pero si el combustible procede de otro país, los controles serán efectuados por la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Para el Post, los controles de esta agencia son insuficientes y, en ese sentido apoya la decisión de votar en contra del señor Gilinsky, quien sugirió que España se comprometiera a comprar exclusivamente. combustible nuclear norteamericano para este noveno reactor. El Departamento de Estado respondió a esta propuesta que no era el momento de complicar las negociaciones hispano-norteamericanas con este nuevo problema.

Aunque se reconoce la amistad con nuestro país y el hecho de que facilitar una central nuclear a España no está en contra de la seguridad y la defensa común, el editorial del Post señala que la decisión de vender un reactor atómico a un país que no ha firmado el Tratado de no proliferación sentará un poderoso precedente. «El permiso de la Comisión Reguladora de Energía Atómica -concluye el diario- es un instrumento limitado. Deben emplearse otros. Por ejemplo, España debe ser instada a firmar el Tratado de no proliferación nuclear.

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Cada instrumento disponible debe ser utilizado al máximo. Este es el urgente significado. de la negativa del señor Gilinsky».

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