Tensiones entre Francia y los pequeños de la CEE sobre la "cumbre" económica
La división entre países grandes y pequeños de las Comunidades Europeas, a propósito de una participación de la CEE a la cumbre occidental de Puerto Rico convocada por Gerald Ford, pone en peligro la cohesión interna de los nueve Estados del Mercado Común.Los directores generales de los Ministerios de Asuntos Exteriores de los nueve de la CEE acordaron, la semana pasada en Luxemburgo, que el presidente en funciones de la CEE, el primer ministro luxemburgués Paston Thorn y el presidente de la Comisión Europea, François-Xavier Ortoli, viajarían a Puerto Rico como representantes de las Comunidades Europeas. Dos países miembros, Dinamarca y Holanda, supeditaban la presencia de Thorn y Ortoli a Puerto Rico, a una concentración previa entre todos los países miembros de la CEE. Francia, con la excusa de no institucionalizar los encuentras al más alto nivel entre dirigentes de los grandes países capitalistas, se opuso a toda preparación de una postura comunitaria. Copenhague y La Haya responden ahora, por su parte, que sin acuerdo previa entre los países comunitarios, la presencia de representantes de la CEE en Puerto Rico no tendría ningún valor.
La maniobra norteamericana -electoral en gran parte- de convocar el 27 y 28 de este mes en Puerto Rico a los jefes de Estado o de Gobierno de Canadá, Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania Federal e Italia, para deliberar sobre la situación económica internacional, ha obtenido ya un primer resultado: dividir a los Estados miembros del Mercado Común.
Para los observadores el hecho de que Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca e Irlanda, queden al margen de la cita portorriqueña, puede tener graves consecuencias para la buena marcha de la CEE. Por el momento estos cinco países declaran de antemano que no se sienten vinculados a las posibles resoluciones que puedan ser adoptadas en Puerto Rico.
Desde un punto de vista intra-comunitario, la división entre grandes y pequeños peligra de tener consecuencias directas para un proceso de unión europea, cuya situación es ya frágil.
En medios comunitarios de la capital belga se critica la actitud de Valery Giscard d'Estaing. Se teme que la maniobra de París vaya orientada a la vieja idea de crear un directorio europeo en el que los países más potentes de la CEE, los cuatro que irán a Puerto Rico, impondrían su doctrina europea a los países más débiles de la CEE.
Previsible apoyo financiero a Italia
La cumbre capitalista de Puerto Rico, además de los temas típicos de crisis económica y energética mundial, podría tratar sobre un plan de ayuda masiva a Italia, cuya finalidad sería permitir la recuperación de la Democracia Cristiana, gracias a una reactivación de la economía italiana.
A este propósito las declaraciones a una agencia de prensa norteamericana de Wilhem Haferkamp, vicepresidente de la Comisión Europea, según las cuales, la CEE podría ayudar económicamente a Italia en función del futuro color político de su Gobierno (léase de un Gobierno que excluya a los comunistas), levantan muchos comentarios en toda la prensa europea.
El cónclave de Puerto Rico, entre grandes del hemisferio occidental desarrollado, puede marcar un tanto a favor de las tesis atlantistas de Henry Kissinger, en deterioro de las europeístas que suenan con cierta independencia económica y comercial, pero que, de momento, siguen bailando al son de la Casa Blanca.
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