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Presentación del libro "El Palmar de Troya, Milagro, S. A."

El fenómeno de El Palmar puede desaparecer en breve tiempo

Con la vuelta del obispo Clemente, sin vista a consecuencia de un reciente accidente, y su séquito de El Palmar de Troya, desde su refugio en Francia, a Sevilla, parece que las aguas de El Palmar -revueltas durante cinco largos años- volverán a su cauce. Esta es la previsión más generalizada entre los que se han ocupado de estudiar el tema. Esta es también la opinión del periodista César de la Lama, autor del libro, más, reciente sobre El Palmar de Troya, titulado, El Palmar de Troya, Milagro SA, con el que se abre una faceta editorial de la Agencia Efe. «El Palmar es un fenómeno que desaparecerá en breve tiempo, o al menos se circunscribirá a la región concreta del triángulo de Utrera, pero no tendrá ninguna repercusión nacional. Lo que probablemente permanecerá serán los fenómenos paranormales que se han producido y pueden continuar», ha comentado en este sentido a EL PAIS, César de La Lama.«Después de una semana de convivencia con aquellas gentes -dice el autor- llegué a la conclusión de que se trataba de un auténtico cisma andaluz que ha dejado una huella indeleble entre las gentes sencillas de la campiña andaluza que aún creen en las apariciones como base consustancial de una milagrería mantenida durante siglos. En este sentido, la Iglesia, al suprimir los milagros de Clemente, ha cometido el pecado de matar innumerables ilusiones, que aun a riesgo de que sean falsas, constituían el soporte de una vida religiosa elemental. La muerte del cisma no podrá evitar que los jornaleros del campo sigan acudiendo al lugar de las apariciones. »

A juicio de César de la Lama, El Palmar de Troya tiene dos aspectos completamente distintos: el primitivismo religioso de un pueblo que cree en los milagros (sobre este aspecto existen dos versiones: primer, que tales apariciones son un toro garrotero o una pareja de novios que «si en Castilla van al pajar, en Andalucía van a la dehesa»; segunda: que se trata auténticamente de un hecho sobrenatural); el otro aspecto es la comercialización y politización del milagro como hecho sobrenatural con fuerza para atraer a innumerables seguidores. Los principales protagonistas de esta vertiente crematística serían el obispo Clemente, antiguo visitador de una funeraria, y su más directo colaborador y hombre de confianza, el obispo Manuel Alonso Corral. Ambos montan una orden con casa propia, compran terrenos, promueven el desarrollo de hábitos, distribuyen imágenes, estampas y agua milagrosa y organizan excursiones y «tours» de peregrinos.

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