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Democracia Cristiana en Catalunya

Se suele usar la denominación «Democracia Cristiana» con muy diversos, sentidos, y alcances, que a veces llegan a no corresponder al «cristianismo» del título -el auténtico, quiero decir- y otras a dejar alegremente eliminada su sustancia «democrática». No pretendo decir con ello que tal denominación carezca de sentido dentro de una terminología política normal. Pero, de todos modos, hay que usarla con un cierto cuidado. Basta leer, sobre este tema, los libros casi clásicos de Maurice Vaussard y de Joseph Royan para darse cuenta del dificil proceso que ha seguido aquella denominación. En cambio, es indudable que en la reciente «Historia de la Democracia Cristiana en España», de Javier Tusell, el sentido de la denominación queda muy considerablemente actualizado, a pesar de que el libro sólo alcanza hasta el comienzo de la guerra civil.Al leerlo, me llamó la atención una afirmación que contiene. Dice que «el único partido demócrata-cristiano existente en la Segunda República española» fue la Unió Democrática de Catalunya, un pequeño partido del cual yo fui, en 1931, uno de los fundadores. Es cierto que en Catalunya el sentimiento y la convicción democráticos estaban ya entonces y continúan estando muy extendidos entre gentes con modos muy diversos de pensar. Pero creo que aún hoy vale la pena darse cuenta de cómo este pequeño partido no usó la denominación tradicional. No era un partido confesional, y en su título, si bien aparece la palabra «democrático», no aparece -deliberadamente- la palabra «cristiano». Recuerdo muy bien los términos en que, en un discurso electoral, lo justificaba un hombre profundamente creyente de quien habré de hablar algún día: Manuel Carrasco i Formiguera: «Soy católico y catalán -vino a decir- y además demócrata y preocupado por los problemas sociales, y se da el caso de que en el Evangelio y en la doctrina de la Iglesia hallo ciertas afirmaciones que estimo útiles para una política tal como la deseo, pero estimo que también pueden tenerlas por útiles otros hombres que no sean creyentes ... »

Tal modo de pensar nos llevó a mantenernos fieles a la Generalitat y a la República, sin que ello nos impidiera mantener serias discrepancias y aún oposición a la línea política que seguían a Carrasco; aquella fidelidad le costó la vida; a otros, el exilio, más o menos largo. Mientras estuve en él, muchos franceses más jóvenes que yo, que habían tomado partido por nosotros, como Emmanuel Mounier, o que mantenían posiciones políticas análogas a las nuestras, como Claude Bourdet, Paul Vignaux, Maurice Schumann, Louis Terrenoire -aunque estos dos últimos fueron, más tarde, ministros con De Gaulle-, me manifestaron su admiración por nuestra actitud. Y uno de ellos llegó a decirme que si un día se escribía la historia de la Democracia Cristiana en la Europa de aquel tiempo, habría que hacer constar que habíamos sido los primeros en haber adoptado, puestos ante un dilema fundamental, la solución correcta y el buen camino.

No voy a contar aquí en qué consistieron tal solución y tal camino. Y no voy a hacerlo, entre otras razones, porque hace unos días ha aparecido en catalán un libro esencial para conocer aquella aventura política y el ambiente en que se desarrolló, así como su relación con el conjunto de la política y la guerra de España. Un tomo de más de quinientas páginas que contiene la tesis doctoral -summa cum laude- de Hilari Ragué ante la Universidad de Barcelona, con el título «La Unió Democrática de Catalunya i el seu temps». Se re fiere a los años 1931-1939 y me parece indispensable para conocer muchos aspectos interesantes ignorados por la mayor parte de los españoles, aún entre los que poco o mucho han estudiado aquella etapa. Y ello de un modo especial en un momento en que se ha planteado de nuevo y en una forma u otra la intervención de los católicos en una política auténticamente democrática. Aunque el libro de Tusell que antes mencioné cita una primera versión de la obra de Ragué -una tesis en la Sorbona que no va más allá del comienzo de la guerra en 1936-, sobre los años posteriores y en el aspecto a que me refiero, sólo existe el texto definitivo de la obra de Ragué, ahora publicado. Un libro que utiliza todas las fuentes conocidas referentes a aquella etapa, sea la que fuere su procedencia, y que no se limita a contar unos hechos, sino que los sitúa en el ambiente en que suce dieron. Así, la aparición del partido queda explicada por ochenta páginas de antecedentes que no tienen desperdicio. Todos los grandes temas del período republicano -la cuestión religiosa, el Estatut de Catalunya, los diversos resultados electorales y sus consecuencias, el 6 de octubre de 1934, la victoria de las izquierdas en 1936 y el ambiente que todo ello produjo- aparecen siempre como fondo del cuadro. Igualmente, las distintas etapas de la guerra civil, con sus repercusiones en el interior y en el exterior, aparecen examinadas con una amplitud que permite explicar y situarlas actuaciones de U.D. de C.

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