Un tercio de la población mundial habita en viviendas infrahumanas
Más de un tercio de la población humana tiene viviendas infrahumanas, carece de agua potable cercana, de sistema de alcantarillado y de electricidad. Esto es lo que dijo Kurt Waldheim en la inauguración de la Conferencia Mundial sobre el habitat humano, celebrada ayer en la canadiense ciudad de Vancouver.
Dijo también el señor Waldheim que la Conferencia del habitat es una de las principales manifestaciones en el esfuerzo de las Naciones Unidas para «reconstruir la estructura fundamental de las relaciones, internacionales y trazar nuevos planes estratégicos para afrontarlos problemas globales».En su opinión, un siglo de progreso tecnológico mal dirigido ha dejado el mundo con un gran número de problemas, que no son debidos a la explosión demográfica sino a la gran escasez de medidas de planificación
Mil quinientos participantes de 16 países asisten a la conferencia del habitat, entre ellos Israel y la Organización para la Liberación de Palestina. Aún no se sabe si acudirá la República Popular China.
La conferencia -continuación de la celebrada en Estocolmo en 1972- elaborará una serie de recomendaciones para la acción internacional sobre la base de establecer normas mínimas de dignidad para toda morada humana y para promover los cambios necesarios que permitan alcanzar ese fin: mejorar la calidad de vida de más de media humanidad afectada.
Tras decir el secretario general de la Conferencia, Enrique Peñalosa, que los problemas con los que se enfrenta esta Conferencia constituyen la pesadilla o la esperanza del futuro de la humanidad, tomó la palabra el primer ministro canadiense, Trudeau.
Indicó el primer ministro canadiense que los problemas concretos que deben ser afrontados son el crecimiento descontrolado de las ciudades, la tensión que genera el vivir aglomerados y el subsiguiente deterioro del clima social, la desintegración de la vida rural, la absorción de tierras de cultivo por las viviendas, la destrucción de fuentes alimenticias actuales y futuras, la destrucción del transporte, el excesivo costo de la energía y de los servicios y los niveles de barbarie alcanzados por la especulación y la competencia.
Señaló también que del debate abstracto de las conferencias internacionales, debe pasarse a la acción concreta, creando una tecnología y una mecánica universal; y aprovechando la fuerza creativa de la juventud, que es la que en definitiva será víctima del catastrófico desequilibrio de la población y la habitabilidad.
Añadió Trudeau que «si no nos amamos con pasión unos a otros, pereceremos. Es necesaria la conspiración mundial del amor a la que se refiriera. Teillard de Chardin. El hecho de que esto suene ridículo, indica lo mucho que tenemos que cambiar para sobrecivir. Tenemos que solidarizarnos, no sólo tolerándonos los unos a los otros, sino también amándonos. Esto requeriría más un cambio drástico, que una gran mutación de nuestra especie.
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