Francia construirá dos centrales nucleares en Sudáfrica
¿Se convertirá en una potencia atómica la República de Africa del Sur? Es lo que sospechan los medios internacionaes desde que ayer fue anunciado el nuevo mercado del siglo entre París y Pretoria: Francia construirá en la República Sudafricana dos centrales nucleares de 900 megawatios cada una por un valor de 75.000 millones de pesetas, financiados por bancas francesas en un 85 por 100.La decisión del Gobierno galo inquieta y da lugar a críticas severas, tanto en Africa negra, como en Francia y en el resto de Occidente. Un consorcio americano-holandés-suizo, hasta hace pocos días, competía con la industria francesa y parecía el favorito de las autoridades de Pretoria. Pero las presiones políticas, «contra un régimen racista» en Estados Unidos y Holanda se cree decidieron, a última hora, en favor de la oferta francesa.
Notificación del uso de material atómico
En el contrato concluido entre Francia y la República Sudafricana figura una claúsula que obliga a este último país a dar cuenta, a la Agencia Atómica Internacional de Viena, del uso de los materiales atómicos. Esta justificación de las autoridades de París no convence. Un precedente viene a la memoria de los observadores: Canadá también vendió a la India, para usos pacíficos una central nuclear que se convirtió en la primera explosión de una bomba A. Con los dos reactores que Francia instalará en Koeberg, los especialistas calculan podrán producirse 500 kilos de plutonio, es decir, la masa crítica necesaria para un centenar de bombas A, semejantes a la de Nagasaki. El primer ministro del Gobierno de la República de Africa del Sur, señor Vorster, declaró recientemente: «Mi país pronto tendrá los medios para fabricar bombas atómicas».Los Estados Unidos y Gran Bretaña, con anterioridad, ya se negaron a suministrar armas a Pretoria. Y, desde ahora, la potencia militar del país tiene como base los envíos franceses: aviones «Mirage», submárinos, helicóperos y vehículos blindados. Por otra parte, Francia se coloca al lado de Irán y de Israel en tanto que país proveedor de la República Sudafricana. Irán vende petróleo y con los israelíes desarrolla una importante cooperación técnica. Al recordar que, días pasados, Francia vendió a Irán otras dos centrales nucleares, algunos medios diplomáticos evocan la configuración de un eje París-Teherán-Jerusalén, que el Gobierno francés niega.
La política de venta de armas de París sorprende. Y ni el «moralismo» de los contratos ni los 30.000 empleos que, durante tres años, cubrirá el negocio con Pretoria evitan las críticas. La diplomacia «Iiberal» anunciada varias veces por el presidente, señor Giscard d'Estaing, así como su deseo «de frenar la diseminación de armas antinucleares», no concuerdan con los hechos. La opinión de izquierdas quiere ver en el «apoyo atómico» al régimen de apartheid, un intento de frenar los movimientos de liberación en África Negra.
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