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Las grasas tronchan a los toros

El público se enfadó, con razón, por la falta de cabeza y la blandura de los toros de Bohórquez. Se veía que el respetable tenía ganas de toros y éstos le estropearon la tarde.El exceso de kilos, y no otra cosa, es la razón de que los toros pierdan pie, se caigan y se agoten en las faenas. El toro bravo necesita in peso que le permita soportar la dureza de los tres tercios de la lídia con agilidad y flexibilidad. La falta de osamenta y la abundancia de grasas los ahoga, e incluso los acobarda.

Es hora de que los ganaderos, salvo excepciones, se percaten que hay que ir seleccionando ganado que, además de poseer la bravura necesaria, tenga un esqueleto apropiado para soportar los kilos que ahora les echan encima. Kilos innecesarios, ya que el público protesta animales con más de los 520, y perjudiciales como hemos dicho anteriormente.

Hubo toros en la corrida de ayer que fueron protestados por cojos, cuando lo que les ocurría era que no podían con su alma. La misión de un toro de lidia es embestir y no abastecer las carnicerías; para eso están los bueyes y otros tipos de ganados de carne.

Es una pena ver animales que tienen raza deambular por la plaza como inválidos a consecuencia de una alimentación sobrecargada y administrada a destiempo. El público quiere toros, los toreros desean enemigos que embistan, no que anden y la fiesta necesita de estos elementos esenciales para seguir siendo «nuestra fiesta».

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