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El Viti una caricatura de sí mismo

Veinticuatro toros, cuatro corridas enteras, han tenido que reconocer la autoridad y veterinarios para encontrar la que podía ser apta para la tarde de ayer, en la que no había otiro torero de exigencias que El Viti. De manera que El Viti se llevó la responsabilidad de este escándalo, del ridículo de que una pretendida figura del toreo y su exclusivista intenten dar gato por liebre a todos unos seftores técnicos en la materia y a la autoridad gubernativa.Pero uno no acaba de comprender el fundamento de tales exigencias. Parecería que la gran figura es un cheque a la vista, la piedra filosofal, el ombligo, del mundillo taurino. Y ocurre que a la hora de la verdad no es capaz de llenar la plaza. Ayer hubo mucho menos publico que en las seis corridas anteriores. Lo cual supone el ridículo mayor de todos, y tendría sus consecuencias si no fuese por en el montaje empresarial, de este espectáculo no hay otra lógica que lo que interese hacer a unos cuantos

Ayer se celebró la octava corrida de feria, con toros de Murteira Grave para El Viti,

Ruiz Miguel y José Mari Manzanares.El Viti- Le correspondieron dos borregos. Al primero, que no tenía faena, le mató echándose fuera del pinchazo y media (pitos). En el cuarto sacó muletazos buenos, entre los que sobresalieron los de pecho. También echándose fuera, tres pinchazos, estocada, corta atravesada, rueda de peones y descabello (ovación y saludos). Ruiz Miguel- Faena valerosa y de dominio, aunque falta de temple, al segundo. Media estocada (oreja con protestas). El quinto era, un borrego sin lucimiento posible. Dos pinchazos y bajonazo (silencio). Manzanares- Consiguió algunos pases buenos en el tercero y no se acopló con el sexto. Ambos eran toros sosos y el espada lo empeoró toreando con la muleta retrasada. En el tercero, echándose fuera, dos pinchazos y bajonazo (aplausos y saludos). En el sexto, estocada delantera y baja (silencio). Los toros- Hubo tres bien presentados, sobre todo el segundo, que además fue el único, que embistió con algún genio. En conjunto mansearon y acabaron apagados. Embestían como borregos. El público protestó el trapío de los tercero, cuarto y quinto-_ Otros factores- Hubo poco más de tres cuartos de entrada. Presidió con acierto don Luis Gómez, si bien estuvo complaciente en la concesión de oreja. Su gran mérito, rechazar dieciocho toros antes de aprobar los murteiras. Estuvo en el sitio que corresponde a su autoridad.

Bueno al fin salieron los murteiras, que resultaron tres y tres en cuanto a trapío. Con los tres más hechos, mejor presentados, quien supo estar torero, echarle garra a su actuación, jugársela, fue Ruiz Miguel, lo cual no es noticia. Ruiz Miguel es un jabato que puede con lo que le echeil. Su primero, el de más trapío de cuantos salieron, el único que tuvo el nervio propio de un toro, probaba las embestidas y se quedaba en el centro de la suerte, pero el gaditano le metió en la muleta y el animal acabó por entregársele. No hubo arte y si me apuran tampoco hubo temple, pero al diablo se vaya todo si para ver temple y arte es forzoso que salga el borrego. Tiene más mérito, mayor emoción y es más espectáculo someter a un toro de casta que hacerle exquisiteces a ese otro género por el que se pelean las figuras. Dos borregos tuvo El Viti. El primero se le fue apagando como una llamita y acabó en nada. No admitía un pase, parecía un moribundo. El otro caminaba como un cochinillo detrás de los engaños y entonces fue cuando apareció El Viti de las grandes solemnidades para trazar muletazos largos y hondos y dibujar unos pases de pecho purísimos, una verdadera filigrana. Y eso vimos, pero junto a lo bueno, muchos tropezones en la muleta también, bastantes banderazos, y una versión de la estocada, que era un horror. ¿Quiere creerse sin embargo, que a cada pinchazo feísimo -cegaba al toro con la muleta en lugar de obligarle a humillar, se echaba fuera-, parte del público ovacionaba como si hubiera presenciado el volapié de Rafael Ortega? Y es triste. Un matador que sabe hacer el toreo como El Viti, y podemos decirlo porque lo demostró en tiempos, es ahora la amarga caricatura de sí mismo, se ha amanerado su técnica, ha perdido aquella concepción del dominio que le permitía construir unas faenas armónicas y acabadas. Y sigue, está claro, sin querer toros que embistan; prefiere los borregos que topan, intenta colárselos a la autoridad y a la afición en base a unos privilegios. Dos toros sosos le correspondieron a Manzanares y encima los aburrió más aún. Citaba con la muleta retrasada, y de esa forma no puede haber toreo. Una vez, en el tercero, adelantó la mano, se enrabietó, y salió una excelente tánda de derechazos. Ruiz Miguel, en el quinto, otro borrego, tampoco pudo hacer nada y bordeó el ridículo. La gente estaba hasta lacoronilla de todo aquello y el bostezo se mezclaba con los gritos destemplados. Uno voceó: « ¡Eso te pasa por juntarte con quien no debes! ». Y será verdad. Pero, ¿qué ocurriría con este y tantos toreros que tienen valor y oficio si se salieran del monopolio para hacer la guerra por su cuenta?

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