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Finlandia: solucionada la crisis gubernamental

El primer ministro finlandés, Martti Miettunen, retiró ayer su dimisión, al llegar los cinco partidos que forman la actual coalición gubernamental de centro—izquierda a un acuerdo por el que los comunistas podrán votar, frente a los restantes partidos, contra una ley sobre impuestos.

Miettunen había presentado su dimisión, y la de su Gobierno, al presidente de la República, Urho Kekkonen, el pasado día 13, tras haber llegado a un punto muerto en las discusiones entre los comunistas y los otros cuatro partidos (Centro, Liberal, Socialdemócrata y Popular Finlandés) respecto a un proyecto de ley que aumentaba los impuestos sobre las operaciones comerciales.

El presidente Kekkonen, que se negó a aceptar la dimisión del Gobierno, ha estado negociando la semana pasada con los representantes de los distintos partidos para conseguir que éstos llegaran a un acuerdo bastante insólito: que los comunistas puedan votar, en el Parlamento, contra los proyectos de ley presentados por el Gobierno del que forman parte con cuatro ministros.

Kekkonen propuso a los cuatro partidos compañeros de los comunistas en el Gabinete que admitieran una oposición interna en el se no de éste, lo que supone una no vedad en la ya de por sí compleja política finlandesa. Les dio un plazo para estudiar su propuesta hasta ayer, y por sorprendente que parezca, los partidos han aceptado esta fórmula, con lo que el Gabinete de Miettunen continuará al frente del país.

Al parecer. el partido social demócrata ha sido el más interesado en que no se rompiera el frente popular. Los comunistas, por su parte, salvan así momentáneamente el peligro de escisión en el seno de su partido, ya que el ala stalinista del mismo había criticado la colaboración con los partidos burgueses y acusado a la cúpula directiva de «traición a la clase obrera» y de contribuir a salvar al capitalismo de la crisis económica.

Presionado por su izquierda, el partido comunista no puede hacer ningún tipo de concesiones a la coalición gubernamental, y se negó recientemente a un alza del 2 por 100 en los impuestos sobre las ventas, ya que, en su opinión, este incremento agravaría la presión sobre los peque ingresos y aumentaría la inflación. De hecho, las discrepancias entre los comunistas y los restantes partidos no se limitan al sistema impositivo, sino que alcanzan a toda la política económica, a la que acusan de estar concebida de forma que sean los trabajadores quienes paguen los efectos de la crisis económica.

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