Morata encuentra su paz
El delantero del Atlético suma dos goles como suplente tras cumplir su gran sueño de jugar un Mundial
Una conversación durante un viaje de pretemporada entre Álvaro Morata y un empleado del Atlético próximo a Diego Pablo Simeone reveló a su interlocutor una personalidad más recia y decidida. Nada que ver con el futbolista que se fue cabizbajo a pasar dos años de cesión en la Juventus de Turín en el verano de 2020. El diálogo dio para una regañina al jugador por no haber defendido con más vehemencia, dentro y fuera del vestuario, su puesto en el once titular ante la versión decadente de Diego Costa. Los registros goleadores de Morata eran mejores que los de Costa, pero este contaba con el beneplácito de Simeone, contra el que solo se rebeló tras ser suplente en los cuartos de final de la Champions ante el Leipzig disputados en Lisboa. Recordando el episodio, el interlocutor interpeló a Morata para que se hiciera valer y en la respuesta de este apreció a un futbolista muy convencido de que las reticencias del preparador argentino a su regreso iban a desaparecer en cuanto le pusiera un par de partidos más en los bolos veraniegos. Así sucedió.
El punto de inflexión hacia ese jugador menos agobiado que ahora vive en paz consigo mismo por disputar por fin un Mundial con España se dio durante la pasada Eurocopa. Responsabilizado por parte de la prensa y de la afición de la falta de gol de la selección, entró en un bache psicológico. “Me levantaba y había días que no tenía ganas de nada”, confesó en una entrevista en este periódico. El espaldarazo que lo sacó de su pesadumbre anímica se lo dio Luis Enrique. España había empatado su primer partido ante Suecia (0-0) y, en medio de esa espiral negativa, Morata aguardaba su turno para comparecer ante los medios en la previa del segundo encuentro. En un pasillo contiguo a la sala de prensa del estadio de La Cartuja escuchó al seleccionador español proclamar: “Mañana juegan Morata y 10 más”.
El resultado de aquella andanada de confianza que le dedicó el preparador gijonés se tradujo en tres goles en el Europeo y el afianzamiento como el nueve de cabecera del técnico. “Nadie puede discutir que la recuperación de Morata es obra de Luis Enrique. Lo ha transformado”, aseguran en el Atlético.
César Azpilicueta fue compañero de Morata en el Chelsea. “Todo el mundo sabe las condiciones que tiene Álvaro y todo lo que aporta al equipo, además de gol. Presiona, corre, recupera balones, crea espacios y genera opciones para los compañeros. Creo que con la edad y las situaciones que le han tocado vivir es aún mejor jugador”, asegura el defensa navarro.
“Tuvo momentos difíciles en la Eurocopa, pero siempre ha sentido el cariño del seleccionador, sobre todo, y de nosotros. Nos da su juego de espaldas cuando baja a recibir para crear superioridades en el medio y tiene el olfato de los goleadores. Ahora está muy enchufado y nos va a ayudar más de lo que ya lo ha hecho con sus dos goles”, dice Dani Olmo.
Con sus tantos a Costa Rica y Alemania, Morata se convirtió en el quinto futbolista que marca en sus dos primeros partidos en la Copa del Mundo con España, tras Fernando Torres, Basora, Zarra y Jon Andoni Goikoetxea. El atacante del Atlético es el primero de ellos que lo consigue en ambas ocasiones como suplente. Además, es el tercer jugador que sale desde el banquillo en sus dos primeros partidos de la Copa del Mundo y marca, tras el holandés Memphis Depay en 2014 y el mexicano Ricardo Peláez en 1998.
”Un soldado más”
Con 30 años y un currículum forjado en cuatro de los grandes clubes de Europa (Real Madrid, Juventus, Chelsea y Atlético), Morata disfruta con su primera experiencia mundialista. “Yo soy un soldado más, me da igual ser titular o suplente”, dijo tras ser nombrado mejor jugador del encuentro entre alemanes y españoles. Su estado de bienestar ha roto hasta con el tópico que persigue a los rematadores de que el gol es una cuestión de rachas y un estado de ánimo. Parece estar por encima de cualquier contratiempo una vez que ha consumado su primera presencia mundialista.
Para un jugador al que el trasiego de equipos y sus subidas y bajadas de rendimiento habían convertido la selección en un refugio futbolístico y emocional, la presencia en una Copa del Mundo con España era una obsesión. El mayor varapalo de su carrera se lo llevó cuando Julen Lopetegui le dejó fuera del Mundial de Rusia 2018. El día que Luis Enrique dio la lista de los 26 convocados para Qatar, Morata no las tenía todas consigo. Lo que en el Atlético disfrazaron como un golpe en la cadera en el último partido de Liga previo al parón, en Mallorca era una rotura muscular que necesitaba 10 días de recuperación. Sabía que Luis Enrique le tenía en alta estima, pero hasta que no escuchó su nombre no se quedó tranquilo.
Hoy, ante Japón, puede darse su estreno como titular en un Mundial. Hasta ahora, el seleccionador español había optado por jugar con un falso nueve y con permutas de este con los extremos. “Con Morata también podemos hacer esas rotaciones, en la Juventus ha jugado mucho caído en la banda izquierda. Depende de quién juegue en los extremos”, explica Luis Enrique, el entrenador con el que Morata ha encontrado su paz interior.
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