Cuando el gol es una cruz
Morata asegura que se encuentra bien pese a las críticas. Otros delanteros históricos de España reflexionan sobre la presión de cara a la portería y el peso de los fallos
El peor estigma que puede recaer sobre un goleador sobrevuela la figura de Álvaro Morata (Madrid, 28 años). Sus últimos errores en remates francos, en el amistoso con Portugal y en el estreno ante Suecia, amenazan con consolidar y popularizar la más dañina de las famas que puede asociarse a un rematador, la de fallagoles. Que la unanimidad de los análisis coincidan en que a la España de Luis Enrique solo le falta puntería para concretar redobla la presión sobre el atacante de la Juventus. Ante esta situación, el seleccionador proclamó este viernes en la previa del partido contra Polonia: “Morata y diez más”. “Claramente”, matizó Luis Enrique, “lo he hecho como estímulo para que encuentre la mayor de la confianza, pero también quería que decir que con los datos solo hay un jugador español que en 41 partidos haya marcado 19 goles como Álvaro y es el Guaje Villa. Y en el extranjero solo un tal Harry Kane”, defendió el preparador asturiano, que hizo otra reflexión para aligerar la presión: “La responsabilidad del gol la tienen también los extremos, los interiores, los mediocentros y hasta los centrales cuando suben a rematar”.
Morata compareció motu proprio ante la prensa en un gesto con el que pretendió mostrar la fortaleza mental que tanto se le ha cuestionado. Habló con normalidad de sus charlas con el psicólogo Joaquín Valdés y hasta de su nueva casa. “Agradezco los mensajes de apoyo, pero estoy bien”, se sinceró. “Me veo reflejado en Morata, lo que está viviendo lo he vivido yo. Se está haciendo una bola sin ningún sentido, sin ninguna razón de ser. Se lo van a cargar”, reflexionaba en Gol TV el exinternacional Julio Salinas, que quedó muy marcado por su error en un mano a mano con el italiano Pagliuca minutos antes de que Roberto Baggio eliminara a España de los cuartos de final del Mundial 94.
Salinas y el fino centrocampista bético Julio Cardeñosa, por su error ante Brasil en Argentina 78, quizá sean los dos internacionales españoles más señalados por errores históricos. Sus puntuales fallos calaron en la retina y en la memoria de los aficionados por encima de sus virtudes. A Cardeñosa enredarse con la pelota con la portería vacía incluso le costó que no terminara de concretarse su traspaso al Barcelona. Ni los errores de Eloy Olaya y Joaquín Sánchez en las tandas de penaltis de los cuartos de final de los Mundiales de 1986 y 2002, respectivamente, ni el de Raúl González, que en la Eurocopa de 2000 también erró desde los once metros en el último minuto contra la Francia de Zidane, han quedado tan grabados en la memoria colectiva. “Conmigo no se cebaron tras fallar el penalti contra Bélgica porque nuestro Mundial fue muy bueno, le competimos a Brasil, aunque perdimos, pasamos bien la fase grupos y luego vino la goleada a Dinamarca (5-1). La presión para los goleadores está ahí. No marcar como le pasó a Morata te crea una ansiedad y eso quedó un poco plasmado porque estaba haciendo un buen partido hasta ese fallo”, opina Eloy Olaya.
“Morata trabaja creando espacios para los demás y en el área está donde tiene que estar. Yo fui nombrado mejor delantero centro de la Eurocopa del 84 y solo hice un gol contra Portugal. Los delanteros pasamos por rachas que no metes un gol aunque el portero esté fuera de la portería. Lo que tiene que hacer es estar tan implicado en el juego colectivo como hasta ahora, porque lo normal es que acabe haciendo gol”, explica Carlos Santillana.
“Yo no tuve la presión que tiene ahora Morata porque hacíamos goles. Es un delantero muy completo, que tiene la responsabilidad como nueve de hacer gol, pero también los pueden marcar los centrocampistas que llegan desde la segunda línea”, relata Alfonso Pérez Muñoz, que participó la Euro de 2000. “Cómo maneje la presión de no marcar depende de las condiciones de cada uno. Hay delanteros que necesitan tres ocasiones para meter una y otros casi nada. Es un buen delantero y en cuanto marque se acabará el debate”, concluye Alfonso.
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