La cabeza de España
Luis Enrique realza la figura del psicólogo, Joaquín Valdés, ante la situación crítica que ha desatado la llegada de la covid-19 a la concentración de la selección
Una figura, como si de un central marcador a la antigua usanza se tratara, camina siempre junto a Luis Enrique por la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Ataviado con la indumentaria oficial de la selección, el psicólogo Joaquín Valdés es la sombra silenciosa que pulula con los ojos permanentemente abiertos junto al seleccionador. En público, durante las sesiones de entrenamiento o en las ruedas de prensa del técnico, Valdés siempre observa más que habla. En los partidos se acomoda cerca del banquillo y absorbe desde la contemplación las respuestas de los jugadores y del técnico en plena vorágine competitiva. Su trabajo se alimenta de detectar expresiones corporales, acciones o palabras que le ayuden a descifrar el estado anímico de la tropa de Luis Enrique, con el que trabaja desde 2008. Para el preparador asturiano, Valdés es una de las cuatro patas sobre las que se sostiene su staff, junto al preparador físico Rafael Pol, el segundo entrenador Jesús Casas, y Aitor Unzue, analista.
La tensión interna que se instaló desde que el domingo saltó el positivo de Sergio Busquets ha redoblado la importancia de Valdés como gestor de la crítica situación desatada. “Para eso tenemos un psicólogo. La cabeza es lo más importante, y luego para competir hace falta físico. Pero la cabeza es la clave de todo, y ahí estamos fuertes”, dice Luis Enrique.
Los internacionales han vivido días de estrés similares a los que vivió el Atlético de Madrid cuando en agosto de 2020, dos días antes de viajar a Lisboa para disputar la final a ocho de la Champions, Ángel Correa y Sime Vrsaljko dieron positivo. Un tercero hubiera supuesto la exclusión de la competición. Con el segundo positivo en la selección, el de Diego Llorente, antes de que las pruebas revelaran que era falso, el fantasma de un brote sobrevoló el ambiente en el cuartel general de la Roja en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Un directivo rojiblanco recuerda la tensión de Lisboa: “Una situación así es una bomba psicológica. El jugador está muy pendiente de si va a poder jugar o si se va a contagiar. El ambiente cerrado de las burbujas es terrible en un caso así. Nunca lo dijimos porque iba a sonar a excusa porque nos eliminó el Leipzig, pero se hablaba de todo menos del partido”, dice.
Valdés, exjudoka, asturiano y aficionado al ciclismo como Luis Enrique, es un defensor de la teoría del rendimiento, que engloba aspectos físicos, técnicos, tácticos y psicológicos. La misma línea integral que caracteriza el modus operandi de Luis Enrique y sus colaboradores.
Bomba psicológica
”Nuestra forma de trabajar es muy de equipo, porque la idea de nuestro líder en ese caso es que la mayoría de las cosas se discutan, se pongan en contexto y se hablen entre todos, de tal forma que cada situación requerirá de una intervención en función de dar la opinión técnico-táctica, el segundo entrenador; física, el preparador físico; y psicológica”, explicaba Valdés en 2019 en una charla organizada por el EL PAÍS y el BBVA. Durante estos días de estrés y temores, al psicólogo se le ha visto charlar con jugadores mientras pedaleaban sobre las bicicletas de spinning sacadas al aire libre para evitar el espacio cerrado del gimnasio. El seleccionador ha recalcado a los internacionales que el psicólogo está para lo que necesiten. Su delicada tarea desde que la covid-19 penetró la burbuja de la selección ha sido positivizar la crisis en la cabeza de los jugadores mediante charlas individuales y colectivas.
Valdés practica técnicas de visualización que él prefiere denominar entrenamiento en imaginación y cuyo fin es aumentar la autoestima competitiva del jugador. Hermético por deontología profesional, y porque Luis Enrique también así lo prefiere, fue el único del staff que no se abrió a la prensa en la etapa de Robert Moreno. La salida de este propició que Jesús Casas, hasta entonces analista, pasara a ser segundo entrenador. Madrileño, pero gaditano de adopción, también trabajó con Luis Enrique en el Barcelona, además de haber sido coordinador de la cantera del Cádiz y ayudante de Xavi Gracia en el Watford. Su hueco como analista lo heredó Aitor Unzue, hijo del exguardameta de Osasuna, Sevilla y Barcelona.
Para Luis Enrique, Rafa Pol es algo más que un preparador físico. El seleccionador le considera un muy buen entrenador de fútbol en potencia. Ya trabajaron juntos en la Roma y en el Barcelona. Sus sesiones son elogiadas por los jugadores por cómo integra las situaciones reales del juego y los preceptos del libreto de Luis Enrique en ejercicios muy dinámicos.
Diego Llorente se reincorpora
Los internacionales y el cuerpo técnico fueron vacunados este viernes por la mañana como estaba previsto, todos con una monodosis, de Janssen, los que no han pasado la covid-19, y de Pfizer los que ya lo han padecido, siempre y cuando hubieran transcurrido ocho semanas desde que lo superaron. A esto se sumó que, después de dar positivo el pasado martes y abandonar la concentración, Diego Llorente encadenó su cuarto negativo consecutivo en las pruebas de confirmación que se le han realizado desde entonces. El central del Leeds regresó a la concentración, por lo que cuando retorne Busquets, al que Luis Enrique ha asegurado que incluirá en la lista, los integrantes de la selección serán los 24 citados de inicio. Por tercer día consecutivo no se registraron positivos en la burbuja de la Roja. Por el desgaste psicológico que ha generado en los futbolistas la prolongada incertidumbre de tener que esperar hasta última hora de la noche los resultados, las pruebas se realizan a las ocho de la mañana y el laboratorio ofrece los resultados a primera hora de la tarde, a ser posible antes del entrenamiento.
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