Pulisic y Bale firman las tablas
Los líderes de Estados Unidos y Gales sellan el empate en un duelo de poco fútbol
Christian Pulisic es Estados Unidos como Gareth Bale es Gales, un empate técnico que no descifra el grupo ni el otro favorito para pasar a octavos, expresada con anterioridad la supremacía de Inglaterra sobre Irán (6-2). Y entre pelotazos y poco fútbol, entre tarascadas y sobre todo carreras, aparecieron los solistas. Primero Pulisic, que regaló un tanto a Tim Weah, pase de ensueño y de muchos quilates; después Bale, que transformó un penalti que cometieron sobre él mismo.
Lo de Gales no fue por pulmones. Ya lo advirtieron los jugadores al entonar La tierra de mis padres, el himno galés que retumbó en el estadio Ahmad bin Ali Stadium, puro sentimiento y liberación, notas gritadas con el alma porque hacía 64 años que no paladeaban un Mundial. Y así lo constataron a la que se echó a rodar el balón, tan empecinados en perseguirlo con denuedo como torpes para conservarlo, patadas que sacaban moratones al esférico.
Resulta que el equipo de Robert Page era compacto como un ladrillo en defensa, con los once jugadores insertados en su campo, movimientos acompasados y armónicos ante las exigencias del rodar del esférico en los pies del rival. Pero esa unión se rompía en un santiamén cuando recuperaban el cuero, ya que los defensas daban tres o cuatro pases de seguridad para otorgar tiempo a las carreras y desmarques de los atacantes, que se propulsaban en busca de un pelotazo largo, quizá una prolongación de cabeza. Bale era el objetivo. Pero el Expreso de Cardiff, héroe siempre porque por algo su Sanctasanctórum reza Wales, Golf y Real Madrid (ahora léase Ángeles FC), cogió tortícolis de tanto girar el cuello, de tanto ver volar la pelota lejos de sus botas. El plan que les sirvió para llegar a Qatar —por los pelos, sí, pues descabalgaron en la repesca a Austria y Ucrania— no les alcanzaba ante EE UU. Hasta que entendieron que era su fatalidad, hasta que Pulisic la lio.
La propuesta de Estados Unidos pasaba por tocar y asociarse desde la raíz, aunque también por agitar y romper al cruzar la divisoria, aprovechando la velocidad de Weah por la derecha y las incursiones de Robinson —carrilero del Fulham— por la izquierda, una bala pie de seda que por poco no logra la asistencia de gol a Sargent, reñido su remate con el poste. Ocurre, sin embargo, que al equipo de las barras y las estrellas le faltaba la pausa, alguien que cogiera la batuta en el balcón del área rival. Y ahí apareció Pulisic, el 10, el mejor.
No comenzó entonado. Mal pase por aquí; mal centro por allá. Pero a la que cogió ritmo y tomó color, omnipresente en los ataques, se convirtió en el maestro del coro norteamericano, todo un quebradero de cabeza para Gales, que trató de frenarlo con patadas y, claro, con el bloque. Pero el fútbol no son matemáticas y Pulisic tiene chistera. Armó una contra que Weah prolongó y que Davies casi se mete en propia puerta; y poco después, tras un par de pases y controles de sus compañeros, casi más empeñados en bajar el balón al piso que otra cosa, lo absorbió para trazar una arrancada de las que levanta una cresta al contrario, cabeza arriba y pase al hueco para la carrera de Weah, que resolvió con el exterior y a gol ante la salida de Hennessey. Rugió Estados Unidos y seguro que más de una casa en Liberia; Tim es hijo de George Weah, eléctrico delantero del Milan que ganó el Balón de Oro en 1995 —único africano en lograr el galardón—, ahora presidente de la República.
Con la bofetada encima, Gales optó por estirar las líneas y jugar en campo contrario, enérgica con la entrada de Moore como ariete. Y se salió con la suya, quizá porque el mensaje del presidente Joe Biden hacía eco (“Jueguen con el corazón por delante, sé que lo harán”), quizá por la falta de experiencia, pues con 24,5 años es el plantel más joven del Mundial. Así, antes que cerrar su portería decidieron atacar a por el segundo tanto, demasiados espacios y campo abierto, jauja para Bale. Y los galeses se expresaron como saben, con balones colgados al área en busca del remate oportuno. La tuvo Ampadu con un remate en plancha que Turner desvió a tiempo; y por poco no atina Moore en cabezazo tras un córner.
Entonces Bale fue derribado en el área por Zimmerman y no falló desde los 11 metros. Empate entre Gales y Estados Unidos, entre Bale y Pulisic.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.