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Thomas Hitzlsperger: “Este Mundial hace que no quieras verlo”

El exinternacional de Alemania, primer profesional de una gran selección que habla públicamente sobre su homosexualidad, acaba de realizar un documental crítico con la organización del torneo

Hitzlsperger
Thomas Hitzlsperger, en el estadio del Stuttgart en 2019.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)
Diego Torres

El 8 de enero de 2014 Thomas Hitzlsperger (Múnich, 40 años) declaró públicamente su homosexualidad. El mediocentro del Stuttgart, el Aston Villa, el Everton y la Lazio había disputado más de 50 partidos con la selección de Alemania, de la que fue capitán. Con su gesto pretendió abrir una brecha en el gran tabú del fútbol. Casi una década más tarde sigue siendo un caso único. No existe otro jugador de una gran selección que se haya atrevido a salir del armario. Su figura cobra relieve en el restringido grupo de los futbolistas que resuelven emplear su fama para defender causas sociales. A propósito del Mundial, acaba de grabar un documental que se acaba de estrenar en la cadena ARD: ¿Pero por qué tenía que ser Qatar?.

Pregunta. ¿Qué piensa de Qatar 2022?

Respuesta. Que todo lo que ha sucedido desde que se lo asignaron a Qatar ha sido bastante espantoso. Este Mundial hace que, en realidad, no quieras verlo. Yo me he planteado muchas cuestiones a título personal y la conclusión a la que llego es que no permitiré que maten mi pasión por el fútbol. Amo el juego y pase lo que pase quiero ver fútbol del máximo nivel. No me paga la FIFA ni me paga Qatar. Tengo un contrato con una cadena alemana de televisión así es que me siento legitimado para comentar el Mundial.

P. ¿Por qué viajó a Nepal y a Doha?

R. La intención fue aproximarme desde distintos ángulos y hablar con tanta gente como fuera posible para determinar por qué se jugaba un Mundial en Qatar. Desafortunadamente, no pude hablar con los organizadores ni con los dirigentes de la FIFA porque no quisieron. Pero fui a Nepal para intentar explicar por qué tantos nepalíes se veían forzados a ir a Qatar para ganar dinero para sus familias [según The Journal of Cardiology, 200 nepalíes pudieron morir construyendo estadios hasta 2019]. Hablé con una viuda que me contó cómo recibió a su marido en un ataúd, y hablé con nepalíes que regresaron de Doha sin cobrar por su trabajo.

P. ¿Se ha determinado el número de obreros que murieron en la construcción de los estadios?

R. Human Rights Watch es muy prudente a la hora de publicar cifras. Solo puedo asegurar que no fueron tres, como dijo Gianni Infantino [el presidente de la FIFA].

P. ¿Cómo experimentó la confrontación de sus prejuicios con la realidad de lo que encontró luego en Qatar?

R. Lamentablemente me encontré lo que esperaba. Me pareció justo ir al país y saber cómo era. Yo no podría soportarlo. Fui a un estadio y la obra me pareció fascinante. Pero luego descubres que no hay tantos cataríes interesados en el fútbol. Entonces, ¿para qué necesitan estadios así? ¿Solo los usarán cuatro semanas? Me relacioné con cataríes. Muy hospitalarios. Pero en el momento en que mencioné la posibilidad de violaciones de derechos humanos lo negaron diciendo que eso eran fake news.

Los obreros se derrumbaban por golpes de calor, los metían en una habitación para que se enfriaran durante una hora y los volvían a llevar a la obra. Muchos morían mientras dormían

P. ¿Cuál ha sido la causa más frecuente de muerte en las obras?

R. Los obreros que entrevisté me contaron que los mataba el calor. Se derrumbaban por golpes de calor, los metían en una habitación para que se enfriaran durante una hora y los volvían a llevar a la obra para continuar con el trabajo. Muchos morían mientras dormían. Oficialmente, morían durmiendo, pero la causa de la muerte era el calor extremo y la falta de tiempo para descansar.

P. ¿Qué opina de la carta que envió la FIFA a todas las federaciones pidiendo a las delegaciones que solo hablen de fútbol y no entren en reivindicaciones políticas?

R. Solo demuestra lo hartos que están en la FIFA de que los critiquen, y lo mucho que subestimaron la reacción que desencadenaría la elección de Qatar. Quizás deberíamos discutir el papel de la FIFA y el papel de las personas que cogieron dinero para que el Mundial se organizara allí. Qatar ofreció mucho dinero a federaciones, clubes e individuos. Comencemos un debate que señale a estas personas. Porque si nadie hubiera recibido dinero esto no habría ocurrido. No puedes estar a sueldo de la FIFA o de Qatar y al mismo tiempo ejercer de comentarista crítico.

P. En su documental menciona a muchas compañías occidentales que comercian con Qatar. ¿Es justo pedir que sean los futbolistas quienes se manifiesten cuando la financiación la proporcionan las grandes empresas?

R. Fue muy complicado trazar una línea. Muchas compañías alemanas hacen negocios con Qatar. Para mantener el bienestar de nuestras sociedades es necesario hacer comercio. Así funciona el mundo. Menos aceptable es que aparezcan individuos como David Beckham cobrando por decir que Qatar es genial. Eso solo le ayuda a él, pero es una burla para los trabajadores.

P. ¿Cree que Neymar, Mbappé o Messi deberían pronunciarse en defensa de los derechos humanos?

R. Los jugadores pueden cambiar el modo en que la FIFA actúa. Pero tienen su propia agenda, diseñada por las compañías que les pagan y asesoran. Estos tres futbolistas juegan para el Paris Saint-Germain. Es increíble que el PSG le pague a un jugador 210 millones de euros por año. Pero en este punto particular no culpo a los cataríes por ello. ¿Cómo es posible que la UEFA consienta que Qatar Investment Authority [propietario del PSG] pague estas cantidades?

P. ¿Cómo valora la iniciativa de la federación de Holanda, que propone que los jugadores lleven un brazalete con un corazón y el lema Un Solo Amor, para reivindicar los derechos de la comunidad LGTBI?

R. Hablé con el presidente de la federación alemana, Bernd Neuendorf, y la idea inicial fue unir a todas las federaciones europeas para que elaboraran un mensaje común. Probablemente, el brazalete signifique mucho, pero no exaspera a nadie. Es genérico, pero, ¿qué significa? Sabemos que el arcoíris irrita a mucha gente. Todos sabemos lo que significa. Lo sabe la FIFA y los cataríes. Y no les gusta. El impacto de este brazalete del corazón no es tan relevante, impacta menos.

P. ¿Por qué cree que la federación española se ha negado a que sus jugadores porten el brazalete de Un Solo Amor? El presidente Luis Rubiales dice que hay muchas causas nobles por las que luchar, además del colectivo LGTBI, que es minoritario.

R. Bueno, si hay otras causas nobles, Rubiales debería demostrar cuáles son y permitir que sus jugadores se manifiesten por ellas. No veo cuál es el problema. Otra cosa sería que la federación española esté condicionada porque tenga contratos con Arabia Saudí La cuestión es, ¿por qué las federaciones no boicotean el Mundial? Es imposible. En el fútbol parece imposible encontrar un punto de acuerdo en cosas mucho menos complejas.

P. Usted salió del armario en 2014. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

R. Hay más atletas, incluso algún futbolista, no muchos, que han salido del armario. Eso está bien. Pero lo más importante ha sido el incremento de gestos simbólicos. Vemos muchas banderas arcoíris. La mayoría de los organismos y los clubes entienden que no puedes ir contra la comunidad gay. Desafortunadamente, no vemos muchos futbolistas que sean suficientemente valientes para hacerlo. Los futbolistas llevan una buena vida, ¿por qué cambiarla? Existen riesgos. Puedes incomodar al vestuario. Generas mucha atención. Es algo muy personal. Pero noto que el ambiente está mejorando constantemente. Aun así creo que aún se habla muy poco de los efectos positivos de salir del armario.

En Alemania hemos convertido el fútbol en un juego de entrenadores. Hay demasiados técnicos esforzándose por expresarse ellos sin atender a la realidad de los jóvenes que dirigen

P. Usted jugó la final de la Eurocopa de 2008 contra España. ¿Qué recuerda?

R. No nos podíamos ni acercar a la pelota. Esa rivalidad cambió la mentalidad de Jogi Löw. Él se había formado en la cultura italiana de la defensa y la organización sin balón con 4-4-2 como base del juego. En Alemania nos concentramos durante demasiado tiempo en qué hacer cuando perdíamos la pelota porque resultaba muy complicado encontrar soluciones cuando la recuperábamos. En eso Guardiola cambió todo porque muchos entrenadores comenzaron a copiarlo a él.

P. ¿Hacia dónde se dirige el fútbol alemán?

R. España descubrió el modo de dominarnos futbolísticamente. España, tanto la selección como el Barcelona, se convirtió en el modelo que siguió Alemania cuando completó el cambio cultural que comenzó en 2004. Comenzamos a desarrollar el talento juvenil basándonos en ideas futbolísticas y dejamos de hacer hincapié en la mentalidad alemana, como si la mentalidad nos garantizara ser competitivos en los grandes torneos solo porque éramos alemanes. Combinamos el fútbol de contragolpe que tanto se ve en Alemania, con la elaboración pausada de los españoles. Después de 2014 nos costó mucho mantener eso. Ahora veo un buen número de buenos centrocampistas jóvenes, como Musiala, que me encanta, pero no hemos producido un delantero de clase mundial. No tenemos un Mbappé, ni un Lewandowski, ni un Kane. Nos falta calidad en la punta del ataque y en la línea de zagueros, quizás porque durante muchos años nos concentramos en instruir a los jóvenes en la administración de la pelota y eso precipitó la aparición de muchos volantes a costa de empobrecer las otras líneas.

P. ¿Cree que el régimen de las academias mata la improvisación de los futbolistas?

R. He trabajado en la academia del Stuttgart y la impresión que he tenido es que hemos convertido el fútbol en un juego de entrenadores. Hay demasiados técnicos esforzándose por expresarse ellos sin atender a la realidad de los jóvenes que entrenan. Están obsesionados con promocionarse ganando partidos, y esto lo persiguen simplificando el juego con contragolpes, siendo sólidos en defensa y rápidos en la transición. No se enfocan en los jugadores, como en España. Preocupados por tapar los defectos de los jóvenes, no cultivan su potencial.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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