La delegación española para los Juegos Olímpicos: más deportistas, más mujeres y más equipos

La Eurocopa enfila su desenlace y los Juegos ruedan ya hacia la pista de despegue. No hay tregua. Quedan dos semanas y media para la cita olímpica de París, el río Sena se somete a un drenaje intensivo para depurar las aguas mientras el equipo español se encuentra, a la espera de posibles novedades de última hora, perfilado. Se trata de la segunda representación más numerosa de su historia (382 deportistas), casi 70 más que hace tres años en Tokio (314), aunque, destilada, esta cifra es todavía mejor, puesto que el número récord alcanzado en Barcelona 92 (430) se debió a la condición de anfitriones. Esta vez, todas las plazas han sido obtenidas en cribas internacionales, sin privilegios.

El segundo hito de partida es que, por primera vez, ahora hay más mujeres (192) que hombres (190) en la delegación, un dato que ilustra la pujanza del deporte femenino en España. Solo hace tres años, en Tokio, en una expedición total sensiblemente inferior a la actual, la desproporción a favor de ellos siguió siendo clara: 183-131. Este adelantamiento, o equiparación de hecho, no es más que proporcional a los éxitos recientes, ya que en los últimos tres Juegos alrededor de la mitad de las medallas han tenido nombre de mujer. En París, el combinado nacional de atletismo, la disciplina fetiche de cada cita olímpica, será un buen ejemplo del nuevo escenario: 31 mujeres y 26 hombres.

Nadie oculta que el objetivo es superar los 22 metales de Barcelona (13 oros, siete platas y dos bronces), conquistados bajo la efervescencia de la localía en una cita que cambió el rumbo del deporte olímpico español. La meta exige un salto notable porque en las dos ediciones anteriores (Río 2016 y Tokio 2020), España se quedó en 17. En realidad, en los siete Juegos posteriores al 92, solo ha sido capaz de alcanzar la cota de 20, en dos ocasiones (Atenas 2004 y Londres 2012).

La meritoria clasificación este domingo de la selección masculina de baloncesto volvió a subrayar la condición de potencia mundial de España en las modalidades de equipo. Un éxito que se ha solido relacionar con el espíritu gremial y menos individualista de los deportistas nacionales. Ha clasificado a 11 de los 16 posibles, dos más que en Tokio y Río, y tanto como en Barcelona, cuando fue anfitriona. Solo se han quedado fuera los dos de voleibol de pista (la masculina no los disputa desde Sídney 2000 y la femenina solo compitió en Barcelona 92), ambos de rugby siete y el basket 3x3 masculino.

Con Rudy Fernández (39 años) como gran referente de la expedición de los equipos españoles por tratarse del único baloncestista en la historia en acudir a seis Juegos, este ha sido un caladero tradicional de medallas (19 desde Barcelona), sembradas en la primera semana de competición y recolectadas en la segunda. En París, las grandes aspirantes son la selección femenina de fútbol (debutante en un evento olímpico) dirigida por la recién renovada Montse Tomé; también se espera lejos al equipo masculino de Santi Denia (plata en Japón); los dos combinados de waterpolo (ambos son vigentes bronces mundiales); y siempre con un ojo en el gen competitivo de los Hispanos de balonmano. El baloncesto masculino, en tiempos un cuadro respondón al dominio estadounidense, parece hoy lejos de esas alturas.

Estreno el miércoles 24

Más allá de los equipos, la identidad de los dos abanderados, el piragüista Marcus Cooper (Oxford, Inglaterra; 29 años; oro en Río y plata en Tokio) y la regatista Támara Echegoyen (Orense, 40 años; oro en Londres), apunta a otros dos pozos habituales de los que España espera volver a sacar tajada. La vela se ha colgado 15 metales desde la explosión de Barcelona 92 y el piragüismo, otras tantas este siglo. Cada éxito, o desgracia, tendrá su postal, pero pocas tan buscadas como la mezcla entre Rafa Nadal y Carlos Alcaraz (actuarán también en individuales). Nadie sabe cuándo será el último sorbo del balear.

Dos días antes de que la ceremonia de inauguración atraviese el viernes 26 de julio las aguas -se supone que ya limpias- del Sena, desde el puente de Austerlitz en un paseo de película romántica, la competición ya habrá levantado la verja para España. La selección masculina de fútbol, el deporte pobre de los Juegos, debutará el miércoles 24, a las 15.00, en el Parque de los Príncipes contra Uzbekistán. Al día siguiente, le tocará a la femenina (en este caso es el equipo absoluto; el masculino es la sub-23 más hasta tres fichas por encima de esa edad), ante Japón en Nantes (17.00); y el combinado femenino de balonmano se estrenará frente a Brasil (14.00) en un choque clave para ellas.

De los 32 deportes de la planilla olímpica, y a la espera de cambios de último momento, ahora mismo España solo faltaría en cuatro disciplinas: el breaking, rugby siete, la lucha y halterofilia (más el vóley de pista). Retirada Lidia Valentín hace diez meses, la haltera que dijo adiós con tres metales olímpicos (plata en 2008, oro en 2012 y bronce en 2016; las dos primeras tras descalificación de rivales), este deporte ha pasado de cuatro participantes en Tokio a ninguno en París.