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FC Barcelona
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cinco años después del ‘Barçagate’: El final de Bartomeu se eterniza en los juzgados

La gestión comunicativa del club en el Barçagate fue chapucera y acabó engullendo al entonces presidente azulgrana porque intentaron negar algo que podíamos demostrar. Escondieron, manipularon información y falsearon una auditoría para protegerse

El presidente de FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, durante la rueda de prensa en 2019.
El presidente de FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, durante la rueda de prensa en 2019.Alejandro Garcia (EFE)
Sique Rodríguez
Barcelona -

El Barçagate fue el principio del fin del mandato de Josep Maria Bartomeu como presidente del Barça, pero, cinco años después, el caso sigue en fase de instrucción en los juzgados. Y dicen que, si es lenta, la justicia deja de ser justa.

El 17 de febrero de 2020, en la Cadena SER, destapamos que el Barça había contratado a una empresa para lanzar mensajes en redes sociales que favorecieran a su presidente y perjudicaran a los que consideraba sus opositores. Los mensajes atacaban a exdirigentes como Joan Laporta, a futuros candidatos a las elecciones como Víctor Font, a empresarios como Jaume Roures y a figuras relevantes del Barça como Guardiola, Xavi, Piqué o Messi. Además, la contratación se había realizado eludiendo los controles internos del propio club y pagando un precio elevado por los servicios, alrededor de un millón de euros cada año. La noticia fue bautizada como Barçagate por un compañero periodista, y así quedó en el imaginario, aunque mucha gente prefiere llamarlo Bartogate, la policía le puso Caso Hans y en Wikipedia aparece como Caso I3 Ventures, que es el nombre de la empresa que contrató el Barça.

“No os darán un Pulitzer por esta noticia”, nos dijo uno de los implicados cuando le contactamos para explicarle lo que habíamos descubierto. Primero nos había negado la información, pero ante la evidencia de todas nuestras pruebas, nos terminó reconociendo los hechos, aunque les restó importancia. Los dirigentes de esa época arrastraron al club a lo que ellos llamaban “la guerra del fango”, es decir, la batalla por el relato en las redes sociales. Ellos se sentían atacados en internet, al menos eso decían, y quisieron contraatacar. Lo hicieron con dinero del Barça y difamando a socios del Barça.

La gestión comunicativa del club en el Barçagate fue chapucera y acabó engullendo a Bartomeu porque intentaron negar algo que podíamos demostrar. Escondieron, manipularon información y falsearon una auditoría para protegerse. Seis directivos del Barça dimitieron pocos días después de conocerse la noticia, un grupo de socios denunció el caso ante la justicia y la policía abrió una investigación por presunta administración desleal y corrupción entre particulares. Ocho meses después, Bartomeu dimitió como presidente. Estábamos en plena pandemia de covid-19 y Messi había pedido marcharse después de perder por dos goles a ocho contra el Bayern de Múnich en la Liga de Campeones.

Pero han pasado cinco años y la investigación judicial sigue abierta. El caso continúa en fase de instrucción y todavía no ha declarado ninguno de los investigados. Es incomprensible tanta demora básicamente porque, y aquí va el trabalenguas, todo lo que podía saberse se sabe ya y si hay algo que no se haya sabido, ya no se sabrá nunca. Hay cierta dejadez judicial con este caso. Según la policía, Josep Maria Bartomeu fue el cerebro del Barçagate; Jaume Masferrer, el brazo ejecutor; Óscar Grau, fue el tonto útil; y Román Gómez Ponti, el colaborador necesario. Pero ninguno ha declarado y, por tanto, ni ha podido defenderse ni hemos podido comprobar hasta qué punto se implican o disculpan unos a otros. Eran presidente, asesor de comunicación, director general y jefe jurídico del Barça en aquella época y siguen siendo los cuatro investigados de una causa donde también aparece Carlos Ibáñez, el jefe de I3 Ventures, que antes de colaborar con el Barça había trabajado para Sociedad Civil Catalana.

Más allá de la causa penal, el Barçagate reveló una gestión negligente y éticamente reprobable, el ejemplo de una mala manera de gobernar. Destaparlo fue como el cuento del niño que grita que el emperador va desnudo. Pero cinco años después, las redes sociales siguen mostrando las mismas trincheras e idénticas sospechas. El mismo circo, distintos artistas. El Barça ha sido, es y, posiblemente siempre será, víctima de sus propias guerras intestinas. Un club muy grande con un entorno muy pequeño donde todos quieren controlar el relato y muchos siguen demasiado pendientes de las redes sociales. Sean ellos o sus más estrechos colaboradores, sea de uno u otro modo, siempre estamos igual.

Sique Rodríguez es director del ‘Què t’hi jugues!’ de SER Catalunya y de ‘El Bar’

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