El Barça de Flick pasó a ser el Barça de Lamine y los azulgrana solo logran el empate ante el Betis
Un equipo andaluz muy mejorado y repleto de exjugadores culés alcanzó la igualada en la prolongación ante un rival desfigurado
El Barça empató un partido que muy bien pudo perder cuando necesitaba ganar para acreditar su liderato en la Liga. No supo contener al Betis ni defender la sublime actuación de Lamine. El extremo fue el único jugador azulgrana reconocible en un partido de afirmación verdiblanca para disfrute del Villamarín. El Betis no se rindió ni con el 0-1 ni con el 0-2 sino que alcanzó el 2-2 en la prolongación con un extraordinario gol de Assane. Nunca supo qué hacer el Barcelona, aturdido por el fútbol y la emotividad del Betis, sobresaliente en diciembre después de pasar por un noviembre tan malo como el de Flick. El técnico acabó expulsado, errático con los cambios, consumido por la tensión y entregado a Lamine porque el Barça era inferior al Betis.
Flick desapareció del banquillo de la misma manera que su equipo se esfumó en el descanso. El partido evocó al fin y al cabo al disputado y también empatado en Vigo por no recular hasta Anoeta o Pamplona. El Barça se ha ido apagando desde el derbi y no ha parado de ceder puntos —suma solo cinco de los últimos 15— hasta el extremo que ahora mismo resulta difícil de reconocer al plantel que desbordó en una semana al Madrid y al Bayern. Las victorias contra el Brest y en Mallorca solo han servido para constatar que el Barça se explica más por los goles que por el juego desde que se desinfló en terreno ajeno y en Montjuïc. Ha perdido vigor, sorpresa y también encanto, tampoco tiene autoridad para gobernar ni siquiera los partidos aparentemente sencillos y su credibilidad queda en entredicho en la Liga.
La victoria era innegociable para el Barça si se atiende a la alineación de Flick. Jugaron los once mejores, o los que se supone titulares, y por tanto Lewandowski recuperó el puesto de ariete después de estrenar suplencia en Son Moix. Los azulgrana no necesitaron a su delantero centro para marcar cinco goles en Mallorca. La exigencia era máxima para el polaco, señalado en la derrota ante Las Palmas, porque no atacó ni defendió, menos generoso en el esfuerzo que Raphinha. El brasileño presiona por Lewandowski, tira los desmarques que se ahorra Lamine y no solo marca muchos goles (16) sino que también los evita, decisivo nada más empezar el partido del Villamarín cuando rechazó en la línea de meta un cabezazo de Diego Llorente.
El Betis forzaba un córner cada minuto y suerte tuvo el Barça del despliegue de Raphinha y del saber estar de Iñaki Peña, excelente en un mano a mano con Abde, que se escapó de la línea del fuera de juego mal tirada por Cubarsí e Iñigo Martínez. El sufrimiento azulgrana contrastaba con el entusiasmo de un equipo verdiblanco diezmado por las lesiones —el último en caer fue el portero Rui Silva, atrapado por una dinámica de malos resultados— y por el contrario sostenido por el fervor del sufrido Villamarín. Ante el plantel de exbarcelonistas (Bartra, Altimira, Abde y Vitor Roque) que formaban en el Betis, el único azulgrana presente era Lamine, excelente en el golpeo del balón, un tormento para el Betis.
El partido se resumía en el duelo Abde-Lamine. El juego era atropellado, lentos los azulgrana con la pelota y esforzados los muchachos de Pellegrini en el partido 500 del técnico en la Liga. Los barcelonistas solo se redimieron cuando se calmaron y le pusieron pausa al choque con una jugada colectiva acabada por Lewandowski. El cuero viajó más de un minuto de pie a pie hasta que Lamine conectó con Pedri y el canario profundizó hacia Koundé. El toque del canario fue tan lúcido como el centro del francés y Lewandowski solo tuvo que poner el pie para el 0-1. Posesión y elaboración se impusieron a presión y velocidad para recordar los fundamentos del Barça y la Masia.
Aunque medió el descanso, el gol estimuló sorprendentemente al Betis y desconcentró al Barça, que no supo rematar un encuentro tan franco desde el gol de Lewandowski. Abde y Altimira dispusieron de dos remates francos que no cogieron portería por muy poco y Peña evitó con una intervención extraordinaria el tanto de Chimy Ávila. Los azulgrana no sabían cómo contener al Betis. Los cambios de Flick tampoco ayudaron precisamente a estabilizar al equipo porque De Jong cometió penalti nada más pisar el campo cuando atropelló a Vitor Roque. El VAR corrigió al árbitro, que no había apreciado falta y después acabó por expulsar a Flick, y la pena máxima fue transformada por Lo Celso. El encuentro quedó a merced del Betis hasta que quiso Lamine Yamal.
Flick había decidido quitar sorprendentemente a Olmo, Lewandowski, Pedri y Raphinha. Únicamente quedaba Lamine en la ofensiva azulgrana y, desde la soledad, el extremo se puso a jugar, a regatear y a asistir a Ferran Torres hasta que marcó el 1-2. La actuación de Lamine, que precisamente había debutado con 15 años ante el Betis, no le alcanzó al Barça para ganar porque el equipo se abandonó al completo, suplentes y titulares, incapaces de defender la obra de Lamine. Tampoco bastó la meritoria actuación de Iñaki Peña.
Las concesiones se sucedieron, sobre todo en los laterales, y el empate cayó en un centro de Ruibal que Assane tocó con el interior del pie de forma tan asombrosa que superó a Peña. Jugaba el Betis con delantero, incluido el reaparecido Isco, y no respondía el Barça. El equipo de Flick solo tiene sentido cuando presiona como una unidad, ataca sin parar y resuelve en cada remate, siempre expuesto al gol a favor o en contra, al todo o a la nada, imposible de que se estabilice, incluso cuando juega a favor de marcador, como si no supiera leer el juego, por más interés que pongan los jóvenes de la Masia.
Tampoco ayudó la intervención del entrenador, muy pendiente de la hoja de cálculo, como se descubrió en las rotaciones sorprendentes de Pamplona. Los azulgrana sorprendieron tanto al inicio por su explosiva salida como ahora por su inesperada caída cuando la clasificación invitaba a tirar millas por la situación del Madrid y de Mbappé. Ya no se sabe qué esperar del Barcelona porque no es un equipo hecho sino que está por hacer a partir de la certeza de Lamine Yamal.
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