Los dos penaltis fallados que mantienen al Madrid en el laberinto Mbappé
Tras mostrar dudas contra el Getafe, cuando eludió tirar, el francés, destinado a liderar el equipo, enlazó ante el Athletic dos errores seguidos, algo que no le pasaba desde 2019
Había un Kylian Mbappé en las fantasías de los madridistas que lo desearon durante siete años, y hay otro que, ya con la camiseta del Real Madrid, de momento no se parece demasiado a lo que esperaban. Del mismo modo que, según varias fuentes que le ven a diario, hay un Mbappé en los entrenamientos y otro en el fragor de la competición. En particular, con los penaltis. Habita un mundo en los entrenamientos: “Los mete todos”, dice una de las fuentes. “Todos”, enfatiza. Pero en los tres últimos partidos vive en otro en el que presenta una versión emborronada de ese lanzador clínico del campo de prácticas que según Opta acierta un 80% de los intentos.
El fallo del miércoles en San Mamés, cuando el Madrid perdía 1-0, era el segundo consecutivo, después del que había desperdiciado una semana antes en Liverpool, también cuando el equipo iba 1-0 por detrás. Según los registros de Opta, solo había fallado dos penaltis seguidos otra vez en su carrera, en 2019, cuando aún jugaba en el Paris Saint-Germain. Aunque aquella secuencia tiene alguna diferencia significativa. La principal, que entonces no dejó que nadie se hiciera cargo de ningún penalti tras el primer fallo.
Aquella secuencia empezó el 17 de marzo de 2019, en un PSG-Marsella. Ganaban 3-1 y ya estaban en el cuarto minuto del añadido. Mbappé tiró a su derecha, como en los dos que acaba de desperdiciar, y allí se lo paró Yohann Pelé. Dos semanas y media más tarde, el 3 de abril, en el minuto 66 de la semifinal de la Copa contra el Nantes, el PSG dispuso de otro penalti cuando ganaba 1-0, y él se hizo cargo: volvió a tirar a su derecha, y Tatarusanu lo detuvo. Les pitaron otra pena máxima a favor 19 minutos más tarde, y Mbappé volvió a los once metros. Escogió su izquierda y el portero, que también optó por ese lado, no alcanzó la pelota.
Después de desperdiciar el miércoles en Liverpool la oportunidad de anotar el 1-1 y empezar a rescatar al Madrid de una noche difícil, siguió un camino distinto al de 2019. Cuando cuatro días más tarde el árbitro señaló un penalti a favor del Madrid en el Bernabéu contra el Getafe con 0-0, el francés hizo una seña con la cabeza a Bellingham para que se hiciera cargo, y el inglés marcó. Unos minutos más tarde, el colegiado señaló otro. Mbappé preguntó a Rodrygo si quería tirarlo y le dio la pelota, pero Ancelotti les indicó que debía lanzar el francés. El brasileño le devolvió la pelota y le dijo: “Confianza”, como se aprecia en unas imágenes captadas por Dazn.
El VAR anuló el penalti, pero en el ambiente quedó flotando la duda sobre el nivel de confianza de un futbolista contratado para marcar el paso con goles y liderazgo. Se trata de una inversión estratégica alrededor de la que debería girar el equipo en los próximos años. Unos días más tarde, la víspera de visitar San Mamés, Carlo Ancelotti quiso despejar dudas sobre presuntos problemas de confianza de su estrella recién llegada: “La acción de Mbappé en el penalti con el Getafe alguien puede verla como una inseguridad. Nosotros lo vemos como un acto de responsabilidad y altruismo, y estos son dos aspectos para nosotros muy importantes”.
Al día siguiente, su futbolista se vio de nuevo frente a una pelota que le aguardaba sobre el punto de los once metros. Y escogió repetir lado: volvió a tirar a su derecha. Y allí le estaba esperando Agirrezabala: “Estudiamos todo mucho. Falló el anterior y creía que iba a repetir el lado. Por suerte, así ha sido”, contó el portero del Athletic.
La ejecución fue bastante pobre, lejos de ajustarse al palo donde resulta más sencillo eludir al portero. Pero la elección tenía mucho sentido, según Ignacio Palacios-Huerta, profesor de la London School of Economics que trabaja con clubes ingleses y con selecciones en el análisis y preparación de los penaltis: “Demuestra inteligencia y carácter. No repetir lado cuando fallas es un sesgo muy fuerte que hace predecibles a muchos jugadores. Es decir, cuando se repite lado después de fallar se demuestra estar por encima de ese sesgo”.
Los penaltis son un caso de estudio clásico de la teoría de juegos, la herramienta utilizada por Palacios-Huerta para sus análisis. El lanzador y el portero tratan de encontrar hacia dónde es mejor disparar o lanzarse para tener más opciones de marcar o evitar el gol, en función de lo que se espera que escoja el oponente. Mbappé intentó ser menos predecible y los análisis de Agirrezabala acertaron en que buscaría eso. Pero, además, la ejecución del francés fue decepcionante. “Muy mala”, dice una fuente del vestuario. Ancelotti fue más suave después del encuentro: “No le ha salido bien. Esto en el fútbol puede pasar”.
En algún momento volverá a encontrarse ante el mismo trance. El entrenador confirmó el miércoles que el francés, Bellingham y Vinicius eran los tres posibles lanzadores. Eso sí, mascará su decepción durante bastante más tiempo que en 2019, cuando dispuso de un tercer penalti solo 19 minutos después de fallar el segundo seguido. Ya empezó al terminar en San Mamés: “Un gran error en un partido en el que todos los detalles cuentan. Asumo toda la responsabilidad. Un momento difícil, pero es la mejor oportunidad para cambiar la situación y demostrar quién soy”, escribió en Instagram.
Según Palacios-Huerta, que ha visto a muchos futbolistas lidiar con esas disputas mentales, los dos fallos seguidos tendrán su peso: “La pregunta que se me ocurre es: ¿dónde tirará el siguiente? En algún momento lo hará, y en su cabeza estarán los últimos dos”. Ni la estrella ni el equipo escapan a las dudas que los rodean casi cuatro meses después de su llegada.
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