Lamine Yamal, el dormilón que despierta al Barcelona

Lamine Yamal no necesitó meter ninguno de los cinco goles del Barça para marcar la diferencia en el partido del martes en Son Moix. El extremo provocó el penalti que supuso el 1-2, asistió a Raphinha con el exterior de su zurda en el 1-3, repitió el golpeo para Pau Víctor que supuso el 1-4 de De Jong e inició la acción del 1-5 rematada por Pau Víctor. Aunque su repertorio fue tan amplio que incluso falló dos ocasiones, la cita quedó marcada por el toque de balón en la acción del tercer gol del Barcelona. Una jugada ya vista contra el Villarreal y después ante el Espanyol y que va camino de ser patentada con el permiso de Salah, Vinicius, Palmer y Modric por no evocar a Cruyff. El fútbol adquiere una dimensión particular con Lamine.

“Ha habido momentos en que le hemos exigido, ha tenido que correr hacia atrás y le defendimos bien”, argumentó Arrasate, el entrenador del Mallorca. “El problema ha venido cuando han aparecido los espacios”, prosiguió. “Lamine ha interpretado muy bien el partido, cuándo tocaba acelerar y cuándo frenar y, sobre todo, el momento de poner el balón; tiene diferentes superficies de contacto para hacerlo”. El técnico ya había advertido el día anterior su sorpresa por “el impacto del delantero sobre el juego” cuando solo tiene 17 años. “El Barcelona ataca con más orden, tiene más soluciones ofensivas y está mejor preparado para la recuperación con Lamine”, zanjó Arrasate. Flick fue más conciso: “Le necesitamos”, sentenció el entrenador del Barça.

Los 16 partidos que ha ganado el equipo azulgrana han sido con Lamine de titular si se incluye la Liga (12) y la Champions. No jugó el día que el Barça empató en Vigo, tampoco estuvo en la derrota frente a la Real Sociedad y su participación fue muy limitada en los encuentros perdidos contra Osasuna (31 minutos) y Las Palmas (45). La excepción se dio ante el Mónaco cuando salió de inicio y el marcador fue adverso 2-1. Una lesión en la sindesmosis del tobillo derecho sufrida en Belgrado le tuvo tres semanas de baja y provocó que el Barça pasara un mes de noviembre de “mierda” —palabra de Flick—. Únicamente no se le echó en falta con el Brest. Lamine, que ya suma seis goles, influye en el partido, en el juego y en su equipo y condiciona el del contrario en la Liga y en Europa.

La estadística asegura además que suma 10 asistencias, ocho en la Liga, una más que Salah (Liverpool) y dos menos que Saka (Arsenal) si se le compara con los registros de los cinco mejores campeonatos de Europa. No hay tampoco un mejor regateador en la Liga: cuenta 40 regates, por 38 de Vinicius y 36 de Lukebakio. Lamine se quitó el miedo en la calle, cuando sorteaba con una pelota de plástico a los perros y se enfrentaba a chicos mayores, y se educó en La Masia, “el sitio donde más saben de todo: tener control de uno mismo, saber cuándo hay que jugar lento o cuándo se precisa ser rápido, jugar en equipo”, ha confesado el propio Lamine. Aunque su declaración le acerca a Messi, su referencia es Neymar, sobre todo por la “trivela”, el golpeo con el exterior del pie visto en Mallorca.

Lamine actúa como el solista de la banda de jazz que improvisa desde el solfeo aprendido en el fútbol base del Barça. Actúa cuando toca, como si regulara su esfuerzo, muy paciente en un equipo acelerado como es el de Flick. El técnico ya se enfadó con el jugador por llegar tarde a una charla y se sabe por boca de su amigo Nico Williams que se durmió en el bus camino de la semifinal de la Eurocopa. El dormilón Lamine siempre se despierta a tiempo para que los demás puedan conciliar el sueño después de victorias como las alcanzadas ante Francia y en Mallorca.