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El camino desde Rubiales hasta Del Bosque: la lucha de las futbolistas por transformar una federación machista

La presencia del exseleccionador en San Mamés durante la final de Champions representa un hito en el trayecto que empezaron las jugadoras de la selección y del Barça en 2022 para propiciar cambios en la RFEF

Fútbol femenino
Vicente del Bosque, el sábado en San Mamés durante la final de la Champions entre el Barcelona y el Lyon.LUIS TEJIDO (EFE)
Diego Fonseca Rodríguez

La imagen de Vicente del Bosque el sábado en el palco de San Mamés durante la victoria del Barcelona ante el Olympique de Lyon en la final de la Champions League femenina tuvo una simbología enorme. El exseleccionador, una figura de consenso que preside la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión impulsada por el Consejo Superior de Deportes (CSD) para tutelar a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ante la sucesión de escándalos en los que se ha visto inmersa, fue la cabeza visible del fútbol español en Bilbao, donde se batió el récord de asistencia en una final de la competición continental. La ausencia del presidente de la federación, Pedro Rocha —el sucesor de Luis Rubiales—, y la presencia de Del Bosque —que puso como condición para liderar la comisión no cobrar ningún salario— representan el avance de la lucha que iniciaron en 2022 las jugadoras de la selección española y del Barcelona por transformar un organismo que históricamente las ha marginado y tratado peor que a sus compañeros hombres.

El exseleccionador, con gafas, camisa blanca y traje y corbata oscuros, representó en el estadio al Gobierno de España. También estuvo Pilar Alegría, ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, y María Ángeles García, vicepresidenta primera de la RFEF, pero en el palco no se sentó ningún miembro del organismo que rige el fútbol español cercano a Rubiales. Rocha, imputado en la Operación Brodie —en la que se investigan presuntas irregularidades en la federación durante el mandato de su antecesor— y sobre el que pesa un expediente por falta muy grave que le abrió el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), acordó el viernes con el CSD que no acudiría a San Mamés.

La presencia de Del Bosque no es nada parecido al final de la lucha que iniciaron las futbolistas, pero representa un hito en el camino que 15 de ellas comenzaron en septiembre de 2022 cuando renunciaron a ir a la selección si no se producían cambios estructurales en el femenino. De quienes protagonizaron la llamada crisis de las 15, siete estuvieron el sábado sobre el césped de San Mamés o en el banquillo: Ona Batlle, Aitana Bonmatí, Mariona Caldentey, Patri Guijarro, Mapi León, Sandra Paños y Claudia Pina. Además, otras dos, las capitanas de la selección Irene Paredes y Alexia Putellas, no firmaron en su momento el comunicado, pero apoyaron de forma pública a sus compañeras. Ambas habían convivido en La Roja hasta 2015 con el exseleccionador Ignacio Quereda, acusado de tratarlas con desprecio durante su dilatada etapa al frente del banquillo español (desde 1988 hasta 2015).

Algunas de las futbolistas dieron marcha atrás y se mostraron otra vez convocables antes del Mundial de 2023, pero tras conquistar la primera Copa del Mundo el pasado verano, la situación estalló con el beso que le plantó Rubiales a Jenni Hermoso en plenas celebraciones por el título en Sídney. El comportamiento del expresidente de la federación —que también se tocó los genitales en el palco del estadio durante la final contra Inglaterra— suscitó el rechazo de millones de personas en España y en el mundo.

La misma noche en la que besó a Hermoso, Rubiales —denunciado por la vía administrativa y procesado por agresión sexual y coacciones— entró en directo en la Cadena Cope y llamó “gilipollas” y “tontos del culo” a quienes se indignaron por su comportamiento, pero la ola de rechazo no paró de crecer en todos los sectores de la sociedad: en la calle, pero también en la política y en las instituciones después de que las jugadoras entonaran el ya famoso “se acabó” que inició Putellas el viernes 25 de agosto de 2023.

La revolución que comenzaron las futbolistas por el caso Rubiales en la RFEF —un organismo privado que ejerce una función pública— después del Mundial provocó que el expresidente de la federación diera un paso al lado el 10 de septiembre de 2023, dos semanas después de su chulesco “no voy a dimitir” —repetido cinco veces—ante el repudio mayoritario que había suscitado su forma de actuar. Desde entonces, también han caído el exseleccionador Jorge Vilda, del que las jugadoras cuestionaban sus métodos de entrenamiento; Albert Luque, a la sazón director deportivo, y Rubén Rivera, entones director de marketing, para los que la fiscalía pide un año y medio de cárcel por presuntas coacciones a Hermoso para que “públicamente justificara y aprobara el beso que contra su voluntad le dio Luis Rubiales”, según el escrito del ministerio público.

Las jugadoras, entre otras cosas, también lograron la creación de una comisión a la que acudir en momentos de crisis, la elaboración de un protocolo de actuación en casos de violencia sexual y la destitución de otros dos nombres propios a quienes habían señalado: Andreu Camps, entonces secretario general, y Pablo García Cuervo, que era el director de comunicación. Ambos habían quedado muy debilitados a ojos de las futbolistas tras la gestión de la crisis de las 15 tras calificarlas de rebeldes y llamarlas “niñatas”.

Mapi León, el sábado en San Mamés tras ganar la final de la Champions al Lyon.
Mapi León, el sábado en San Mamés tras ganar la final de la Champions al Lyon.INMA FLORES

La situación, con todo, está lejos de desencallarse de forma definitiva. Rocha, un delfín de Rubiales, continúa al frente de la federación y algunas de las mejores futbolistas del mundo, como Guijarro, Pina o Mapi, todavía no han querido volver a la selección a pesar de que en dos meses La Roja tiene una cita histórica, sus primeros Juegos Olímpicos.

El sábado, sobre el césped de San Mamés también estuvieron dos jugadoras del Lyon que levantaron la voz por la igualdad entre hombres y mujeres y el trato que sufrieron como profesionales. Una fue la delantera noruega Ada Hegerberg, la primera Balón de Oro de la historia, que renunció a jugar el Mundial de 2019 por la situación de desigualdad —con peores infraestructuras y recursos— que sufría su selección en comparación con sus compañeros. La otra fue la centrocampista Damaris Egurrola, que tras concatenar éxitos en las categorías inferiores de España decidió jugar con Países Bajos en abril de 2022 después de que Vilda estuviese casi tres años sin convocarla para la absoluta —había debutado en un amistoso en mayo de 2019 contra Camerún—. Egurrola, que en el Mundial sub20 ya había tenido un encontronazo con el técnico en el vestuario cuando le espetó que no le gustaba cómo jugaba, mantuvo incluso un rifirrafe público con el exseleccionador y lo acusó de mentir cuando dijo que había intentado contactar con ella para seleccionarla. La centrocampista explicó hace unos días el episodio en una entrevista con este diario: “Me tocó levantar la voz, era lo que necesitaba, que la gente supiese la verdad”.

Ada Hegerberg trata de regatear a Aitana Bonmatí el sábado en San Mamés durante la final de la Champions.
Ada Hegerberg trata de regatear a Aitana Bonmatí el sábado en San Mamés durante la final de la Champions.Susana Vera (REUTERS)

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.
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