La deriva deportiva e institucional del Espanyol, un club teledirigido desde China
Chen Yansheng, el dueño del grupo asiático propietario del equipo ahora en Segunda y fuera del ascenso directo a Primera, busca la venta de la entidad perica cuando cumple tres años sin pisar Cornellà
La temporada del RCDE Espanyol, ahora en Segunda División, no está siendo lo que se esperaba. Liderado por Luis Miguel Ramis en el banquillo, quien no tiene una gran sintonía con la afición, el equipo no consigue consolidarse en los puestos de ascenso directo, ahora terceros, eso sí, a solo dos puntos del liderato. Pero sin conseguir más de dos victorias consecutivas y solo salvado deportivamente por Martin Braithwaite —17 goles en 26 partidos, máximo goleador de Segunda, tras rebelarse contra el club en verano— el conjunto no da con un juego que le permita mostrar jerarquía y añadir presión a sus rivales más inmediatos. “Todo lo que no sea el ascenso directo es un fracaso descomunal”, afirman tajantes en la Asociación de pequeños y medianos accionistas del Espanyol (APMAE).
Dos descensos en tres años, pocos y cuestionables fichajes y una falta de proyecto deportivo, elevan la impaciencia de los aficionados y ponen en entredicho la gestión del grupo chino RASTAR —accionista mayoritario desde 2016—, con Chen Yansheng al mando desde China (hace unos tres años que ni siquiera pisa Barcelona), y del actual director deportivo, Fran Garagarza. “No tenemos directiva, no hay nada”, señala un exdirectivo del club. Con todo, en el entorno del Espanyol crecen los rumores —presentes desde hace meses— de que RASTAR quiere vender, pero no encuentra comprador. Y es que el valor de mercado de la entidad ha caído en picado: de 256 millones a poco menos de 100 en tan solo un año, según Marc Menchén, CEO de 2Playbook, una empresa que colabora con LaLiga y que realiza informes para equipos de Primera y Segunda. El problema es estar en Segunda. “Vivimos el peor momento de nuestra historia”, asegura el mismo exdirectivo del equipo.
La pobre estructura de la directiva, liderada por Yansheng, genera un descontento enorme entre los aficionados. “El Consejo de Administración intenta transmitir sensación de normalidad; sin embargo, es puro conformismo”, denunciaba la APMAE en un comunicado el pasado 11 de febrero. Y añadían: “No hay un plan estratégico, exigencia y competitividad profesional. Estamos inmersos en una deriva deportiva, social e institucional”.
Sin dejarse aconsejar por ninguno de los presentes ni anteriores directivos, todas las decisiones se toman en un cónclave formado por solo cuatro personas: Yansheng, actual dueño y presidente del club, Mao Ye, CEO de la entidad, Garagarza y Rafael Marañón, un exfutbolista que entró en la directiva en 2020 y que ejerce labores de representación. “Un club no se puede dirigir a 12.000 kilómetros de distancia”, critica un exconsejero del club. Hace tres años que el presidente no visita las instalaciones, tampoco el RCDE Stadium. “¿Cuántos meses hace que no baja una persona con poder al vestuario a hablar con los jugadores?”, reclama el mismo exconsejero.
Los problemas empezaron tras el primer descenso, en 2020, según asegura un exdirectivo de la época. RASTAR mostró la puerta de salida a jugadores importantes —como Marc Roca y Gerard Moreno— y cualquier atisbo de estabilidad salió con ellos. “Es la peor gestión de nuestra historia. Somos el único club que ha bajado gastando 60 millones en fichajes”, afirma un exdirectivo presente en el club durante décadas. “El Consejo de Administración está muy alejado de la realidad social del Espanyol y de su día a día”, explica la APMAE, el principal contrapeso de RASTAR. Nadie parece dar con la tecla en el Espanyol. La dirección deportiva, tampoco y, por el camino, Garagarza es señalado. “Es el gran culpable porque es el arquitecto de este equipo. Hace animaladas”, asegura una fuente con conocimiento directo del club. Con el beneplácito directo del presidente, no hay ninguna figura de control del trabajo del área deportiva.
La situación deportiva e institucional ha derivado en una desafección social. En el día a día de la calle ya no se respira pasión por el Espanyol, pese a que los números de socios son positivos, 30.200, de los que 25.400 abonados, la mejor marca desde la temporada 2011-2012. En un año han ganado 3.719 abonados, a base de recurrir a una campaña de reducción de precios del 50%. Los números, creen algunos exdirectivos, engañan. “Estamos muertos en la calle, institucionalmente y en los medios de comunicación. Antes había 20 o 25 periodistas una mañana cualquiera, ahora no queda nadie”, asegura un exdirectivo de peso en la entidad.
“Con RASTAR, el Espanyol estará entre los cuatro y seis primeros”, auguraba el expresidente Daniel Sánchez Llibre en 2015, cuando anunció que Ramón Condal y él vendían sus acciones, que ascendían al 33%, con el club en Primera entonces. La situación financiera de la entidad era complicada. “No puede pasar un día más con esa deuda gigantesca con Hacienda”, añadía Sánchez Llibre. Y no era solo un problema con la Administración pública, pues en el verano de 2015 aún se debían más de 100 millones por la construcción del estadio de Cornellà. La apuesta salió cruz.
Ocho años después de su llegada, aquellos vaticinos no se cumplieron y aumentan los rumores de que Yansheng quiere vender el club. Según La Grada, un medio digital dedicado exclusivamente a seguir la actualidad del Espanyol, RASTAR pide 120 millones de euros, más 50 adicionales si consiguen el ascenso. “No hay compradores al precio que necesitan. Es imposible”, señala el CEO de 2Playbook. Y añade: “Un club de Segunda vale como mucho 100 millones. Para conseguir más de eso, se necesita una estabilidad deportiva que no tienen”. El grupo chino, sin embargo, no ha comunicado cuáles son sus intenciones y los accionistas hace meses que reclaman información. “Solicitamos que se nos involucre en las decisiones de transmisión de la propiedad”, dicen en la APMAE, que verían con buenos ojos la venta.
La desesperación es tan grande que un grupo de aficionados se ha unido para recomprar el Espanyol. El objetivo: reunir entre 10 y 15 millones y encontrar un inversor para el propietario, para que pueda vender y haya socios en el Consejo. La llamada Ambición Perica se suma a la iniciativa Chen Go Home (Chen, vete a casa, traducido al español), de la peña activista Curva, que han colocado pancartas en los consulados chinos de Barcelona, Madrid y otras ciudades europeas.
Nada parece estar logrando convencer a fondos de inversión saudíes, ni estadounidenses —los posibles compradores que estaría tanteando RASTAR—. Tampoco la marca Barcelona. “A un talento extranjero decirle que venga a Barcelona, no es lo mismo que a Vigo”, apunta Menchén con picardía. “Compartir ciudad con el FC Barcelona es una liada, pero es un proyecto que tiene espacio para crecer”, añade el CEO de 2Playbook. El viacrucis del Espanyol coincide con el crecimiento exponencial del Girona. Los de Míchel, para Menchén, “tienen más fácil absorber aficionados”. En el entorno del Espanyol niegan que les hayan desbordado. “Siempre les hemos ayudado cuando nos han necesitado”, reivindica un exdirectivo.
“Somos un gigante dormido por esta gente, pero yo espero y deseo que despertemos pronto y volvamos a ser grandes”, desea el mismo exdirectivo. “Nunca más estaremos con el sufrimiento de ver si el presidente vende o no. Esto se ha terminado”, declaró Sánchez Llibre en el momento de la venta. Años después, lejos de terminar la incertidumbre, el Espanyol está más perdido que nunca. Y la sombra del se vende vuelve a planear con mucha fuerza. Ahora, para alegría de muchos.
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