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Willy Hernangómez no se encuentra: la mala temporada del mejor pagado en el Barcelona

El pívot, suplente con Grimau, empeora sus minutos y registros con Peñarroya, que prioriza a Vesely y Metu sobre el jugador con el salario más alto de la plantilla

Willy Hernangómez, en un partido esta temporada.
Willy Hernangómez, en un partido esta temporada.Borja B. Hojas (Getty Images)
Jordi Quixano

El Barça fue un equipo de dos rombos durante buena parte del encuentro de Euroliga el miércoles ante el Partizán en un pabellón con 20.000 gargantas inmunes al desaliento, vencedor al final del envite por más que el rival le diera un susto morrocotudo en el último cuarto. La alegría por el triunfo, las miradas de gazuza y la intensidad ya son una señal de identidad y del trabajo del técnico Joan Peñarroya, amén de un baloncesto magnético que mezcla lo académico con lo callejero, expresado en dos jugadores como Punter y Parker, que no entienden de contextos ni presiones. Todo era algarabío porque el Barça es competitivo y tiene carácter. Bueno, todo no; Willy Hernangómez, atornillado inflexiblemente al banquillo, mantenía el gesto torcido y la mirada vacía, preocupado porque no cuenta con muchos minutos y, sobre todo, casi ninguno caliente. Su situación, sosía de la del curso anterior con Roger Grimau como entrenador, incluso peor, delata que Willy no encaja en este Barça. Una tara sonora porque es el jugador que más cobra de la plantilla, cerca de 4,5 millones por curso.

Durante la temporada anterior, Hernangómez no hizo migas con Grimau, que entendía a Vesely como el pívot titular, siempre fiable. “No me comas la oreja, te quedan dos telediarios”, llegó a decirle el jugador en un descanso europeo ante el Mónaco. “Cuando pasó aquello, pensé en el club. Willy es un jugador franquicia en el que se han gastado mucho dinero. ¿Qué gano apartando a un jugador? Preferí intentar ir juntos, pensando en el club”, reveló el extécnico a RAC1 hace unas semanas. Pero no funcionó, pues el área técnica veía que el español tenía muchos puntos en sus muñecas, pero muy poca intensidad defensiva. Eso hizo que desde la dirección deportiva y la directiva le enviaran un mensaje diáfano, pues debía ponerse las pilas para cambiar la situación. Aclaran desde el club que Hernangómez lo intentó y se esforzó, pero no llegó al mínimo que exigía el entrenador. Una rémora que se repite con Peñarroya, que quiere más intensidad. Mucha más.

Por los pasillos del Palau cuentan que Hernangómez es un tío encantador, amable y de trato fácil. Pero cuando entra en la cancha todavía no da la talla. “Es un poco happy”, explican; “le falta un poco de sentido competitivo, como ocurre con muchos que vienen de la NBA, que no acaba de comprender que hay que luchar por cada bola y cada partido, y que no se puede perder de 30 puntos nunca”. A eso se le suma, según la entidad azulgrana, que sigue sin poner los puntos sobre las íes en defensa y que en ocasiones también es un poco blandito en ataque. Argumentos para que Peñarroya no le ponga. “Lo va a sacar cuando crea. Joan quiere ganar y eso pasa por poner a los mejores o a los que estén en el mejor momento” resuelve una voz autorizada del club. Y eso ahora no pasa con él, lejos del quinteto ideal.

Desde el Barça se ha acordado con el técnico que no se desista con Hernangómez, pues todos saben de lo que es capaz cuando está concentrado y enchufado. “Joan trabaja para que esté bien y ayude al equipo, para que mejore como lo están haciendo la gran mayoría, como Núñez, Fall, Metu, Parra… Así que el mensaje del entrenador es claro: ‘Si quieres jugar, trabájalo y merécelo”, explican desde el Palau. Cosa que por el momento no ocurre y que se traduce en castigos deportivos, pues fue excluido del duelo ante el Unicaja como también sucedió en los partidos europeos con el Baskonia, amén del choque contra el Partizán que vio desde el banquillo. Sucede que al contrario del año pasado, cuando solo tenía a Vesely como competencia, en este curso se está quedando rezagado ante la explosión de Metu y las aportaciones de Fall. “Metu va como un tiro, Fall está creciendo y Vesely está como siempre. Tiene una competencia muy fuerte y no va a jugar por ser el que más cobra. En este equipo se juega por meritocracia”, dicen desde el Palau. Peñarroya cogió el testigo desde el Belgrado Arena: “Hay muchos partidos y hay que estar preparado para cuando te toque jugar. Confío en todos y creo en las rotaciones. No me tengo que complicar mucho porque somos trece. Así que la situación que ha tenido que pasar Willy pasará a menudo si estamos todos”.

Por ahora las estadísticas son claras: en la Euroliga juega 15,24 minutos por encuentro, por los 21,30 de Vesely y los 19,29 de Metu; acumula 3,4 rebotes por los 4,8 de Metu y los 4,6 de Vesely; y su valoración se queda en 7,6 por los 15,6 de Vesely y los 8,6 de Metu. Y en la ACB, donde se dan más rotaciones por el momento, suma 14,12 minutos por los 14,29 del checo y 18,50 del americano; cuenta 7 puntos de media por los 11,9 de Metu y 8 de Vesely; y sí que gana en rebotes, con 4, por los 2,9 de Metu y 1,4 de Vesely.

Si bien Willy dijo estar muy motivado para ofrecer su mejor versión este año, para cumplir con la expectativa de ser el jugador franquicia en el Barcelona, pues llegó para asumir el liderazgo tras Mirotic, entonces campeón y MVP del Eurobasket de 2022, el pívot sigue sin dar el paso adelante. Desde el club esperan a que acabe el curso para hacer el balance. “No tiramos la toalla y queremos que funcione”, esgrimen, sabedores también de que si la situación sigue enquistada habrá que buscarle una salida para que libere una ficha tan generosa, la más del plantel.

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