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Los Knicks fichan a Karl-Anthony Towns para luchar por el anillo de la NBA

El equipo de Nueva York logra un hombre alto de garantías a cambio de entregar a Donte DiVicenzo y Julius Randle a los Timberwolves

Karl-Anthony Towns
Karl-Anthony Towns, en un partido de mayo pasado con los Minnesota Timberwolves.Ron Chenoy (USA TODAY Sports via Reuters Con)
Miguel Jiménez

A solo unos días para que el balón empiece a botar en la pretemporada de la NBA, llega el fichaje del verano. Los New York Knicks han llegado a un acuerdo para incorporar a su plantilla a Karl-Anthony Towns, el pívot dominicano estadounidense de los Minnesota Timberwolves, cuatro veces All-Star y en plena forma a sus 28 años de edad. Junto a Anthony Edwards, fue decisivo para que el equipo de Minneapolis llegase a la final de la Conferencia Oeste, dejando en la cuneta a los Denver Nuggets, que llegaban con la vitola de campeones. Ahora, KAT, como se conoce al nuevo fichaje de los Knicks —adelantado por The Athletic y pendiente de confirmación oficial—, aspirará a lograr el anillo de campeón con los de Nueva York.

Los Knicks necesitaban desesperadamente un hombre alto al nivel del resto del equipo. Desde el final de la pasada temporada habían perdido a su pívot Isaiah Hartenstein, rumbo a Oklahoma City Thunder. Además, tienen lesionado a Mitchell Robinson. Karl-Anthony Towns, número uno del draft de 2015, no solo aporta centímetros (mide 2,13 metros) y rebotes, sino también poder anotador. La temporada pasada logró una media de 21,8 puntos y 8,3 rebotes por partido, con un porcentaje de acierto del 50% en tiros de campo y del 41,6% en triples.

En Nueva York, KAT no solo vuelve muy cerca de su lugar de nacimiento (Nueva Jersey) sino que se reencuentra con Tom Thibodeau, que fue su entrenador en Minnesota entre 2016 y 2019. El técnico sabe lo que puede aportar su nuevo fichaje y no le ha importado sacrificar dos piezas que fueron muy valiosas en la notable temporada del equipo neoyorquino del año pasado: el escolta Donte DiVincenzo, de 27 años, y el ala pívot Julius Randle, de 29.

Los Timberwolves sacrifican a una de sus estrellas a cambio de más tiro exterior y de la versatilidad que les faltó para batir a los Dallas Mavericks en la final de la Conferencia Oeste del año pasado, a la que llegaban por primera vez en 20 años. Los Timberwolves tenían estrecheces presupuestarias para poder retener a largo plazo a Karl-Anthony Towns y a su gran estrella, Anthony Edwards, y se han movido para tratar de compensar lo mejor posible su salida.

Los de Nueva York, por su parte, acabaron cayendo en unas decepcionantes semifinales de la Conferencia Este frente a los Indiana Pacers, después de una trabajada victoria en primera ronda contra los 76ers de Filadelfia. Randle, que había promediado 24,2 puntos, 9,2 rebotes y 5 asistencias en los primeros 46 partidos de la temporada, se lesionó de un hombro en enero, tuvo que operarse y no llegó a los playoffs. Si vuelve a las canchas en tan buen estado de forma como las dejó, puede que al final los Wolves ganen más de lo que pierden con la salida de KAT. En Minnesota, Randle también se reencuentra con un técnico conocido, Chris Finch, con quien coincidió en los New Orleans Pelicans.

DiVicenzo, por su parte, es un gran triplista que mejoró sus prestaciones en la postemporada. Los Knicks habían fichado a Mikal Bridges, de 28 años, procedente de los Brooklyn Nets, otro de los grandes movimientos del verano, que demuestra las ambiciones de título de los neoyorquinos. Los aficionados estaban esperando ver sobre la pista a los Villanova Knicks, pues tanto la estrella del equipo, Jalen Brunson, como Josh Hart, Donte Divicenzo y Bridges proceden todos de la pequeña Universidad de Villanova (Pensilvania). Al final, no llegarán a coincidir los cuatro.

La operación, con sentido para las dos partes, es la aparente traca final de un mercado de fichajes sin grandes movimientos, quizá a la espera de la ventana de invierno. La mayoría de los equipos se ha empleado a fondo en retener a sus estrellas, empezando por los campeones, los Celtics, que conservan el bloque que les permitió ganar el anillo.

En ese mercado a bajas revoluciones, uno de los fichajes más llamativos ha sido el fichaje de Klay Thompson por los Dallas Mavericks, en la primera operación de la historia de la NBA en la que tomaron parte de forma simultánea seis equipos.

Thompson es un triplista nato, el jugador que menos necesita botar el balón para encestar, uno de los puntales de los triunfales Golden State Warriors de la pasada década, escudero de Stephen Curry. Fue elegido en el puesto 11º del draft de 2011 y decidió jugar con el dorsal 11. El escolta de 1,98 metros de altura y 34 años de edad ha pasado toda su carrera en los Golden State Warriors, el equipo que lo seleccionó. Es un gran triplista al que ni siquiera Curry ha podido eclipsar del todo. Es sexto en la lista de triples de todos los tiempos de la NBA con 2.481. Tiene récords como el de mayor número de triples en un partido (14 contra los Chicago Bulls en 2018), el mayor número de triples consecutivos sin fallar (10 contra los Lakers en 2019) o el mayor número de triples anotados en un cuarto (9 contra los Sacramento Kings en 2025). Este último vino acompañado del récord de puntuación en un cuarto, con 37 puntos. Ha jugado cinco veces el All-Star y ha sido elegido dos veces para el mejor equipo. Eso, a pesar de las lesiones que ha sufrido.

Ahora, sin embargo, el peso de la edad y de las lesiones le convierten en un jugador menos sólido, especialmente en defensa, donde los Mavericks ya flojean por momentos con Luka Dončić y Kyrie Irving. En la cabeza de los directivos y técnicos de Dallas seguramente haya pesado el bajo porcentaje de tiros de tres que fueron capaces de encestar en los cinco partidos de la final de la NBA de la temporada pasada contra los Celtics, pese a contar con los citados Irving y Dončić. Habrá que ver si la solución funciona.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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