El Barcelona ficha a Juan Núñez y el Real Madrid a Serge Ibaka

La hegemonía contra la revolución. El Real Madrid, campeón de la Liga Endesa y de la Copa, también segundo en la pasada Euroliga, se refuerza para mantener su gobierno, al tiempo que el Barcelona, que se quedó en blanco el curso anterior —cosa que no sucedía en cuatro años—, pretende mantener el pulso con su archienemigo. Para ello, ahora en tiempo de ventana de fichajes, refuerzan sus equipos. Los dos últimos en llegar: el pívot Serge Ibaka (Brazzaville, Congo; 34 años) se viste de blanco y el base Juan Núñez (Madrid; 20 años) lo hará de azulgrana.

El Barcelona ha incorporado varias piezas para completar su puzle, para no volver a sufrir un fiasco como en el curso anterior. El último en llegar es Juan Núñez, jugador con el que ya hacía mucho tiempo habían llegado a un acuerdo a la espera de saber la decisión definitiva del base, pues quería saber dónde estaba tras el draft de la NBA. Se quedó en el puesto 36, escogido por los Indiana Pacers, por más que sus derechos fueron finalmente traspasados a los San Antonio Spurs. Tras evaluar sus opciones, Núñez, que se formó en la cantera del Madrid —tenía los derechos deportivos del jugador— y que es un habitual con la selección española —formó parte del equipo que logró el salvoconducto para los Juegos Olímpicos—, y selló su vínculo como azulgrana hasta 2027.

Base inteligente para leer las líneas y asociarse con sus compañeros, además de poseer un gran manejo del balón, Núñez ocupa el puesto de base que compartirá con Satoransky, toda vez que el club ya anunció el adiós de Jokubaitis (Maccabi Tel Aviv) y no se espera que Ricky Rubio siga de azulgrana, más próximo al Joventut. Núñez jugó hace dos años 15 encuentros con el Madrid para dar el salto al Ratiopharm Ulm alemán en la pasada campaña, titular por definición con números sugerentes: 9.6 puntos, 3.5 rebotes y 4.7 por partido que llevaron al equipo a proclamarse campeón de la liga alemana por primera vez en su historia. Antes que Núñez, llegaron el técnico Peñarroya (en sustitución de Grimau), el escolta Kevin Punter (Partizán) y el alero Justin Anderson (Valencia Basket).

Por otro lado, aunque no era una decisión de su gusto, el Real Madrid aceptó la marcha de Poirier al Anadolu Efes porque el pívot quería más protagonismo, siempre a la sombra de Tavares. Pocos jugadores con su talento y puntos en las manos, también soberanía en la zona, funcionaban tan bien como Poirier, un suplente de lujo. Así que su marcha era un quebradero de cabeza para el equipo de Chus Mateo, que al fin le ha puesto una solución. Ese es Ibaka, que en sus inicios jugó en el CB L’Hospitalet y el Manresa —trampolín para ir a la NBA— y que ya estuvo unos meses en el Madrid en 2011, cuando la liga norteamericana cerró por el lockout [cierre patronal] hasta que regresó a Estados Unidos.

Ganador de un anillo con los Raptors (2019) junto a Marc Gasol, el hispano-congoleño Ibaka destaca por su potente juego interior y por su intensidad defensiva bajo el aro —además por su notable tiro de tres, lo que le permite jugar de 4—, por más que ya no esté en una de sus mejores versiones. Pero su relación con la canasta no se estropea (12,6 punyos y 6,8 rebotes este curso en el Bayern de Laso, donde conquistó la Copa). Tras jugar desde 2008 a 2023 en la NBA —Oklahoma City Thunder, Orlando Magic, Toronto Raptors, Los Angeles Clippers y Milwaukee Bucks—, fue cortado por Indiana Pacers, poseedor de sus derechos pero con quienes no jugó, y regresó a Europa, a Alemania. Ahora vuelve al Madrid para explicar que después de Tavares el equipo tiene muchos centímetros (2,08 metros) y puntos, cosa que también esperan aportar los otros fichajes del curso: el base dominicano pero comunitario Andrés Feliz, que llega del Joventut de Badalona para dar relevo a Sergio Rodríguez (retirada) y Carlos Alocén (baja); y el escolta Xavier Rathan-Mayes, procedente del Enisey Krasnoyarsk.

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