Carlos Alcaraz, el adelantado: “Ni Federer, ni Nadal ni Djokovic eran como él a su edad”
El español, subrayado como un talento único por los expertos, impresiona por su madurez técnica y estratégica, así como por una predisposición digna de un elegido
A Íñigo Gurruchaga, veterano periodista vasco que ha cubierto guerras y conflictos de todo tipo, y que hace más de 30 años hizo de Londres su otro hogar, le pica la curiosidad. Alza la mirada y sobre la peana de la sala de conferencias de Wimbledon, departiendo, ve al chico y al hombre, al joven y al veterano. Un dos en uno, todo a la vez. Lo primero, porque por mucho que su realidad le haya obligado a desarrollarse más rápido de lo normal, a Carlos Alcaraz le delatan los frecuentes chispazos juveniles que desprende, lo mismo las risotadas que la jerga (“tío”, “tío”, “tío”, se dirige con frecuencia a su entrenador) que suele emplear en su círculo de confianza; lo segundo, porque a él, que ha visto crecer y hacerse a Rafael Nadal en los sucesivos pasos del mallorquín por Londres, le impacta el control de la escena que demuestra el murciano, ataviado con un llamativo gorro de pescador que hace inevitable la pregunta del reportero.
– Tengo curiosidad sobre las virtudes del gorro que has elegido. ¿Va a ser tu marca durante todo el torneo o es simplemente un arrebato personal?
– Pues no lo sé... ¡Debería! [risas] No, me veo bien, así que tal vez me sirva de amuleto. Si me va bien a principios de semana, a lo mejor la llevo todos los días. Es chulo…
Gurruchaga, como se indicaba, vio durante las dos últimas décadas el florecimiento del fenómeno Nadal, del torbellino de la bandana, los pantalones piratas y la camiseta sin mangas hasta el hombretón que es hoy. Y señala una particularidad entre el balear y Alcaraz: “Son una fuerza animal”. A la vez que matiza: “Pero este último es más sofisticado”. Subraya durante la conversación su “seguridad”, pese a los 20 años que tiene, y por encima de todo le llama la atención su “personalidad” para sobreponerse a una circunstancia tan complicada, al hecho de tener solo 20 años y al mismo tiempo la obligación de manejar todo lo que conlleva ser una excepción; para muchos especialistas insólita, de hecho.
Expertos, técnicos, jugadores y allegados que han seguido de cerca los pasos de Alcaraz remarcan una coincidencia: siempre ha sido un adelantado a su edad. De algún modo, con él desaparecen las fases lógicas del crecimiento. Impresionaba de niño, como juvenil y ahora en este proceso de eclosión aún incompleto.
“Es algo que no hemos visto hasta ahora: una especie de combinación enfermiza de Roger, Djokovic y Nadal”, apunta el croata Ivan Ljubicic, que acompañó al genio suizo en su tramo final en el circuito. “Puede hacer daño de muchas formas”, expresaba recientemente Paul Annacone, tutor de Federer en su etapa intermedia. “Creo que la hierba es una superficie muy interesante porque muchas veces veo jugar a alguien y pienso: ‘Este tipo puede jugar bien aquí, pero por la razón que sea, no le gusta’. Y luego está Alcaraz, que piensas que su juego quizá no se adapte realmente al césped, pero que al final lo hace tan bien... Él mismo dice que es su superficie favorita. Ahí es donde es sorprendente. Quizá pueda ganar cinco títulos en Wimbledon, pero nunca se sabe”. Y abunda el iracundo Nick Kyrgios: “Ver lo que ha sido capaz de hacer en tan poco tiempo es una locura. Tiene mucha disciplina y le encanta el deporte. Lleva un showman dentro, y eso me gusta”.
Cabeza, técnica, determinación
Consultado por este periódico, el granadino Manuel Orantes destaca que el actual número uno “lo tiene absolutamente todo” y que “técnicamente es increíble”, además de que “cuenta con una buena cabeza”. El campeón del US Open y la Copa de Maestros de 1975 considera que “ni Federer, ni Nadal ni Djokovic tenían tanta potencia a la misma edad” y vaticina “una carrera realmente impresionante”.
Alcanzada la veintena, Nadal poseía ya dos grandes, mientras que los otros dos gigantes todavía no habían alzado ninguno. Alcaraz posee uno, logrado el curso pasado en Nueva York, pero más allá de logros genera una unanimidad nunca vista por su madurez dentro y fuera de la pista. A su ética de trabajo y su determinación, inusual entre los jóvenes que progresan hoy día en el circuito masculino, le añade un poso técnico, táctico y mental que escapa a lo ordinario. Se acentúa hoy día la excepcionalidad en esta gira sobre el verde, territorio complicado e incontrolable donde los haya. “Siento como si hubiera jugado diez años en esta superficie”, transmite el de El Palmar, el primer tenista distinto a Nadal, Federer y Djokovic que acude a Wimbledon como primer cabeza de serie en 20 años. “Soy un chico que aprende rápido”, agrega.
A diferencia de otros jugadores que apuntaban alto y se han ido diluyendo, o de otros que han ido refugiándose en las excusas para justificar el estancamiento, Alcaraz huye de los subterfugios y por su discurso suele asomar la autocrítica. A pesar de que apenas acaba de empezar, se desempeña profesionalmente como un tenista de largo recorrido.
“A mí, como aficionado al tenis, comprar a cualquier jugador con los tres magníficos, por más potencial que pueda tener, se me hace muy difícil. Yo soy de la edad de Federer, y he jugado contra Rafa y Novak, y a veces pienso: ¡Pero si ganar un Grand Slam ya es la leche! Sampras había ganado 14, y eso ya era absolutamente increíble, y también estuvo Borg. Antes, Becker, Edberg o McEnroe ya eran dioses, y vemos lo que han hecho esos tres y cuesta mucho entenderlo. Todavía hay veces que me siento, lo pienso y lo discuto con compañeros y me digo: ‘Esto no es posible’. ¡No es real! Es como cuando ves a Kipchogue correr un maratón y hace una marca increíble. ¡Pero si corre durante 42 kilómetros a la misma velocidad a la que yo hago un sprint de 100 metros! Eso es inhumano. Por eso pienso que la comparación no es justa”, introduce el toledano, de 41 años. “Pero también creo que después de esos tres tíos, yo no he visto nada similar a lo de Carlitos, y mire que he visto tenis... Es algo muy diferente a todos los grandes talentos que han surgido, aparte de estos tres. Es lo mejor que he visto. Él tiene muy claro que quiere hacer su camino y es un verdadero animal”, remata Feliciano, mientras el tenis sigue absorto: Alcaraz, 20 años. Para muchos, lo nunca visto.
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