De París a Londres, Alcaraz repite plan físico: riesgos cero
El número uno, que debutará el martes en Wimbledon contra el veterano Chardy, solo se ha ejercitado en pista un día para mimar el aductor que le avisó en Queen’s
La consigna es clara: prudencia, cautela, prevención. Minimizar todo riesgo. De ahí que Carlos Alcaraz, número uno de nuevo tras su reciente triunfo en Queen’s, no haya pisado la pista de entrenamientos hasta este viernes, día en el que la organización de Wimbledon efectuó el sorteo de los cuadros y en el que el español pisó por primera vez la hierba del All England Tennis Club para pelotear. Lo hizo a media mañana, conociendo ya el trazado potencial que debe afrontar las dos próximas semanas y teniendo especial precaución con esa musculatura que le avisó hace unos días en Queen’s, a la que conviene vigilar de cerca. Dados los antecedentes, todo cuidado es poco.
En ello está Alcaraz, que después de alzar su primer trofeo sobre hierba acomete este asalto al grande británico con tanta ambición como moderación. El aductor (cara posterior del muslo derecho) le dio guerra durante la final del pasado domingo contra el australiano Alex de Miñaur y, en paralelo, ha reforzado la idea de aligerar en la medida de lo posible la semana previa de preparación. En lugar de saltar directamente al verde para ir rodándose, como lo ha hecho el propio Novak Djokovic, el murciano se ejercitó los cuatro días previos al sorteo en la campa diseñada específicamente para los ejercicios aeróbicos y el trabajo con los fisios.
Entendiendo que la fase de aclimatación técnica se completó en Queen’s, con excelente resultado, Alcaraz ha ido poniendo a punto su chasis en esa zona de calentamiento bajo la exhaustiva supervisión de su fisio, Juanjo Moreno, que aterrizó el lunes en Londres junto con el preparador, Juan Carlos Ferrero. Previamente fue Juanjo Lledó, preparador físico, el que puso especial énfasis en la adaptación al complejo registro de la hierba, que requiere de unos mecanismos muy concretos. Sobre todo en lo referido a las maniobras con el tren inferior: paso corto, mucha explosividad y flexión de piernas casi constante. Esto es, mucha carga en las piernas.
Pensando en mimar su cuerpo, el de El Palmar (20 años) renunció a la doble aparición que inicialmente había programado en la exhibición de Hurlingham, de modo que no compitió contra Holger Rune ni Dominic Thiem, con los que a priori iba a medirse el miércoles y este viernes, respectivamente. Sí se probó allí Djokovic, quien una vez más ha apostado por acudir directamente a Wimbledon sin ensayar de manera oficial, pero al menos quiso ganar sensaciones en el pulso preparatorio (a su favor) con Frances Tiafoe. En vez de jugar, Alcaraz –alojado a cinco minutos a pie del All England Tennis Club– ha preferido compaginar la adecuación física con el descanso, y aprovechó la jornada del martes para jugar al golf con Ferrero. Como ya hiciera en París, donde se dosificó para evitar daños, mantendrá la dinámica en Londres.
Djokovic, solo en la final
Siguiendo también las directrices de su médico personal, Juanjo López, el de El Palmar comenzó a soltar de nuevo el brazo a cuatro días de su estreno en el major inglés, que se producirá el martes frente al veterano Jeremy Chardy; en principio, un despegue amable –el francés, de 36 años y 534º del mundo, compite con ranking protegido– que precederá a un recorrido teóricamente sinuoso, que insinúa cruces con Arthur Rinderknech –el único que le birló un set en Queen’s– y el chileno Nicolás Jarry –poderoso sacador– antes del inicio de las curvas. En los octavos podría toparse con el exigente De Miñaur y de ahí en adelante asoman peligros potenciales como el emergente Rune o Daniil Medvedev, antes del soñado desembarco en la final. En cualquier caso, Wimbledon es una caja de sorpresas; más todavía durante la primera semana.
Por el otro lado del cuadro, Djokovic ya ha testeado el tupido césped de la central y sigue afilándose en busca de su octavo título en Londres, que le equipararía con el gran Roger Federer. El serbio, de 36 años y vencedor este curso en Australia y Roland Garros, se estrenará el lunes contra Pedro Cachín (67º) y en su horizonte divisa nombres como los del estadounidense Brandon Nakashima (51º), el argentino Tomás Martín Etcheverry (32º), el italiano Lorenzo Musetti (15º), el ruso Andrey Rublev (7º) o el noruego Casper Ruud (4º). Con Alcaraz tan solo podría encontrarse en la final del día 16.
BADOSA LLEGA A TIEMPO
Pese a que el tiempo de baja pronosticado era de ocho a 12 semanas, aproximadamente, Paula Badosa ingresó finalmente en el cuadro final del torneo y, por tanto, participará en su primer grande este año después de ausentarse del Open de Australia y Roland Garros por distintos problemas físicos.
La española, de 25 años y 35ª en el listado de la WTA, sufrió una fractura vertebral a finales de mayo, mientras competía en Roma, pero ha recibido luz verde para jugar en Wimbledon y se estrenará el martes ante la estadounidense Alison Riske (140ª).
Además de ella, en el cuadro femenino figuran otras cinco representantes españolas, por los siete inscritos en el masculino. Estos son los emparejamientos:
Paula Badosa-Allyson Riske.
Sara Sorribes-Martina Trevisan.
Cristina Bucsa-Kamilla Rakhimova.
Rebeka Masarova-Mayar Sherif.
Nuria Párrizas-Aliaksandra Sasnovich.
Jessica Bouzas-Anhelina Kalinina.
Carlos Alcaraz-Jeremy Chardy.
Roberto Bautista-Roman Safiullin.
Alejandro Davidovich-Arthur Fils.
Roberto Carballés-Matteo Arnaldi.
Jaume Munar-John Isner.
Albert Ramos-Hubert Hurkacz.
Bernabé Zapata-Tomás Martín Etcheverry.
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