Juanan Morales, presidente del Joventut: “Los clubes de formación estamos desprotegidos”
El exjugador, hoy máximo dirigente de la Penya, reflexiona sobre un modelo de cantera que lucha por sobrevivir en la élite
Juanan Morales (Bilbao, 54 años) representa una estirpe que ya no existe. Canterano del Joventut, con la Penya fue doble campeón de Liga y ganador de la Copa de Europa. La combinación resulta casi imposible para un club de formación que lucha por competir en la élite en inferioridad de recursos económicos y deportivos. Morales, hoy presidente de la entidad verdinegra, reflexiona sobre ese modelo en medio de las semifinales de la ACB contra el Madrid. En el primer duelo, el pequeño mordió al grande (83-93). Este jueves (21.00, Movistar Deportes), segundo asalto en el Palacio.
Pregunta. ¿Qué tiempos los suyos?
Respuesta. Sí, qué tiempos, hoy son otros. Ganar aquellos títulos ahora es complicado. Antes la clasificación para la Euroliga era por mérito deportivo, de la ACB iban los tres primeros, y las diferencias económicas no eran de la magnitud de ahora. Hoy hay muchos intereses involucrados y perder energía en quejarnos solo nos llevará a la frustración. No es llorar. Es la realidad. El Madrid no nos dobla o triplica el presupuesto, lo multiplica por siete. Pero somos ambiciosos, vamos a por la final.
P. ¿Qué añora de su época?
R. Se juntaron varias generaciones. Competíamos arriba pero sin acabar de ganar. Hasta nos tildaron de equipo perdedor. Obradovic nos dio un punto diferente. De lo que más orgulloso me siento es que ganamos la Copa de Europa siendo la Penya. Menos Corny Thompson, Mike Smith y Ferran Martínez, todos éramos canteranos del Joventut. Eso no lo volveremos a ver en un campeón de Europa. Hoy seguir siendo la Penya es muy difícil, tal y como está montado el deporte profesional, con la nula protección a los clubes que dedicamos recursos a generar talento. Si perdiéramos esa identidad, dejaríamos de ser la Penya y seríamos un club más.
P. ¿Cómo se sobrevive?
R. A nivel deportivo, porque lo tenemos muy claro. A nivel institucional, aunque queremos ser sostenibles por nosotros mismos, estamos saliendo de un pozo muy grande gracias a nuestro accionista mayoritario, Scranton. Queremos ser autosuficientes en este nivel de competitividad, pero no estamos ahí.
P. 28 marzo de 2018. En la Junta se planteó la disolución del club. El equipo era último en la Liga y los jugadores y empleados llevaban tres meses sin cobrar. ¿Cómo lo vivió?
R. Fue muy duro. Estuvimos a días de liquidar el Joventut. Todo salía mal, la situación era crítica. Los jugadores hicieron un esfuerzo increíble a pesar de que les debíamos dinero, los aficionados nos ayudaron y el modelo se salvó. Cuando estábamos desesperados, resistimos.
P. El Joventut tiene unos seis millones de presupuesto. Los grandes pueden superar los 40. ¿Cómo se compite?
R. En nuestra plantilla hay jugadores muy implicados seguramente ganando menos dinero que en otros sitios. Unos porque están empezando y este es un buen lugar para desarrollarse, y otros que han sido formados aquí y vuelven para hacernos grandes. Eso nos da un plus que en condiciones normales de mercado no tendríamos.
P. ¿Apostar por gente de la casa es rentable?
R. Económicamente, si hablamos del dinero que inviertes y del rendimiento que le sacas, no. Deportivamente, podemos tener a jugadores que no podríamos captar. Invertir en cantera para obtener retorno, tal y como está la legislación, no es muy atractivo. Podemos pedir implicación a los jugadores a los que hemos dedicado mucho tiempo, pero no heroicidades. Si su nivel deportivo excede lo que nosotros le ofrecemos, o tiene una oferta económica mejor, es normal que se vayan. Los que sí les pedimos es que nos den unos años, que no sea pisar el primer equipo e irse.
P. ¿Qué ha pasado con Conrad Martínez, el canterano que se va a la Liga universitaria de Estados Unidos?
R. El año que viene es primer año de sénior y le ofrecimos un proyecto similar al de otros jugadores. Por el tema físico es muy difícil dar el salto de júnior a básquet ACB. Casos como el de Ricky Rubio hay muy pocos. Conrad ha decidido seguir su carrera en otro sitio y de otra manera. Bastantes problemas y competencia tenemos ya para que las universidades americanas se quiten la careta y paguen directamente. Aunque es complicado, porque supone establecer relaciones profesionales con menores de edad, tendremos que empezar a blindar a nuestros jugadores a edades más tempranas. Espero que esto sea bien entendido por los agentes y las familias. No queremos explotar a nadie, no es esclavitud, sino defender el trabajo de la Penya.
P. También sucede con Aday Mara y el Zaragoza, Jan Vide y el Madrid…
R. El problema es que esto excede a la regulación deportiva. Pertenece al mundo FIBA y las universidades de EE UU hacen sus normas. Los jugadores españoles para la selección se generan en los clubes. Y si no se protege a los clubes formadores, esto será un problema. Nosotros formamos a jugadores por filosofía, pero para que rindan en el primer equipo. Si no existe esa posibilidad, la motivación para seguir formando jugadores se reduce muy notablemente.
P. ¿Qué se puede hacer?
R. Si apostamos por un jugador, que no sea tan fácil que se vaya sin compensación. Necesitamos un mínimo de protección. Los clubes de formación estamos desprotegidos. Antes había derechos de formación, que se eliminaron, el jugador hoy puede romper un contrato unilateralmente, existe la cláusula de rescisión pero un juez puede dictaminar que es desproporcionada e invalidarla… hay una inseguridad jurídica muy grande para los clubes que apostamos por la cantera. Es un tema para el CSD y para el legislador. Hay que hacer la reflexión de si este es un modelo que queremos proteger o no.
P. ¿Qué recuerda de su etapa en el Madrid?
R. Dos años magníficos. Estuve con Pablo Laso, Herreros… no fui una estrella ni un jugador talentoso, pero de lo que más orgulloso estoy es que los entrenadores que me dirigieron luego quisieron ficharme. Yo destacaba por mi tamaño (2,11m) y por mi capacidad defensiva y táctica, seguir el plan de partido. La anotación no era uno de mis fuertes.
P. ¿Cómo ha cambiado el puesto de pívot?
R. El pívot como lo entendíamos en mi época, el cinco, ya no existe. Antes un jugador de 2,10 podía ser lento. Hoy no, el campo se ha hecho pequeño, los jugadores son más grandes en todas las posiciones. El pívot necesita tener amenaza exterior. Aunque, y que no se enfaden mis amigos aleros, vale esa máxima de que un buen equipo lo forman un buen pase y un buen pívot.
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