Kyle Guy, el 9 que venció a la ansiedad y reta al Madrid

Uno, dos, tres, cuatro, cinco… hasta nueve triples firmó Kyle Guy para el Joventut en el primer partido de cuartos de la ACB contra el Baskonia. El escolta estadounidense, de 25 años y 1,88m, derritió al segundo clasificado de la temporada regular con 36 puntos y le sentenció con otros 22 (cuatro triples más) en la segunda cita para conducir a la Penya a las semifinales. En esa ronda le espera desde este martes el Real Madrid (21.00, #Vamos) al mejor de cinco encuentros y con el factor cancha a favor de los blancos. En el otro cruce, Barça-Unicaja a partir del miércoles.

El Joventut reta al campeón de la Euroliga aferrado a un iluminado Kyle Guy. El chico de Indiana ha disparado sus promedios del curso en este arranque de eliminatorias: de 11,5 puntos de media a 29, y de un 34,5% de acierto en el tiro exterior a un 53%. Guy brilla con luz propia, feliz en Badalona, después de un camino de curvas y zonas oscuras en el que sufrió problemas de salud mental, amenazas y la frustración de incumplir las expectativas.

“No hay nada en el mundo comparado con Indiana. Es similar a cómo se vive el fútbol en España. Allí todos tienen una canasta en su patio o granja”, recuerda Guy sobre una infancia unida al balón naranja. A la cancha de baloncesto llegó desde el césped del fútbol americano, deporte que practicaba porque su padre era el entrenador, y que dejó cuando empezó a crecer más que los demás chicos. También le tentó el atletismo, y tenía grandes marcas en la milla. Pero sería en el básquet donde se convirtió en una estrella de los Cavaliers de la Universidad de Virginia. El equipo era el gran favorito para el título en 2018, pero fueron eliminados en primera ronda. Algo crujió entonces en Guy, el gran señalado. “Cuando sonó la bocina, me rompí y la presión entró en mí”, admitió tras aquel bache. La redención llegó un curso después con el laurel de campeón, tras sufrir amenazas de muerte y superar la ansiedad gracias a un trabajo mental que le acompaña hasta hoy. “Debes ser un maestro de la mente y saber negociar con la presión, los miedos, el éxito... Cuando conoces esas sensaciones las puedes dominar”, reflexiona.

El salto a la NBA fue otra prueba de madurez. El número 55 del draft, elección de los Knicks, fue traspasado a los Kings y en Sacramento solo cató 34 partidos en dos cursos. Se probaría después en otros 19 en Miami entre idas y venidas a la Liga de Desarrollo. Poca chicha. Hasta que llegó la opción del Joventut y al joven le convenció ese ambiente de baloncesto que rodea al club y que le recuerda a Indiana. “Cerca de mi casa veo a gente jugando todo el tiempo”, cuenta. En Badalona se ha asentado con su mujer, su pareja desde los 15 años, y con su hijo pequeño. Es un cliente habitual de la heladería Lillo Picó, disfruta con las películas de Disney y le gusta escribir. En el club han adoptado a un chico que lo pregunta todo y que sobre la pista ofrece ahora su mejor versión.

“Tiene un talento ofensivo diferencial, puede hacer muchas cosas en ataque”, le define Dani Miret, técnico ayudante de Carles Durán en el Joventut; “lo que más nos ha sorprendido, además de la capacidad de tirar de tres, es la verticalidad para pisar pintura y finalizar. Tiene piernas para saltar e ir hacia el aro, es un jugador que rompe. Ha evolucionado mucho en entender los espacios, por la diferencia del juego respecto a Estados Unidos. Aquí es más difícil encontrar espacios. Ofensivamente ha jugado muy bien el pick and roll con Tomic y Birgander y ha sido capaz de generar sin tener pérdidas, que en Europa se castigan más”.

Y no solo eso. En defensa ató a Markus Howard, expulsado por cinco faltas personales en la segunda cita. “Kyle ha entendido que somos un equipo que nos ayudamos en ataque y en defensa, y él ha querido participar de eso, se ha sumado”, añade Miret.

Guy luce hoy esa dureza de carácter forjada con los reveses. “No hay un tiro que lance que no esté convencido de que va a entrar. Son horas y horas trabajando”, cuenta Guy. A algunos de sus bingos los acompaña con el gesto del teléfono, “porque un triple es como una llamada a larga distancia”. O como un gol desde fuera del área, podría decir, ya que viste el número 9 porque le gusta el fútbol y esa es la marca de los grandes delanteros. También como un guiño a Ricky Rubio, con quien coincidió en Cleveland.

Frente al Madrid, la Penya mira de nuevo a Guy. “Ellos tienen jugadores que por experiencia, talento y físico le ponen por delante a Kyle un reto todavía más grande”, afirma Dani Miret; “aunque por su velocidad de ejecución también para el Madrid va a ser difícil pararle”.

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