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PAISAJES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Esos tipos normales

Ojalá pueda hacer una foto a ese momento en el que Valverde y Mendilibar se saluden. Cuánto daría por poder escuchar esas palabras que intercambiarán dos tipos discretos, poco dados a las alharacas. Igual hasta hablan del ascenso del Sestao…

Saludo entre Ernesto Valverde y José Luis Mendilibar en un Eibar-Barcelona de 2019.
Saludo entre Ernesto Valverde y José Luis Mendilibar en un Eibar-Barcelona de 2019.Amaia Zabalo (Futbol 2019-2020)
Andoni Zubizarreta

¡Cuando José Luis Mendilibar llegó al Sevilla solo le faltaba una manguera y un casco de bombero en su equipaje, ya que llegaba en lo peor del desastre a una casa, a un club que se ha acostumbrado a vivir en la élite europea y cuya afición ya ha olvidado pasados tiempos complejos, duros y difíciles. Lógico, porque a lo bueno nos acostumbramos todos rápido y entendemos que nuestro estado normal debe ser el de la felicidad y más si hablamos de un extraordinario divertimento que es el fútbol.

Seis partidos —un mes— más tarde, el Sevilla surca aguas mucho menos turbulentas aunque en esta Liga tan igualada no hay que dejar nunca de remar para evitar problemas y ha conseguido una clasificación para semifinales de Europa League, esa en la que cuando antes del partido de ida se le demandaba a Mendilibar sobre si había que priorizar la Liga, y la salvación, y sacrificar para ello una competición europea donde el Sevilla es un referente absoluto, el de Zaldibar desviaba la cuestión con una sonrisa, esa que se le escapa de medio lado cuando sabe que toda respuesta será pillada desde el peor de sus lados y que es mejor dejar que el terreno de juego despeje alguna de esas ecuaciones perversas.

Y en una situación similar, cualquier otro entrenador tendría ya a un coro de voces que alabaría sus propuestas, le propondría para renovar o, más aún, dirigir insignes navíos futboleros desorientados, gente que examinaría al detalle sus entrenamientos y analizaría con lupa sus ruedas de prensa para encontrar las claves, debe haber más de una, de una resurrección tan magnífica, una vuelta a la vida competitiva de jugadores que un mes antes eran denostados, de una luz tan hermosa y transparente que ahora mismo ilumina al proyecto sevillista. Pero hemos decidido que la clave y el resumen de lo obrado por Mendilibar es, solo, la normalidad. La pura y simple normalidad desde el discurso en sala de prensa aceptando la imprevisibilidad del juego, a la del entrenamiento, a la de cómo resolver las ecuaciones que presenta el juego con fórmulas tan simples como juntar lanzadores de córners y faltas con buen pie junto a rematadores de cabeza poderosos para poner el balón en el área y ver quien gana en ese duelo defensa-ataque.

La normalidad como eso simple que puede hacer cualquiera.

Pero la cuestión, para mí, sería: ¿Es fácil ser normal en este mundo del fútbol que busca soluciones sofisticadas y complejas? Llevo la cuestión un poco mas lejos : ¿ Es rentable ser normal en este actual mundo del fútbol?

Porque se diría que ese principio de normalidad, de discurso sencillo, pero de fácil llegada dentro del vestuario, esa forma de encarar el fútbol despojándole de conceptos complejos, definiciones incomprensibles, miradas que olvidan lo obvio para buscar soluciones en profundidades inexploradas olvida muchas veces las opciones más simples, más cercanas, más sencillas. Pero qué complejo es hacer fácil lo difícil. Siempre lo ha sido, pero ser capaz en estos tiempos virtuales, algorítmicos, de recurrir y trabajar lo simple, sencillo, eso que se puede tocar, palpar y sentir, eso que antes llamábamos la realidad, eso para mí es una enorme lección para quienes como yo solemos hablar y debatir sobre las magnitudes complejas del fútbol y sus derivadas.

Por tanto, en el momento de escribir estas líneas, me voy a poner mis mejores galas para aplaudir y rendir pleitesía al Sr. Mendilibar y su Sevilla que esta noche de jueves, casi mañana, pasan por San Mamés para seguir midiendo el crecimiento de su fútbol y sus convicciones, esas que le confronta al Athletic en plena expansión liguera.

Y ojalá pueda hacer una foto a ese momento en el que Valverde y Mendilibar se saluden antes del partido. Cuánto daría por poder escuchar esas palabras, sottovoce, que intercambiarán entre ellos, dos tipos discretos poco dados a las alharacas. Igual hasta hablan del ascenso del Sestao…

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