Alcaraz, ante un doble síndrome: Auger-Aliassime y los ‘centennials’

Repasa el cuadro Carlos Alcaraz, y las llaves le conducen hacia el choque con Félix Auger-Aliassime. Es decir, suena la alarma. Tres duelos y otras tantas victorias para el canadiense, que el miércoles salvó una situación límite frente a Tommy Paul –seis puntos de partido, tres de ellos en el desempate definitivo– y asoma en los cuartos de hoy (no antes de las 2.00, Movistar Deportes) como una amenaza mayúscula. Por una razón u otra, el murciano –beneficiado por el abandono del inglés Draper, con 6-2 y 2-0– no ha logrado hincarle el diente y por si fuera poco, se topará con un adversario crecido que ante el estadounidense remontó un set en contra y un 0-3 adverso en la última manga.

“Mantuve la cabeza alta. Pensé: ‘Ok, no estoy tan lejos, se puede’. Si me voy de aquí lo haré pensando que lo he dado todo. Fui punto a punto. Es un cliché, lo sé, pero funciona”, reconstruía el chico de Montreal, un relámpago que batió al español en los tres episodios previos a este que enmarca el desierto californiano: US Open de 2021, fase de grupos de la Copa Davis del año pasado y, también, en el careo de octubre en Basilea. En el primero, una lesión en el aductor obligó a Alcaraz a retirarse cuando había cedido el primer parcial; en el segundo, recién coronado en Flushing Meadows y convertido en número uno, el español se encasquilló en La Fonteta de Valencia pese a haber comenzado con buen pie; y en el tercero, Auger-Aliassime volvió a ser un rodillo bajo techo.

“Conforme he ido jugando partidos [nueve este curso, ocho triunfos y una sola derrota], he recuperado la confianza. Sí, diría que ahora mismo estoy ahí y soy capaz de ganar los torneos. Soy uno de los favoritos”, proyecta el de El Palmar, convencido de poder invertir la dinámica y resolver un asunto pendiente, puesto que hasta ahora apenas se le ha resistido nada, pero sí los duelos directos con sus compañeros generacionales. De las 32 derrotas que ha sufrido desde su ingreso en el circuito de la ATP, oficialmente hace dos temporadas, más de un tercio (12) se produjeron contra rivales inferiores a 24 años.

No hay adversario que se le resista más que Auger-Aliassime, que le ha derrotado tres veces (3-0); la misma cifra registra Alexander Zverev, pero el alemán se inclinó en una ocasión (3-1). No es asunto menor para el actual número dos, consciente de que le está costando imponerse a los que van a ser sus teóricos compañeros de viaje; en algunos casos, como el del canadiense, opositores directos en la pelea por dominar el circuito durante la próxima década. Manda ante el estadounidense Sebastian Korda (2-1), hay tablas con el italiano Yannik Sinner (2-2) y con el danés Holger Rune (1-1) y la única vez que tropezó con Lorenzo Musetti –en la final de Hamburgo– besó la lona.

No obstante, el pulso de hoy llega en unas circunstancias que en principio deberían beneficiarle. De entrada por el contexto, al aire libre, y para continuar por la composición de la pista, más bien lenta a pesar de ser asfalto norteamericano. Espléndido en el estreno contra Thanasi Kokkinakis, eficiente frente al impetuoso Tallon Griekspoor y en la línea del primer día hasta que la musculatura de Draper dijo basta, el tenis de Alcaraz vuelve a intimidar y continúa acaparando elogios, aunque desde su equipo se le adivina un margen de mejora muy generoso y se le exige en consecuencia.

“Creo que tiene margen para ser más lineal y más consistente durante los puntos, pero cuando hablo de consistencia no quiere decir que meta cinco o seis pelotas, sino que haya menos errores no forzados de primeras, más concentración…”, apunta a este periódico Antonio Martínez Cascales, el técnico que supervisó su juego durante la reciente gira en Sudamérica; “creo que Carlitos tiene un margen amplio, especialmente con el saque; ahí debe progresar. Todavía es muy joven y todo exige un proceso, pero en líneas generales está haciendo un trabajo fantástico”.

Cae Davidovich

A solo tres victorias de recuperar el trono mundial, Alcaraz afronta un examen superior ante Aliassime: es él, nacido en 2003 –o sea, centennial–, contra el azote del canadiense y, quién se lo iba a decir, el de sus contemporáneos.

El español intervendrá este jueves en el último turno, después de que Sinner y el defensor del título, Taylor Fritz, diluciden el pase a las semifinales (hacia las 23.15). Lograron los primeros billetes Frances Tiafoe (doble 6-4 a Cameron Norrie) y el ruso Daniil Medvedev, que aprovechó la indecisión de Alejandro Davidovich para sellar el acceso a la penúltima ronda (6-3 y 7-5, en 1h 47m). El malagueño, de 23 años, incrementó el nivel pero terminó pagando su ciclotimia emocional, falto de colmillo cuando el moscovita había sufrido una aparatosa herida en el pulgar de la mano derecha y se enredaba entre dobles faltas (7); con 4-4 no acertó a rematar tres opciones de rotura y finalmente se desestabilizó. No obstante, el andaluz ascenderá el lunes al 25º puesto de la ATP, su mejor ranking.

Mientras tanto, Medvedev sigue facturando victorias. Son ya 18 consecutivas y se postula como firme aspirante al premio que concederá el desenlace del domingo. Después de ganar en Róterdam, Doha y Dubái, apunta a su cuarto trofeo del año y aterrizará a Tiafoe subrayando su extraordinario rendimiento sobre rápida en los Masters 1000; con nueve presencias en la penúltima ronda desde 2019, aventaja en tres al griego Stefanos Tsitsipas y en cuatro a Novak Djokovic y Rafael Nadal.

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