Doloroso epílogo para Carlos Alcaraz
El español de 18 años se retira de los cuartos del US Open frente a Augger-Aliassime por un problema en el aductor, cuando perdía por 6-3 y 3-1 . El canadiense se enfrentará a Medvedev por una plaza en la final
Abandona Carlos Alcaraz la pista Arthur Ashe de forma indeseada, negando con la cabeza, maldiciendo su aductor y despidiéndose de Nueva York como no lo había imaginado. Las palmas que le dedica el público de la pista central no son consuelo, no ahora, no todavía. Le duele al murciano el muslo y todavía más el alma, consciente de que su recorrido en este US Open en el que le han iluminado los focos se termina. Lo ha intentado, pero el físico le pide a gritos que pare y cuando Félix Auger-Aliassime ya se ha apropiado del primer set por 6-3 y ha cerrado el 3-1 en el segundo, se dirige a la red y le da un apretón de manos al canadiense, que llega por primera vez en las semifinales de un grande, donde está citado con el ruso Daniil Medvedev.
Así se acaba esta aventura, que el presente emborrona pero que, vista en perspectiva, solo puede ser extraordinaria. Si se había llevado oro de sus pasos por Melbourne (segunda ronda), París (tercera) y Londres (segunda), Nueva York marca un antes y un después, la eclosión de un tenista señalado que en semana y media le ha dicho al mundo que no solo está aquí, sino que ha venido para hacer cosas importantes. De golpe en golpe de precocidad, mejorando registros de jugadores históricos y dejando muescas con cada victoria, a Alcaraz, 18 años, solo ha podido detenerlo en Flushing Meadows su propio cuerpo, aún en plena construcción, todavía por hacer. Las reglas de la élite.
Le pesan ya los cuatro partidos previos, demasiada tralla. Llega ya justo, con cintas preventivas en la pierna izquierda y la zona abdominal. Su fisionomía juvenil acusa especialmente el desgaste de las dos rondas previas, resueltas a base de épica y sets, cinco contra Stefanos Tsitsipas y otros tantos ante Peter Gojowczyck. En total, son 13 horas y 38 minutos sobre la pista en una franja de solo 10 días, cuando su chasis todavía está asimilando la exigencia de competir al máximo nivel y su mente interiorizando un carrusel de emociones, así como percances como el que ocurre este miércoles.
En el tenis, las miradas lo dicen casi todo. Y la que luce antes del contratiempo el chico de El Palmar al saltar a la pista es un inmejorable aperitivo, media sonrisa y ganas de comerse el mundo otra vez. Sin embargo, conforme avanza el reloj y el aductor flaquea, punzadas y dolor cada vez más insoportable, su boca pierde el arqueo y su mirada revela preocupación. En los cuatro primeros juegos, los dos tenistas se muestran firmes, pero en cuanto la musculatura se contrae y se inflama, el saque de Alcaraz pierde fuerza y dirección, y se repiten las bolas cortas. Ahí hace daño Auger-Aliassime, que además ha salido a la pista con la lección bien aprendida y no pierde ocasión para infligir daño.
🚨😢 Carlos Alcaraz se retira del #USOpen
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) September 8, 2021
▶ El murciano estaba muy mermado físicamente y dice adiós a su duelo ante Auger-Aliassime pic.twitter.com/Y542G2vRrM
El canadiense, de 21 años y asesorado desde este año por Toni Nadal, el tótem de los tótems en los banquillos, logra el primer break en el sexto juego y luego sortea la única situación espinosa que le plantea su rival, quien pese a estar tocado consigue procurarse un 0-40 que finalmente desbarata con su servicio el vencedor. Hasta ahí, todo más o menos normal, porque Alcaraz no ha ofrecido signo alguno de lesión y más allá del revés psicológico que supone no materializar la rotura y ceder el set, el duelo ha sido de igual a igual. Sin embargo, en el primer juego de la continuación, segundo break, el español se palpa un par de veces el muslo y empieza a mirar con excesiva frecuencia hacia su box. Mala señal.
Allí, la cara de su preparador, Juan Carlos Ferrero, tampoco augura nada bueno. El canadiense sigue explotando su saque cortado y él está cada vez más incómodo y más estático, más contrariado, sufriendo en cada apoyo hasta que con el 2-1 solicita la asistencia médica. La pausa no supone remiendo alguno, porque el fisio le dice que el problema no admite solución, no inmediata al menos, y el gesto del chico todavía se tuerce más. Cuando han transcurrido 68 minutos y sin la posibilidad de ofrecer resistencia, con el riesgo de que los pinchazos empeoren y el mal sea mayor, opta por frenar y cierra un recorrido que ha sido fabuloso, apeando, entre otros, a Tsitsipas, número tres del mundo.
Mientras, Augger-Aliassime hace historia y se convierte en el primer canadiense que accede a las semifinales del grande neoyorquino. Proyecto de gran jugador también, en los tres últimos meses ha registrado sus mejores resultados en los grandes escenarios (cuartos en Wimbledon) y aspira a desbloquearse ―ha perdido las ocho finales que ha disputado en el circuito profesional― para dar el salto definitivo. En el puesto 22º del mundo, ahora es el jugador de menor edad que ingresa en la penúltima ronda desde que lo consiguiera Juan Martín del Potro en 2009, cuando el argentino triunfó en Flushing Meadows, y es el primero nacido en los 2000 que alcanza las semifinales de un Grand Slam.
“NO VOY A CAMBIAR, VOY A SER EL MISMO”
A pesar del infortunio, Carlos Alcaraz no ofreció un solo mal gesto ni aspaviento antes de retirarse al vestuario. Después, durante la charla con los periodistas, corroboró aquello que dicen quienes lo conocen de cerca: no hay drama alguno, tan solo mala suerte. Aprendizaje. El murciano, pues, sigue adelante con una sonrisa de oreja a oreja. Cinco partidos más a la mochila y elogios por doquier, además de un salto en el ranking que le aúpa del puesto 55 al 38.
“Obviamente, al haber jugado muchos partidos y muy duros siempre van apareciendo pequeñas molestias con las que puedes convivir y jugar. El problema ha sido el aductor derecho”, certificó, mostrándose muy agradecido con los aficionados que lo han respaldado durante esta toma de contacto con el torneo estadounidense.
“Me he sentido muy arropado durante toda la semana por el público. Ha sido un factor fundamental, y sin ellos no hubiera llegado hasta donde he llegado. Me han hecho sentir súper bien, no tengo palabras. Me voy supercontento de la experiencia que he vivido aquí y de haber podido jugar unos cuartos de final”, prosiguió; “soy un jugador al que no le gusta tener que retirarse y estoy un poquito triste por la manera en que se ha terminado esto, pero me voy muy contento de lo que he hecho”.
Dice Alcaraz que todo suma, y que pese a todos los piropos y la repercusión seguirá siendo el de siempre. “No he cambiado. Este torneo me ha hecho madurar mucho y he cogido mucha experiencia, pero voy a seguir siendo el mismo chico y el mismo jugador”, afirmó.
Sobre la atención mediática de estos días, relativizó: “Para mí es bueno, porque significa que estás trabajando bien y jugando bien, pero no le doy demasiada importancia. Intento no meterme presión a mí mismo, en el sentido de pensar que esperan que haga lo mismo que esas bestias [Nadal, Federer y Djokovic] han hecho y conseguido. Cada uno tiene que seguir su camino”.
Se queda el español con cómo ha afrontado los momentos nuevos y la “valentía” ante ellos, y con el asombroso control de los nervios. “Esa es la mayor lección que me llevo”, cerró antes de regresar a casa y someterse a las pruebas médicas. Teóricamente, la hoja de ruta lo conduce a Metz, al que está inscrito, y preguntado sobre si le gustaría jugar las finales de la Copa Davis, del 25 de noviembre al 5 de diciembre, respondió: “Para eso todavía queda mucho”.
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