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Alcaraz contra su ADN: la infructuosa batalla por dosificarse

El murciano, que ha sufrido tres lesiones en cuatro meses, aborda el reto de Indian Wells restablecido de la pierna y sin escatimar: “Esta semana he entrenado ‘a ful”

Carlos Alcaraz hace uno de sus gestos característicos durante una sesión fotográfica en Indian Wells.
Carlos Alcaraz hace uno de sus gestos característicos durante una sesión fotográfica en Indian Wells.JULIAN FINNEY (Getty Images via AFP)
Alejandro Ciriza

En Indian Wells ya ha comenzado la acción –los primeros partidos se resolvieron entre el miércoles y el jueves, en la apertura del torneo–, pero en realidad el show comenzó antes. En el instante en el que Carlos Alcaraz puso el primer pie en el desierto californiano, la masa se desplazó a la zona de entrenamiento para seguir de cerca las diabluras que dibujaba el murciano durante el entrenamiento con el estadounidense Frances Tiafoe, tipo con buen sentido del humor, buen encajador; y, una vez allí, el aficionado pudo comprobar que el español –19 años de pura Generación Z– no solo ha superado la prueba del algodón y podrá competir en el primer Masters 1000 de la temporada, sino que llega, porque así lo dice el protagonista, “a ful”.

A su espalda, el técnico Juan Carlos Ferrero –incorporado tras la gira sudamericana de febrero– se cercioraba con satisfacción de la respuesta positiva de la pierna de su jugador, que 12 días antes había pedido una tregua en plena final de Río de Janeiro. El isquio protestó durante el duelo contra Cameron Norrie y el percance añadió interrogantes a una situación que obliga al análisis: son tres lesiones en cuatro meses, del abdominal (noviembre, París-Bercy) a la pierna derecha, pasando por el contratiempo intermedio con la rotura en el semimebranoso de la misma extremidad (el 4 de enero) que le impidió jugar el Open de Australia y retrasó su estreno hasta Buenos Aires. En Argentina, de nuevo sobre arena, título al bolsillo, más tralla –nueve partidos en 12 días entre esa primera cita y Brasil– y otra vez en vilo.

La resonancia, sin embargo, reveló que en esta ocasión el daño fue menor –distensión, entre 7 y 10 días de baja– y que si todo iba bien, solo habría que descartar Acapulco y la exhibición en Las Vegas. Dos torneos al limbo, pero buenas noticias. Siguiendo las instrucciones del fisio Juanjo Moreno para la recuperación, Alcaraz ha conseguido llegar a tiempo a California. Pero lo ha hecho a su manera: pisando el acelerador, a todo gas. No ahorra combustible ni escatima a la hora de pisarle a fondo, como si su carrera fuera una interminable línea recta y en su monoplaza no existiera el pedal de freno. Es él contra su instinto, aquella voz interior que le invita constantemente a ir límite.

¿Miedo? ¿Quién dijo miedo?

“La verdad es que me siento muy bien. He entrenado de sobra y me he sentido muy bien, la pierna va bien. La confianza está muy bien, confío mucho en mí mismo en estos momentos. Creo que estoy preparado para jugar aquí al cien por cien”, apuntaba a su llegada al Valle de Coachella, coto del magnate Larry Ellison, en unas declaraciones efectuadas a la organización. “He podido entrenar con mucha intensidad, ensayar grandes puntos. He ido normal, que digamos; he deslizado y he ido a ful. No he sentido ningún dolor, así que tengo muchas ganas de debutar y poder jugar al cien por cien”, agregaba el de El Palmar, que se medirá en la madrugada del sábado al domingo (hacia las 4.30, Movistar) con el australiano Thanasi Kokkinakis (6-1 y 6-1 a Brandon Holt).

Alcaraz, el miércoles durante el entrenamiento en Indian Wells.
Alcaraz, el miércoles durante el entrenamiento en Indian Wells.JULIAN FINNEY (Getty Images via AFP)

Lo hará Alcaraz con la idea de repetir el buen papel desempeñado hace un año, cuando sólo pudo detenerle Rafael Nadal en aquel duelo dominado por el viento en el que el mallorquín (36 años) tuvo que exprimirse tanto que acabó sufriendo una fisura en las costillas. Fue el preludio de la gran eclosión. A partir de entonces, un destello tras otro, historia del tenis: Miami, el Godó, Madrid, el US Open y el ascenso más precoz al número uno, posición que aspira a recuperar estos días, dado que Novak Djokovic está fuera de plano por su negativa a vacunarse contra el covid –Estados Unidos no le concede el permiso especial que solicitó para acceder al país– y, por tanto, las cuentas le garantizarían la vuelta a lo más alto si eleva el trofeo el día 19.

Regreso a pista dura

“Es un buen objetivo y voy a ir a por ello. Este torneo me encanta y espero lograr un gran resultado”, dice ambicioso. “No me considero favorito porque hace mucho que no juego en pista dura [exactamente cuatro meses, desde el 4 de noviembre, cuando se lesionó contra Holger Rune en Bercy], y además hay grandes jugadores en el cuadro, pero creo que tengo mis opciones e intentaré aprovecharlas”, prosigue el número dos, al que los golpes físicos de los últimos tiempos no le han pasado factura en términos anímicos, según transmite su equipo.

En una entrevista concedida recientemente a este periódico, el hombre que le dirigió desde el box en Buenos Aires y Río, Antonio Martínez Cascales, remarcaba: “En los entrenos no mide, ni en el esfuerzo ni en la carrera. A veces te dices: ‘¿Pero por qué vas a por esa pelota?’. Pero no puedes ni preguntarle por qué, porque está en su ADN”. Antes del desembarco en Indian Wells, el preparador –mentor de Ferrero, número uno hace 20 años– aseguraba al canal Eurosport que “el equipo está estudiando la situación”, en referencia a las lesiones, y volvía a asociarlas a la agresividad en las maniobras: “La explicación reside en su estilo de juego tan explosivo, que muchas veces es excesivo”.

Alcaraz hace malabarismos con la raqueta.
Alcaraz hace malabarismos con la raqueta.JULIAN FINNEY (Getty Images via AFP)

En pleno proceso de aprendizaje, por más que los hechos iluminen a un joven fuera de serie, Alcaraz trata de interiorizar el mensaje que le repite una y otra vez su entorno, pero su genética le dicta perseguir todas las bolas aun cuando existe algún riesgo muscular. Desde su círculo se incide en su juventud y en que con los años irá aprendiendo a regularse mejor. “Estoy listo, me encuentro realmente bien. He podido descansar algunos días y eso me ha venido bien. Hace tiempo que no juego en dura, pero se me da bien”, aprecia el español, en busca del trono que perdió el 30 de enero, cuando Djokovic se coronó en Melbourne.

Para conseguirlo, Alcaraz debe ganar. En caso de hacerlo, llegaría a los 7.420 puntos en el ranking, mientras que el serbio se mantendría en los 7.160. Ambos litigan por el liderato con el griego Stefanos Tsitsipas al acecho. Para superarles, el ateniense (24 años) debería ganar en Indian Wells o Miami y ser finalista en el otro torneo. Entretanto, la primera criba se llevó por delante a Bernabé Zapata (6-2 y 7-6 (6) ante Hugo Humbert), Roberto Carballés (6-1 y 7-5 con Taro Daniel) y Jaume Munar (6-7(6), 6-0 y 7-6(3) frente a Yibing Wu). Sí progresó la cántabra Christina Bucsa, que corrobora su notable inicio de temporada –tercera ronda en Australia– al haber accedido al cuadro principal y sorteado la primera ronda: 7-6 (6) y 7-5 a Katie Swan.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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