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Sin sufrir no vale la pena, el lema del indestructible Andy Murray

El escocés, camino de los 36 años, ha resuelto los siete partidos que ha ganado en 2023 en la manga definitiva y promedia más de 3 horas de estancia en la pista

Andy Murray
Murray, durante su partido contra Etcheverry en Indian Wells.JULIAN FINNEY (Getty Images via AFP)
Alejandro Ciriza

Ahí están ellos, rebeldes e irreductibles, en pleno cuerpo a cuerpo con el paso del tiempo y desafiando (desafiándose por encima de todo) hasta el final. Verdadero elogio a la veteranía. A sus 37 años y con tres grandes en la vitrina, además del oro olímpico en dobles y la Copa Davis, el suizo Stan Wawrinka celebra hoy orgulloso su regreso al top-100 de la ATP y dice que todavía aspira a ser cabeza de serie en los grandes torneos; a los 36, el francés Richard Gasquet se reinventa –firmó el golpe de la jornada en Indian Wells con un pasante de revés a dos manos, novedad en él– y saca pecho porque pese a su edad, terminó bastante más entero el duelo que Borna Gojo, al que le saca 11 primaveras; y al frente de este plausible inconformismo de la vieja guardia se sitúa el escocés Andy Murray, un héroe indestructible que desde hace un lustro –tras anunciar su retirada y pasar varias veces por el quirófano– viene firmando poco menos que un imposible.

En contra de toda lógica, el británico no solo sigue peleando sobre la pista, sino que sigue aplicando a rajatabla el recetario que le condujo a la cima del circuito y a convertirse en un dolor de muelas para Nadal, Federer y Djokovic. Esto es, amor propio, inteligencia táctica y resistencia pura y dura. En un encuentro con EL PAÍS en mayo del año pasado, el de Dunblane decía que entonces, cuando estaba instalado en el 80º peldaño, debía valorar la posición después del infierno que vivió para poder reengancharse al deporte que tanto ama: “Hay quienes me dicen que tendría que dejarlo, pero sigo ahí pese a que tengo muchas complicaciones físicas. Creo que hay pocos jugadores capaces de competir a este nivel con el problema que yo tengo; de repente, se paró mi tenis cuando estaba al máximo nivel. Estoy orgulloso de lo que he conseguido, porque no es fácil. Mientras pueda, lo voy a intentar”.

Hoy día, Murray –35 años para 36, el 15 de mayo– es el 55º del mundo y, si su chasis no le frena definitivamente, porque esa posibilidad está ahí, amenazante, no sería descabellado pensar que pueda seguir ascendiendo hacia cotas absolutamente inimaginables hasta hace no mucho. No se rinde el escocés, que podía haber recogido los trastos y haberse ido a casa, pero que sigue empeñado en competir y demostrar que superarle cuesta dios y ayuda, y que la esencia se mantiene intacta. Da fe de ello Tomás Etcheverry, un joven de 23 años que la pasada madrugada se estrelló contra él, el maratoniano, el tenista abonado a las grandes remontadas (6-7(5), 6-1 y 6-4 en esta ocasión) y a la larga distancia. Resuelto en 3h 12m el primer compromiso en Indian Wells, son ya siete triunfos resueltos en la última manga en otros tantos partidos disputados esta temporada; nueve desde octubre del curso pasado, cuando remontó ante el argentino Pedro Cachín en la embrionaria cita de Gijón.

“Obviamente, tengo una serie de objetivos, pero mi prioridad es dar el máximo todos los días”, afirma. “No creo que el hecho de ganar así sea una coincidencia. En algún momento perderé, pero trabajé muy duro durante la pretemporada; estoy en muy buena forma y muy motivado, así que incluso cuando voy por detrás en el marcador, sigo luchando e intentando encontrar soluciones. Sé que estoy preparado física y mentalmente para este tipo de batallas; si hubiese jugado estos partidos el año pasado no los hubiera ganado, así que debemos atribuir el mérito de esto a la pretemporada y a mi equipo, que me empuja. Otro partido brutal, sí, y otro que he logrado sacar adelante”, prosigue el tenista que gobernó en 2016, su clímax deportivo.

Reciente finalista en Doha

No se le caen los anillos a Murray. Si debe bajar al barro, lo hace. Lo mismo se inscribe en un challengerdurante el proceso de retorno que inició en 2019– que guerrea en torneos de cuarta categoría para consolidad la progresión. “No sé qué ocurrirá en términos de ranking, pero voy a jugar unas cuantas veces en tierra [a partir de abril] y lo primordial para mí es Wimbledon. Todavía creo que puedo ser competitivo en los Grand Slams; de hecho, si no creyera que puedo lograr resultados importantes no seguiría jugando”, prolonga, sabiendo que en la siguiente estación le espera un duro cruce con Pablo Carreño, otro guerrillero de armas tomar, y que su juego describe una línea claramente ascendente; la final alcanzada recientemente en Doha –decantada a su favor por Daniil Medvedev– lo corrobora.

En Australia, donde avanzó hasta la tercera ronda, ya ofreció varias lecciones estratégicas y subrayó su pundonor. Allí, el británico salvó un punto de partido en el estreno contra Matteo Berrettini –al que venció tras 4h 54m– y apeó a Thanasi Kokkinakis también en cinco sets, después de 5h 45m en el que se convirtió en el tercer partido más tardío de la historia del tenis. A ritmo de épica este año, evitó cinco puntos de partido frente a Lorenzo Sonego en Doha y en el emirato también redujo a Alexander Zverev tras más de tres horas, además de voltear el pulso con Alexander Muller, privar a Jiri Lehecka de cinco match points en las semifinales y de volver a ganarse los focos en esta primera aparición en Indian Wells. Cómo no, remando a contracorriente y ofreciendo otra clase magistral de supervivencia.

En los 10 encuentros que ha jugado en 2023, el campeón de tres majors ha invertido nada más y nada menos que 31 horas sobre las pistas; es decir, un promedio de 3h 10m. Un empacho que le está sabiendo a gloria.

Tsitsipas, sin opción al 1

“Hay momentos en los que mi nivel no es el que desearía, pero mantengo una actitud positiva y sé salir adelante. Por mucho que cometa errores o decida mal, me digo a mí mismo que debo seguir hasta el final”, destaca en California, marco de su enésima muestra de rebeldía. Etcheverry se adjudicó el primer parcial tras casi hora y media, y aun así el escocés fue capaz de levantarse. 3-4 por debajo en la última manga, enmendó un 15-40 en contra y contragolpeó para acceder a la segunda ronda. “Me estaba frustrando, pero seguí ahí y él cometió esa doble falta que me concedió el break”, reconstruye Sir Murray, merecido protagonista de un día en el que el tenis español arañó su primera victoria tras las tempranas salidas de Zapata, Carballés, Munar y Albert Ramos, inferior este último a Alex Molcan (6-3 y 6-2); sí la obtuvo el valenciano Pedro Martínez ante el suizo Marc-Andrea Huesler (7-6(4), 3-6 y 6-4).

En el cuadro femenino, Nuria Párrizas (6-3 y 7-5 a Elisabetta Cocciaretto) se citó con Paula Badosa y Rebeca Masarova (4-6, 6-4 y 6-4 a Peyton Stearns) con Bianca Andreescu; Cristina Bucsa, mientras, chocó con Coco Gauff (6-2 y 6-4).

Por otra parte, el griego Stefanos Tsitsipas, aspirante al trono mundial en esta gira norteamericana sobre asfalto, se despidió de su objetivo al ceder contra Jordan Thompson por 7-6(0), 4-6 y 7-6(5); sus opciones pasaban por ganar Indian Wells o Miami, y ser finalista en el otro. Ahora, Novak Djokovic sigue al mando y únicamente puede arrebatárselo Carlos Alcaraz; para ello, el murciano debe conquistar el torneo actual.

UN 2023 A RITMO DE MARATÓN

A. C. | Madrid

Los siete triunfos de Murray este año:

6-3, 6-3, 4-6, 6-7 (7) y 7-6 (6) a Berrettini (Australia).
4-6, 6-7(4), 7-6(5), 6-3 y 7-5 a Kokkinakis (Australia).
4-6, 6-1 y 7-6 (4) a Sonego (Doha).
7-6 (5), 2-6 y 7-5 a Zverev (Doha).
4-6, 6-1, 6-2 a Muller (Doha).
6-0, 3-6 y 7-6(6) a Lehecka (Doha)
6-7(5), 6-1 y 6-4 a Etcheverry (Indian Wells).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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