En dirección a octavos, Alcaraz se redime ante Korda
El español vence por 6-4, 6-4 y 6-2 al estadounidense, el único que le ha ganado este año en tierra, y se convierte en el más joven en la 4ª ronda desde Djokovic (2006)
A las puertas de la final de la Champions, la Philippe Chatrier se convierte en la antesala de Saint Denis: “¡A por la 14, Carlitos! ¡Es madridista, Carlitos es madridista, es madridiiiiistaaaaa! ¡Viva España! ¡París es español!”.
Una cuadrilla de seis aficionados del Real Madrid, instalada junto a la tribuna de prensa de la pista central, se desgañita de principio a fin, hasta que Carlos Alcaraz derrota a Sebastian Korda (6-4, 6-4 y 6-2, en 2h 06m) y logra el pase a los octavos de final. Lucen los distintivos de su club orgullosos y encuentran los ecos de otros seguidores que, aprovechando la visita futbolera a la capital francesa, también se han dejado caer por el Bois de Boulogne. Hacen gala de su patriotismo y sus colores, y se hacen notar en el refinado ambiente tenístico, en el que las euforias se expresan de otra manera.
En lo alto, otro grupo vestido completamente de blanco arenga a los suyos y marca el ritmo con un bombo: “¡Viva Murcia! ¡Cómetelo con patatas! ¡Lala-lara-lara-lalaaaaa, Alcaraaaaaz, te quieeeeerooooo!”. Y el murciano, que además de seguidor blanco tiene muchas ganas de revancha, de progresar en el torneo y de paso devolver el golpe de comienzos de abril en Montecarlo, percute con todo contra Korda, el único jugador que ha sido capaz de batirle en este espectacular trazado sobre la tierra batida: 13 victorias consecutivas, dos trofeos (Barcelona y Madrid) y, quién sabe, tal vez un tercero. Así confía él.
“También es bonito jugar en la sesión nocturna, con la grada así. A la gente también le encanta ver partidos de noche, pero a la vez es complicado porque empiezas a las nueve y acabas tarde porque es al mejor de cinco, y no te da tiempo a recuperar tanto”, matiza en una zona mixta improvisada, puesto que debe irse rápido al hotel. En un grande, ya se sabe, no hay segundo que perder y el esfuerzo ha sido importante.
El estadounidense (21 años y 30º del mundo) ofrece réplica, porque tiene mucha clase, mucha genética –su padre Peter alcanzó la final de 1992 y conquistó el Open de Australia en 1998– y muchos argumentos en la raqueta, pero la marea se lo lleva por delante. Alcaraz le aguanta el pulso y le encuentra el mentón en el segundo parcial, cuando el norteamericano aprieta a fondo y amenaza con la rotura; sin embargo, el peligro le vuelve como un bumerán y el que pierde el servicio es él, y el español sabe ponerle el lazo al duelo en la tercera manga. Alcaraz, pues, ya luce en la cuarta ronda.
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— Roland-Garros (@rolandgarros) May 27, 2022
“El partido contra Albert [Ramos, dos días antes] fue muy largo y tenía que salir con las antenas puestas, e intentar ser lo más agresivo posible. He salido muy concentrado”, precisa antes de rebobinar hacia el Principado: “Ayer me vi el partido de allí para intentar no repetir los mismos errores. Pero, de vez en cuando, viene bien perder. Era el primer partido en tierra, sin muchas horas en pista, y me ayudó a saber qué debía mejorar...”.
Después del susto sufrido en la escala anterior, en la que salvó una bola de partido contra Albert Ramos y vio demasiado cerca el fuego, el chico de El Palmar se desenvuelve con aplomo y oficio para lograr una victoria (31 esta temporada, por solo tres derrotas) que obliga a la revisión y vuelve a situarle en un espacio de privilegio, al compás de los fueras de serie: a sus 19 años, Alcaraz –citado el domingo con el ruso Karen Khachanov– es el octavofinalista más joven en Roland Garros desde que Novak Djokovic alcanzara la cota a la misma edad en la edición de 2006.
Si le diera por pulverizar definitivamente el establishment y conquistara la Copa de los Mosqueteros el 5 de junio, sería el más precoz en hacerlo desde que triunfara un tal Rafael Nadal en 2005; también con 19 años.
ZAPATA HACE HISTORIA DESDE LA PREVIA
Bernabé Zapata, uno de esos jugadores que guerrean discretamente por abrirse paso y consolidarse entre la élite del circuito profesional, hizo ayer historia en París. El valenciano, de 25 años, batió al estadounidense John Isner por 6-4, 3-6, 6-4, 6-7(5) y 6-3 (tras 3h 28m) y logró, según la información facilitada por la ATP, lo que hasta ahora no había logrado ningún tenista masculino español: progresar desde la fase clasificatoria hasta los octavos de final de un grande.
De esta forma, logró llegar más lejos que nunca en un gran escenario y, en paralelo, ingresar por primera vez en su carrera entre los 100 mejores del circuito. Virtualmente, hoy día es el 95º. Hasta ahora, la segunda ronda alcanzada el año pasado en el US Open es su mejor registro en un Grand Slam. “Estoy cansado [suma seis partidos, los tres de la previa y los otros tres del cuadro principal] y a la vez en shock”, afirmó. “Seguro que me sentiré mejor esta noche”, bromeó el español, entrenado por Carlos Navarro.
Mañana se medirá con Alexander Zverev, después de contener la artillería del gigantón Isner, que le acribilló con 67 golpes ganadores, 21 de ellos en forma de saque directo. Frente a la lluvia de pelotazos, él respondió con solidez: 23 errores, por los 73 del norteamericano (26º del mundo y 37 años). “Creo que hasta que no regrese a casa, no seré plenamente consciente de lo que he conseguido”, añadió.
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