Real Madrid - Barcelona: un clásico, dos estados de ánimo
La cita liguera apremia sobre todo a los azulgrana, por su precaria situación en Europa, frente a un equipo blanco más asentado, pero sin Courtois y tampoco muy rebosante de fútbol en este inicio
El primer gran calambrazo de la Liga aparece bajo el sol de octubre muy condicionado por las consecuencias de la última sesión europea. Mientras el Madrid aprovechó las bondades de su grupo para cerrar rápido el pase a octavos, el Barcelona —con unos rivales mucho más peliagudos— quedó en una posición muy precaria, a la expectativa de unos resultados de terceros que se antojan poco probables para no quedar eliminado de la Champions por segundo año consecutivo antes de Navidades. Igualados a puntos en el torneo doméstico, las diferentes realidades de ambos equipos en el continente condicionan pues el primer cruce directo del curso oficial (16.15, Dazn).
El duelo apremia, sobre todo, a los azulgrana, líderes por diferencia de goles respecto a los blancos pero enfrentados a las primeras dudas existenciales de la temporada tras su chasco ante el Inter. Apenas iniciado el otoño, la última comparecencia de Xavi Hernández sirvió para reclamar “calma, paciencia” y confianza en su proyecto. “Seguimos estando en construcción. Todavía se puede revertir la situación, soy optimista. No seré un problema el día que vea que no soy una solución”, afirmó el técnico culé con gesto tranquilo y palabras graves. La amenaza de una nueva caída a la Europa League después de la apuesta institucional por las palancas económicas para obtener resultados deportivos a la mayor brevedad ha puesto a todo el club en estado de alerta.
Xavi pide calma y confianza en un proyecto aún “en construcción”
Pocas cosas encienden más al Barça que una visita al Bernabéu y nada necesita más ahora que una actuación convincente ante su némesis, como la del curso pasado (0-4). “Nos puede servir como referencia. Tener personalidad, posesiones largas en campo contrario y atacar de una manera compacta”, pidió este sábado Xavi, que vuelve a contar en defensa con Koundé, ausente en los últimos cuatro choques (mantiene la baja de Araujo). Aquella goleada de abril en Chamartín reanimó a los culés y ahora persiguen otro golpe.
Al Madrid no le ha sobrado mucho juego en lo que va de campaña, menos fino en las áreas y huérfano, además, de Courtois para este clásico; sin embargo, se siente un equipo hecho y cuajado que conoce el camino al triunfo. Cuando el sábado le preguntaron a Carlo Ancelotti por el último precedente, ese 0-4 y su decisión fracasada de colocar a Modric como falso nueve —lo que provocó un fallo multiorgánico—, el italiano tiró de humor ante las risas de la sala. “No quiero inventar, en el fútbol está todo inventado. El año pasado lo intenté y me dieron un palo”, admitió con una sonrisa y la ceja arriba. La diferencia ambiental entre ambos conjuntos resultó evidente en la previa, aunque pocas cosas hay más veletas que el fútbol.
De entrada, el Madrid afronta la cita sin la red de Courtois, que no se recuperó del ataque de ciática, y se la jugará con el desconocido Andriy Lunin, un tipo silencioso dentro y fuera del campo, que no se ha visto en otra igual (apenas lleva nueve partidos en tres cursos como blanco). También estará disponible (con máscara) Rüdiger pese a los 20 puntos de sutura en la cara que se llevó en la acción del empate ante el Shakhtar. En la otra orilla, los números de Ter Stegen simbolizan la dualidad del Barça esta campaña: solo ha encajado un tanto en ocho partidos de Liga (ha detenido 19 de los 20 remates a puerta recibidos) frente a los siete encajados en los cuatro encuentros de Champions. Una brecha que, sobre todo, remite a problemas colectivos cuando suena el himno europeo. “Es difícil de explicar. Además de los méritos del rival, hemos cometido muchos errores individuales”, indicó Xavi con la mente rebobinando a la noche del Inter.
Lewandowski suma la mitad de los goles culés; Benzema lleva solo cuatro
Libra por libra, la tarde posará sus focos en Robert Lewandowski y Karim Benzema. El primero, debutante en un clásico, siente que le deben un Balón de Oro (la edición de 2020 se suspendió por la pandemia y en 2021 lo ganó Messi), mientras el segundo lo recibirá con toda probabilidad este lunes. El polaco suma la mitad de las dianas azulgrana en todas las competiciones (14 de 28; el mejor porcentaje de su carrera), mientras el francés —lesionado en septiembre— ha perdido tino (acumula cuatro).
“No firmo ganar como sea”, proclamó Xavi Hernández. Un poco antes, Ancelotti volvió a marcar distancias con la ortodoxia culé, uno de sus géneros favoritos cada vez que se cruza con el Barça. “Ellos han seguido un estilo y lo respeto. No digo que no sea correcto, es una idea que les ha dado éxito. Para mí, tener un solo estilo no es lo más indicado porque a veces los jugadores cambian”, soltó el italiano, que trató de desdramatizar la cita. “No es un partido a vida o muerte, solo especial. La temporada es larga”, advirtió. En Barcelona, eso sí, encaran la tarde con más necesidades.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.