Ter Stegen, yoga, libros y barbacoas
El portero se reencuentra con su mejor versión gracias al descanso y a Xavi
“Necesito descansar”. Marc André Ter Stegen llamó al seleccionador alemán, Hansi Flick, y le pidió que no le convocara el pasado verano para jugar la Liga de la Naciones. Antes, ya lo había hablado con su entrenador, Xavi Hernández: “Me va a venir bien un tiempo sin competir ni tener que estar trabajando en recuperarme de una lesión”. Entonces, con el visto bueno de sus dos técnicos, Ter Stegen se olvidó del fútbol. El alemán planeó un descanso cerca de Barcelona. No quería ni grandes desplazamientos ni destinos demasiado ajetreados. Con su mujer, Dani, y su hijo, Ben, Ter Stegen visitó a su familia en Alemania, recorrió el sur de Francia y pasó unos días en su casa de Ibiza. Practicó yoga, leyó libros de negocios e inversiones e hizo barbacoas. ¿El resultado? Ter Stegen se reencontró con Ter Stegen: “Mi temporada es buena y la afición lo nota”.
“No sé cuánto hacía que Marc no tenía tanto tiempo para descansar”, remarcan desde el entorno del alemán. Tras pasar por todas las categorías inferiores de la Mannschaft, Ter Stegen se incorporó a la absoluta en 2012. Desde entonces, siempre que no estaba con su selección, dedicaba sus veranos a recuperase de una lesión, especialmente dolorosos los de 2020 y 2021, cuando buscaba olvidarse de la rodilla derecha. Tras el esperpento de Lisboa (2-8 ante el Bayern en la Champions), el alemán pasó por el quirófano de Ramon Cugat para operarse del tendón rotuliano. Un año después, viajó a Suecia, esta vez bajo el mando de Hakan Alfredson, para purgar las molestias que todavía persistían en la rodilla.
El estrés de las operaciones, sumado a la falta de descanso, minó la confianza del alemán. Su porcentaje de paradas, en la temporada de estreno de Ronald Koeman, tras la primera operación, se cifró en 67,74%. Ter Stegen estaba en un tobogán emocional. En el comienzo de la campaña 2021-2022, sus números bajaron hasta el 62,16% (Koeman) y 55,56% (Sergi Barjuán). Él, en cualquier caso, se defendía. “La gente siempre opina y tiene más conocimientos que los demás, incluso hay personas que saben más que yo. Tengo una responsabilidad con el equipo, conmigo y con el club”, justificaba el portero públicamente. En privado, era más contundente. “Si juego es porque estoy bien. Si no, pediría no hacerlo. No voy a perjudicar a mis compañeros”, exponía. Sus estadísticas estaban lejos de lo que hasta entonces había sido su mejor curso: un 76,51% de paradas en la 2017-2018, con Valverde en el banquillo.
Pero cuando todo se ponía oscuro para Ter Stegen y, hasta incluso, cuando algunos en la dirección deportiva veían con buenos ojos su salida —”es uno de los pocos jugadores que tiene mercado”, decían—, Xavi apareció en Barcelona. “Tiene una idea muy clara y llevábamos años sin hacerlo de esta manera. Ha recuperado lo que queríamos. Lo hace espectacular”, elogió el alemán a su entrenador. El Barça cambió la manera de defender y los porteros cambiaron la forma de entrenar. “Ahora, mientras uno de los tres porteros trabaja con Dela [José Ramón de la Fuente, entrenador de arqueros del Barça], los otros dos hacen trabajo de fuerza con el preparador físico. Con pesas y gomas, ejercitan troncos, glúteos… Todos los estabilizadores que necesitan los porteros”, explica un técnico de la Ciudad Deportiva.
“Marc era consciente de que teníamos que mejorar en la portería”, decía Xavi. Y Ter Stegen respondió esta temporada con un porcentaje de paradas del 77,14%, el mejor de su carrera. En la Liga, suma una diana en contra en ocho duelos. “A ver si gana el Zamora”, se entusiasma un empleado azulgrana. “No le interesan los premios individuales; quiere títulos”, contraatacan desde el entorno de Marc. Ni siquiera el descalabro defensivo en Europa (siete goles en cuatro partidos) merma la confianza de Ter Stegen. “Hay que mejorar”, pide.
La clave, para el portero y su grupo en el vestuario —De Jong, Lewandowski y Memphis—, es consolidar al colectivo. “No hace falta ser amigos, pero sí tener unidad en el campo. Crecer como equipo, no solo en lo futbolístico”, apuntan. “Parece que era cuestión de que descansara”, concluyen en el Barça. A sus 30 años, 339 partidos y contrato hasta 2025, el alemán quiere forjar su leyenda azulgrana. El reto pasa por el Bernabéu.
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