El Mundial de Atletismo vuelve a su esencia
La competición arranca este viernes en Oregón, en una de las mecas mundiales de este deporte, con una amplia representación española y ausencias en el maratón
La pista de Hayward Field, donde el fondista Steve Prefontaine —hoy mito omnipresente en Oregón, escultura en la calle y póster en la tienda— corría siempre en cabeza, salvaje, todo derroche y desobediencia de entrenadores tacticistas hasta que a los 24 años su coche volcó convirtiéndole en estrella fugaz, acoge desde mañana un Mundial de Atletismo de regreso a las esencias.
Atrás queda el estadio de Doha hace tres años, vacío, silencioso, levantado con petrodólares y refrigerado también a golpe de talonario. El escenario del campeonato se antoja ahora opuesto. De las arenas del desierto al verde de Oregón. Del bochorno extremo a un estreno que se prevé con calor pero por debajo de los 30 grados. Del poder de los jeques al influjo de Nike, el mayor imperio del textil deportivo, que tiene allí su sede.
La ciudad de Eugene, de 176.000 habitantes —similar a Santander—, poca altitud —125 metros sobre el nivel del mar— y 85 kilómetros tierra adentro desde las playas del Pacífico, está habituada a ser el epicentro del atletismo norteamericano. Suele hospedar las pruebas de selección para los Juegos. Y la Prefontaine Classic de la Diamond League reúne cada año a la flor y nata del tartán. Ahora da un salto cualitativo. Y se rompe una anomalía: nunca un Mundial había tenido como sede EE UU, el país más laureado en sus 17 ediciones precedentes. Es también el primero que se celebra en año par, retrasado un año por la pandemia.
El equipo español acude con 56 atletas: 34 hombres y 22 mujeres, un despliegue muy superior a los 38 de Doha y la tercera selección más numerosa tras Tokio 1991 y Sevilla 1999. Hay bajas notables como la de Orlando Ortega (único medallista español en Doha, donde fue bronce en 110 metros vallas), y la de Bruno Hortelano, plusmarquista nacional de 100, 200 y 400 metros. Tampoco estará la saltadora gallega Ana Peleteiro (única medalla del atletismo en Tokio) por embarazo.
Para muchos será una experiencia nueva. Más de la mitad del equipo se estrena en esta competición, con irrupciones esperanzadoras como las de Sara Gallego (400 metros vallas), Asier Martínez (110 vallas), y Mo Katir (1.500). Pero también hay veteranos como el martillero Javier Cienfuegos y el marchador Miguel Ángel López, sexto Mundial para ambos. López es, además, el único de la expedición que se ha colgado un metal. Fue en Pekín 2015, entonces en la distancia de 20 kilómetros. Ahora lo intentará en la más larga de 35.
Los marchadores son serios candidatos a brindar a España una primera alegría mañana mismo. La granadina María Pérez y el extremeño Álvaro Martín, cuartos en 20 km en Tokio, tratarán de alcanzar un podio al que también aspira Diego García y Alberto Amezcua.
El maratón, por su parte, aparece más huérfano de lo habitual: por primera vez en un Mundial, no habrá representantes españoles. La dificultad de enfrentarse a la armada africana, y la coincidencia este verano con el Europeo de Múnich, que se celebrará en agosto y donde las opciones de hacer un buen puesto son mucho mayores, han empujado a algunos atletas europeos a reservarse.
En los 42 kilómetros y 195 metros, las ausencias del recordman mundial, el keniano Eliud Kipchoge, y de su gran rival, el etíope Kenenisa Bekele, que se han decantado por correr en Berlín y Londres, respectivamente, carreras comerciales más lucrativas donde además pueden intentar un nuevo asalto al récord, privará a Eugene de galones, pero deja la prueba mucho más abierta.
La tradicional batalla Kenia-Etiopía por el cetro la librarán en su lugar, a priori, Geoffrey Kamworor y el actual campeón, Lelisa Desisa, con permiso de ugandeses, japoneses y del estadounidense Galen Rupp, nacido en Portland, y que por tanto corre en casa. Pero donde la selección anfitriona parte como clara favorita es en la velocidad masculina —en la femenina se interponen las jamaicanas—, hasta el punto de que hay quien pronostica un doble triplete histórico en 100 y 200m.
Estrellas en busca de récords
En esta última distancia, el duelo más caliente ocurrirá dentro del propio combinado estadounidense: en los clasificatorios, Noah Lyles apuntó con el dedo sonriente a Erriyon Knighton justo antes de la llegada, cuando se supo ganador, un gesto que no gustó a su compatriota. A los 18 años, Knighton ha arrebatado en categorías inferiores récords que pertenecían a Usain Bolt, y ya es el cuarto hombre más rápido de la historia (19,49), solo una centésima por delante de Lyles.
Mondo Duplantis (pértiga), Jakob Ingebrigtsen (1.500 y 5.000m), Karsten Warholm (400m vallas, duda por lesión) o Ryan Crouser (peso) son otras de las estrellas en liza. En mujeres, las jamaicanas Elaine Thompson-Herah y Shelly-Ann Fraser-Pryce (100m ambas), Sifan Hassan (5.000m) o Yulimar Rojas (triple salto, donde sueña con los 16 metros) serán protagonistas. Es noticia la vuelta de la sudafricana Caster Semenya cinco años después. Está inscrita a los 5.000 metros, una distancia que no es la suya (sus éxitos se cimentaron en los 800 metros), pero por la que ha optado porque no le obliga a medicarse para reducir su testosterona a unos niveles admitidos por los reglamentos.
El Mundial se inicia con varios frentes extradeportivos planeando sobre él: no habrá rusos, vetados también; existen dudas sobre si la covid provocará retiradas como sucedió en Wimbledon; y este martes fue suspendido por dopaje Nijel Amos, de Botswana, plata olímpica en los 800m de Londres 2012. Pero también vuelve con las ganas de tres años sin celebrarse y de un escenario, el de Prefontaine y el primer mundial en suelo estadounidense, que invita a lucirse.
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