Carlo Ancelotti, tras ser manteado por sus jugadores: “Le decía a Marcelo ‘otra, otra”
El técnico del Madrid disfruta de la celebración en el Bernabéu y pide el apoyo del público para la vuelta de semifinales de Champions contra el City
Marcelo ya había estado ahí arriba, junto a la diosa Cibeles. Fue hace cuatro años, después de la Champions de Kiev, cuando el anterior capitán le invitó a subir con él: “Agradezco a Sergio Ramos, que me llevó ahí una vez”, recordó. Este sábado, en sus últimos momentos como jugador del Real Madrid, el brasileño ya lo hizo solo, y lo disfrutó. Le colocó a la diosa una bandera como babero, una bufanda en la cabeza como una bandana, le dejó un beso en la mejilla y se quedó ahí arriba mientras volvía a sonar el We are the Champions. “Es algo maravilloso. Hacer esto es entrar en la historia del Real Madrid”.
Marcelo llegaba con hambre de gloria atrasada y con la fecha del 30 de junio acercándose como una amenaza. Así que cuando acabó el partido contra el Espanyol, se dejó caer de rodillas sobre la hierba, con los brazos en alto. Hace un año, en el último partido de la temporada en Valdebebas, también se derrumbó sobre el césped, pero no levantó los brazos: se le acababa de escapar la Liga, y la Cibeles, por muy poco. Pero este sábado no iba a ser así: mucho antes de que empezara el partido ya sabía que terminaría la tarde ahí arriba y como el futbolista con más títulos en la historia del Madrid, 24.
Y no fue un trámite. A la media hora dejó su sello, una asistencia con caño a Calero, que Rodrygo convirtió en el 1-0. La mayoría de los jugadores siguieron al extremo; Modric se fue a exprimir con un abrazo a Marcelo, subrayando el significado del momento, la tarde, la Liga, la carrera del brasileño en el Bernabéu. Él le puso letra al acabar: “La mayor alegría que un jugador puede tener es celebrar con su afición en un partido en casa después de tantos años en el mejor club del mundo”, dijo, recordando también la Liga de hace dos temporadas, festejada fugazmente en Valdebebas, en plena pandemia, en un Alfredo di Stéfano sin un solo aficionado. Y sin Cibeles.
Había más: el Madrid no ganaba la Liga en el Bernabéu desde 2007, con Capello, y Marcelo, después de recoger la copa, después del confeti, promovió el manteo de Carlo Ancelotti, que estaba poniéndose la camiseta celebratoria con el número 35 encima del chaleco. Lo lanzaron al aire una y otra vez, y él gozaba, como contó: “Le decía a Marcelo: ‘Otra, otra’. Me gustaba mucho estar en el aire”. El italiano incluso se emocionó ante las cámaras: “Es genética. Mi padre lo hacía, mi abuelo lo hacía. Significa que estoy muy feliz”, explicó. Esa felicidad venía también de lo inesperado del momento, lo inimaginable que le resultaba hace solo un año: “Quiero agradecer a todo el mundo. Al presidente, que me ha traído aquí cuando no lo esperaba”, dijo después de convertirse en el primer entrenador en ganar las cinco grandes ligas europeas.
Florentino Pérez, el presidente que lo contrató cuando no lo esperaba, después de explorar otras opciones, contó lo que sucedió: “En cuanto le llamamos dijo: ‘Voy corriendo”. Pérez vio este sábado validada su elección después de la marcha de Zidane: “Es el que mejor administra plantillas potentes”, dijo. “Hemos acertado. Hemos acertado con todo, con la planificación de los jugadores, con el preparador físico, con los fisios, con todo. Para nosotros Ancelotti es el mejor”.
Era el principio de una fiesta que iba a seguir con un breve recorrido en autobús por la Castellana hasta la Cibeles, una cena de celebración con las familias en Valdebebas, y un entrenamiento programado para este domingo. Por delante queda la vuelta de la semifinal de la Champions contra el City el miércoles, y todos trataron de utilizar el título como impulso, entre ellos Ancelotti: “Se lo digo a la afición. El miércoles necesitamos este ambiente”, dijo. Solo faltó Gareth Bale, que escribió en Twitter que había sufrido un “espasmo en la espalda”.
Ancelotti no se lo habría perdido por nada del mundo, y ya en Cibeles pidió el micro: “A mí me gusta cantar”, anunció. Y cantó: “Lo, lo, lo, lo... Madrid”.
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