El Barça pasa las de Caín ante el Eintracht
Un golazo de Ferran después de la única jugada de mérito permitió a los azulgrana igualar un partido desarrollado al ritmo endemoniado del equipo alemán
El Eintracht, un club entrañable que cuenta con un equipo que juega fácil y sencillo, obligó al Barça a recurrir a su versión más sofisticada y titular para sortear el exigente partido de Fráncfort. El partido resultó desesperante para los azulgrana hasta que Xavi tiró de Frenkie de Jong y Dembélé. Alcanzó con una jugada preciosa y precisa de ambos rematada por Ferran para poner a salvo el marcador en el vibrante y feliz Frankfurt Stadion. El fútbol huracanado de los alemanes despojó al Barça. Ni siquiera contra diez en el último cuarto por expulsión de Tuta mejoraron las prestaciones del Barcelona. La única noticia azulgrana fue el gol de Ferran. El toque, la combinación y la finalización permitieron reconocer por un momento a un equipo despersonalizado y atropellado por el Eintracht.
En Fráncfort se juega a todo trapo para desespero del quieto Barça, sorprendido en la Liga Europa después de su dulce remontada en la Liga. Nunca supo cómo desorganizar a un rival bien montado y extremadamente físico que deambula por la media tabla de la Bundesliga. Accesible ante rivales menores, el plantel de Glasner es muy competitivo frente a adversarios mayores como el Barça, que pasó las de Caín y necesitará corregirse con vistas a la vuelta del jueves en el Camp Nou
La ida superó al Barcelona. La carga ambiental fue tan disuasoria para los azulgrana como el fútbol vertiginoso del Eintracht. No había más jugador barcelonista que Ferran. Las dos llegadas del delantero valenciano, excelente en un disparo que sacó magistralmente Trapp, no disimularon los apuros del Barça. No aparecían los interiores y tiritaban los defensas, erráticos los centrales con la salida del balón y vulnerables los laterales, desbordados por las fieras entradas de los alemanes, que perdonaron nada más empezar dos remates de gol, sobre todo de Sow, que no atinó a colocar el balón ante Ter Stegen.
El Eintracht era un equipo profundo, poderoso al espacio y persistente en atacar la espalda de los zagueros, y el Barcelona no cerraba su área ni tiraba la línea de pase, perdido Pedri y superado Busquets. No paraban de resbalar los zagueros, siempre pillados a contrapié, y la sensación de fragilidad aumentó con la lesión de Piqué, sustituido por Lenglet. Al Barça tan valiente del Bernabéu le entró un ataque de pánico en Fráncfort. Tenía miedo a perder la pelota después de advertir la maestría contragolpeadora del equipo de Glasner. La circulación del balón ni era fluida ni rápida y al fútbol le faltaba continuidad y pausa ante el desespero de Xavi.
De Jong, decisivo
Los azulgrana no sabían cómo descifrar el plan del Eintracht, un equipo que juega de memoria, muy cómodo con sus tres centrales, dos carrileros y el doble pivote, solo penalizado por la ausencia de pegada y la intervención del Var. El colegiado se desdijo del penalti que pitó por una entrada de Busquets a Santos Borré después de consultar la jugada y advertir que el azulgrana tocó el cuero antes que el delantero del Eintracht. La zurda de Kostic no paraba de percutir por el flanco izquierdo mientras el Barça no se asentaba en la cancha, siempre a remolque de un rival que se movía rápido hacia Ter Stegen.
Xavi tardó en intervenir después de apostar inicialmente por Adama y Gavi. Aunque había visualizado un partido muy trepidante y complicado, el entrenador optó por dar descanso a Dembélé y Frenkie de Jong, dos jugadores decisivos en el salto de calidad dado por el Barcelona. No desbordaban los extremos ni metían pases interiores los volantes en un encuentro que no admitía distracciones y pedía un cambio de rumbo por parte del Barça. Las malas sensaciones se constataron a la salida del descanso cuando Knauff enganchó un tiro imparable después de un saque de esquina concedido alegremente por los muchachos de Xavi.
El segundo no llegó porque Lindstroem no acertó a rematar una asistencia de Kostic. La carrera y el pase atrás del serbio no tenía antídoto por parte del Barça. A Xavi no le quedó más remedio que recurrir a los titulares para corregir el partido: Dembélé y Frenkie de Jong. La asociación funcionó de inmediato: el neerlandés tomó la pelota conducida por el francés y tiró una espléndida doble pared con Ferran. El giro y el punteo a un toque del neerlandés fueron tan precisos como la definición del valenciano ante la impotencia de Trap. Un golazo valió como 18 tiros del Eintracht. El Barça no tiene defensa cuando le atacan y menos ante al fútbol directo e intenso dispuesto por Glasner. Los azulgrana sabían a quien se enfrentaban y, sin embargo, prefirieron entregarse a un martirio antes que cambiar el guion e imponer el fútbol que predica Xavi. El Barça fue masoquista en Fráncfort; no supo jugarle al endemoniado Eintracht.
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