La segunda juventud del infalible Rakitic
El capitán del Sevilla, a sus 33 años, reverdece como mediapunta
”Hemos entrenado con solo 13 jugadores de la primera plantilla”. Así se despachaba Julen Lopetegui a la hora de analizar al Sevilla en la previa del duelo aplazado ante el Barcelona. Jesús Navas, Lamela, Suso, Lamela, Acuña y Óliver Torres son bajas ante el conjunto catalán, mientras que Montiel, Diego Carlos, Óscar, Ocampos y En-Nesyri se encuentran entre algodones y su participación es incierta. Por encima de esta gran cantidad de lesiones sobresale Ivan Rakitic, segundo capitán del equipo andaluz tras Jesús Navas y un futbolista prácticamente infalible.
Rakitic, de 33 años, regresó al Sevilla en el verano de 2020 después de una etapa de seis temporadas exitosas en el Barcelona. Había sido hasta 2014 una de las figuras de un equipo andaluz que obtuvo la Liga Europa ante el Benfica en la final de Turín. En el Barcelona ganó títulos, pero nunca perdió el contacto con Sevilla, ciudad a la que está totalmente unido por motivos familiares —su mujer es sevillana— y deportivos. El club de Nervión hizo un esfuerzo para contratarle hasta 2024, hasta el punto de que es uno de los mejor pagados de la plantilla.
En su primer curso tuvo altibajos en el rendimiento, con un entorno que comentaba con frecuencia que no había sido capaz de sustituir a un futbolista tan importante como Ever Banega. Su regularidad, no obstante, fue llamativa. Disputó 50 partidos en todas las competiciones jugadas por el conjunto andaluz, anotando, además, ocho goles. El Sevilla quedó cuarto y llegó a los octavos de la Champions y las semifinales de la Copa del Rey.
Rakitic volvió a los entrenamientos este verano como una auténtica moto. Los técnicos celebraron su estado de forma en la previa del inicio de la Liga. Hasta que el coronavirus hizo su aparición. El croata se contagió junto a un grupo de compañeros y estuvo dos semanas de baja, sin participar en el estreno liguero de su equipo, saldado con una victoria ante el Rayo Vallecano (3-0). Rakitic es un deportista con un alto nivel autoexigencia. Sentía que debía mejorar su rendimiento en su segundo curso en el Sevilla.
Superado el parón que le supuso el coronavirus, a Rakitic le ha costado recuperar su mejor estado de forma. A mediados de noviembre, el capitán sintió la necesidad de exprimirse más para ayudar a su equipo. “Me he estado entrenando como un animal para recuperar mi mejor tono”, afirmó el propio futbolista después de derrotar al Wolfsburgo en la quinta jornada de la fase de grupos de la Champions, que tuvo un final negro para el Sevilla con su eliminación. Rakitic, a pesar de esta decepción, ha ido aumentando su rendimiento en los últimos encuentros del Sevilla.
A esa mejoría se une un aspecto táctico utilizado por Lopetegui. Rakitic viene actuando prácticamente como segundo punta, acompañando a Mir y entrando desde atrás. Los técnicos son conscientes de que el croata sufre mucho en la presión alta que el entrenador exige a sus jugadores, pero la libertad con la que se mueve en la mediapunta y su llegada le dan mucho al equipo.
“Donde mejor me va es con libertad de movimientos”, aclaró el propio Rakitic en una entrevista a los medios del club. Ha jugado 10 partidos de Liga como mediapunta, de los que el Sevilla ganó siete, empató uno y perdió solo dos (Granada y Madrid). En la Champions, ha jugado cuatro más adelantado, con una victoria, dos empates y una derrota. Lleva 20 en las tres competiciones que ha jugado el Sevilla, siendo el segundo máximo goleador del equipo con cuatro dianas (dos en Liga, dos en Champions), por detrás de Rafa Mir (7) y Lucas Ocampos (6).
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