Entre Djokovic y el 20, el cañón de Berrettini
El pegador italiano, último escollo para que Nole iguale el récord de grandes, lidera la gira sobre hierba con su servicio: suma más victorias que nadie y encabeza el registro de ‘aces’ en el grande británico
Contaba Matteo Berrettini hace unos días que al aterrizar en Wimbledon, paseando por el club, coincidió con el alemán Boris Becker; ya se sabe, el bombardero alemán que ganó tres veces el grande británico y que elevó a la categoría de arte ese saque-volea que poco a poco va extinguiéndose. Decía el romano, rival de Novak Djokovic en la final de este domingo (15.00, Movistar), que el temible cañonero de los ochenta y los noventa le había dedicado un discurso que él interpretó como un farol, porque fe tiene, pero no tanta.
“Me dijo: ‘tienes que hacer esto, intenta hacer eso otro’. Y yo pensé: ‘quizá este tipo vino aquí y pensó que llegaría a la final’. Pero yo no tengo esa forma de pensar. Sabía que podía hacerlo, pero no tenía la convicción porque soy así... Por eso di cada paso con mucho cuidado, de la manera correcta, pero obviamente el trabajo no ha terminado. Eso sí, ya que he llegado hasta aquí, quiero lograr el trofeo”, advierte el nueve del mundo, último obstáculo entre el serbio y el que significaría su 20º grande; esto es, de igual a igual con el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer.
Pero desconfía Nole y no le faltan razones. Berrettini, un tallo de 1,96 que va abriéndose paso con una de las derechas más violentas del circuito, vive un momento dulce y aborda la final con sólidos argumentos. Al fin y al cabo, además del buen recorrido que ha firmado durante estas dos semanas de competición incorpora cifras que no engañan. Triunfó en Queen’s en la antesala y él, 25 años, es el tenista que más victorias (11) acumula sobre hierba esta temporada; solo el propio Djokovic y el griego Stefanos Tsitsipas le superan en la carrera anual que señala a los mejores; y, por supuesto, asiste al duelo con la bazuca a la espalda.
La estadística habla y le agranda. Berrettini es el jugador que más saques directos ha firmado en el torneo (101) y el que más puntos retiene con los segundos servicios (61%), y tan solo encuentra discusión en el apartado de primeros con Djokovic, sensiblemente por encima (85% a 82%). Ambos se han mostrado inflexibles a la hora de sacar –se han apropiado del 95% de los juegos con su turno– y el italiano ha sido capaz de escupir la pelota a 223 kilómetros por hora, batido exclusivamente por el alemán Alexander Zverev (225 km/h).
Pleno del serbio: 20 de 20
“Mira, esto es Wimbledon, es especial. Es un templo. Si amas el tenis, o incluso si no lo haces, debes visitar este sitio alguna vez porque es especial”, saborea. “La sensación es fantástica, pero lo sería igualmente aunque no tuviese la oportunidad de ser el primero. Creo plenamente que merezco estar donde estoy, así que quiero disfrutarlo”, contesta cuando le recuerdan que puede convertirse en el primer tenista de su país que gana el Londres. Ningún otro italiano alcanzó la final, y él puede además suceder a Adriano Panatta, campeón en el Roland Garros del 76, como triunfador en los grandes.
“En una final todo es posible”, remarca Djokovic, que ha invertido 12 h 48m en pista, registro muy similar al de su oponente, 13h 40m. “La experiencia está de mi lado, pero Matteo ha ganado muchos partidos en hierba este año y llega en un gran estado de forma. Será muy duro para ambos”, continúa el número uno, que este año contabiliza sus apariciones en los Grand Slams por victorias, 20 partidos de 20, y supera así lo conseguido por Rod Laver en 1969, cuando el australiano enlazó 19. Nole abordará su séptima final en el torneo londinense, las mismas que Pete Sampras y Becker, e intentará hacer valer su peso.
Su presencia este domingo constata la soberanía de los tres gigantes en los grandes escenarios, ya que por lo menos uno de ellos ha figurado en la final en 62 de los 65 últimos eventos, desde el Roland Garros de 2005. Mientras tanto, entran los nuevos vientos. Medvedev le retó en Melbourne, Tsitsipas en París y ahora Berrettini. Él y su mazo, una fundada alternativa.
NOLE Y EL FACTOR AMBIENTAL
La última vez que Djokovic compareció en la final, hace dos años, el público se decantó claramente por su adversario, Roger Federer. Aunque comprendió ese respaldo, ya que el suizo es el ojito derecho de la grada y el plusmarquista del torneo, ese día se marchó contrariado al entender que por momentos el apoyo fue exagerado.
Este año, de nuevo, el público inglés se ha posicionado generalmente a favor de su contrincante, deseoso de que los partidos tuvieran más miga y de que el número uno se viera en apuros. Por ello, en el choque con Berrettini se prevé otra vez que los aficionados arropen al italiano. Habrá que ver, pues, hasta qué punto es determinante el factor ambiental.
“Independientemente de quién gane, van a apoyarme. O eso espero”, bromea el romano, aludiendo al Inglaterra-Italia de la Eurocopa que se disputará por la noche en Wembley. “No estoy seguro de que vayan a estar de mi lado”, dice Djokovic, “pero espero que sí porque tener o no ese apoyo marca una gran diferencia”.
Y puntualiza: “Es la primera gran final de Berrettini y no es el favorito, y la gente también quiere ver a alguien como él ganando, pero a la vez espero que reconozcan la importancia histórica que tiene para mí este partido. Estoy preparado para todo. He tenido diferentes experiencias a lo largo de mi carrera, así que solo necesito centrarme en mí mismo y en lo que hago”.
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