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La Copa América se jugará en Brasil tras la suspensión en Colombia y Argentina

La Conmebol mantiene las fechas de inicio y finalización del torneo sudamericano de selecciones y promete para las próximas horas un nuevo calendario de partidos

El exfutbolista Juninho Paulista carga el trofeo de la Copa América durante la presentación de la edición 2020, cancelada por la pandemia.
El exfutbolista Juninho Paulista carga el trofeo de la Copa América durante la presentación de la edición 2020, cancelada por la pandemia.JUAN BARRETO (AFP)

La Copa América se disputará finalmente en Brasil. Tras la renuncia de Colombia y Argentina, que debían compartir el torneo como sedes, la Conmebol anunció el lunes, a menos de dos semanas del inicio, que Brasil se encargaría de acoger a partir del 13 de junio “el torneo de selecciones más antiguo del mundo”. Se trata de una decisión de urgencia bastante sorprendente, por la grave situación sanitaria brasileña.

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Primero fue Colombia quien decidió retirarse por las convulsiones sociales que sufre el país. Argentina, pese a atravesar el momento más duro de la pandemia y en pleno confinamiento, dijo la semana pasada que estaba en condiciones de asumir en solitario el torneo. El presidente Alberto Fernández conversó con los dirigentes de Conmebol y dio garantías. Pero el domingo el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, dijo durante una entrevista televisiva que veía “muy difícil” acoger el torneo. No hizo falta más. La Conmebol anunció once minutos después que no se jugaría en Argentina.

“La Conmebol informa que en atención a las circunstancias presentes ha resuelto suspender la organización de la Copa América en Argentina”, señaló un comunicado. La noche del domingo al lunes fue abundante en llamadas telefónicas. Chile y Paraguay (donde Conmebol tiene su sede) parecían las alternativas más probables, si no se decidía cancelar la competición. Finalmente, sin embargo, la confederación futbolística sudamericana optó por Brasil, un país que ha sufrido ya más de 460.000 muertes por covid y que durante el mes de mayo rondó los 4.000 fallecimientos diarios.

La retirada de Argentina, que no llegó a serlo porque fue Conmebol quien tomó la decisión ante las señales procedentes de Buenos Aires, vino precedida de fuertes tensiones políticas. El ex presidente Mauricio Macri, actual presidente de la Fundación FIFA, calificó de “incoherente” que Argentina, en una situación crítica, acogiera la Copa América. Desde la Conmebol tacharon a Macri de “ignorante” y “malicioso”.

Pero el sector kirchnerista de la coalición gobernante tampoco quería la Copa América. Desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires, plaza fuerte del kirchnerismo, se subrayaban una y otra vez los riesgos que implicaba el torneo. Algunos futbolistas, como los uruguayos Luis Suárez y Edinson Cavani, exigían directamente la cancelación. Fue el presidente Alberto Fernández quien insistió en que Argentina fuera sede única hasta que el peso de los números (con 30.000 contagios diarios como promedio y 348 fallecidos el domingo) y de la realidad (las competiciones argentinas llevan dos semanas suspendidas) le obligó a desistir.

Una situación crítica en Brasil

Colombia renunció por su situación política; Argentina porque atraviesa el pico de la pandemia. Brasil, el sustituto, une los dos mundos: una inestabilidad política que culminó con grandes protestas el sábado contra el Gobierno de Jair Bolsonaro, y una media diaria de casi 2.000 muertos por la covid-19, con la previsión de la llegada de una tercera ola aún más agresiva.

Con más de 460.000 muertes y 16,5 millones de casos hasta el momento, Brasil ha confirmado en las últimas semanas la llegada de la cepa india a su territorio, ante el precario control fronterizo. Y los expertos temen que, dada la baja incidencia de la inmunización -sólo el 10% de la población recibió las dos dosis de la vacuna-, el país se convierta en un caldo de cultivo de nuevas variantes aún más agresivas. Los epidemiólogos prevén que los meses de junio y julio empeoren la situación sanitaria, en coincidencia con la Copa América, que traerá a deportistas que se desplazarán desde distintas partes del mundo. Mientras que en muchos Estados no hay vacunas ni siquiera para los grupos prioritarios, como las mujeres embarazadas, la Conmebol proporcionó 5.000 dosis de inmunizantes para que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) vacunara a los atletas y delegaciones de los clubes y de la selección brasileña.

Ante una gestión caótica, que retrasó la compra de vacunas y desalentó el aislamiento, Bolsonaro es investigado en el Senado por el manejo oficial de la pandemia. La exposición de las acciones de Bolsonaro en el Parlamento ha espoleado la indignación de una población que no ve una salida en los próximos meses. Esto ha espesado el caldo de la insatisfacción con el Gobierno, que culminó con las protestas durante el fin de semana. La última palabra, además, no está dicha: diputados se están movilizando para demandar al Tribunal Supremo que prohíba la realización de la Copa América en Brasil.

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