Las mujeres abren una puerta en Arabia
Las aficionadas comparten grada por primera vez con los hombres, pero fuera del estadio la separación por sexo se mantiene
El cuadro de mandos del ascensor del hotel Radisson Blue Al Salam, en Yedda, ejemplifica el segregacionismo existente en Arabia Saudí. En el botón de la sexta planta está marcado el gimnasio para hombres; en el de la segunda planta, el de las mujeres. Doscientos metros más allá del establecimiento hotelero, hay una sucursal bancaria en función de un género u otro. Sin embargo, no hay ningún reproche cuando una periodista española, Mónica Marchante, de Movistar, accede a la sucursal bancaria a la zona que por sexo no le corresponde. Marchante sí se encontró con la negativa para acceder a la piscina del hotel. “El hombre me lo dijo con apuro, como si le costara”, relata la reportera sobre el ambiente en el que viven las mujeres en la ciudad que acoge esta polémica Supercopa de España.
Corniche, el moderno paseo marítimo que bordea el Mar Rojo recortado al fondo por lujosos hoteles y moteado por la silueta de rascacielos, es uno de los puntos de la ciudad en los que se pueden apreciar más presencia femenina por la calle. La mayoría de ellas van ataviadas con la abaya (túnica) negra y el nicab (velo) cubre sus cabezas. Muchas dejan ver su rostro. Un carril central, habilitado para bicicletas y carruajes turísticos, y jardines con columpios les ofrecen un sencillo entretenimiento que comparten con sus hijos.
En los restaurantes de los centros comerciales y en los localizados en el exterior también hay zonas habilitadas para familias y niños y mesas de uso exclusivo masculino. Las áreas comerciales son otro de los puntos en los que la presencia de mujeres es más numerosa. “Las restricciones ahora son más por costumbre que por prohibición de la ley. Estas prohibiciones fueron derogadas hace unos dos meses. Ya hay restaurantes nuevos que se han construido sin zonas restringidas”, asegura un empleado de la organización que prefiere el anonimato. “En tres años, desde que asumió el poder el príncipe heredero Mohamed bin Salman, ha habido cambios importantes en Arabia Saudí, pero hay que ir poco a poco, no es fácil. Ojalá pudiera ir todo más rápido, pero hay gente que está de acuerdo y otra que no”, relata otro trabajador.
Este avance era inimaginable hace pocos años”, dice una seguidora
A las seis de la tarde, a cuatro horas del inicio de la semifinal, el trazo poliédrico de forma diamantina del estadio Rey Abdullah se levanta imponente en medio de una vasta extensión diáfana. Las únicas mujeres que pululan por sus alrededores en cuadrillas están contratadas por la organización para diferentes labores. Algunas se encuentran en las puertas del estadio. Otras se dirigen hacia los palcos, donde revisan que todo esté correcto. Como trabajadoras, también forman parte de un día histórico. Por primera vez las mujeres tuvieron acceso libre a un estadio de Arabia Saudí sin zonas acotadas para ellas.
El acceso femenino a los coliseos de fútbol no es una novedad. Lo novedoso es la posibilidad de ocupar cualquier zona del campo y mezclarse con los hombres. Que no haya carteles indicativos de “solo mujeres”. Esta fue una de las condiciones que la Federación Española de Fútbol exigió a las autoridades saudíes para firmar el millonario acuerdo (120 millones de euros por tres años) que ha traído la Supercopa.
“Estamos muy contentas por este avance, es un día especial porque esto era inimaginable solo unos años atrás”, cuenta Ghaaliya, que aparece por los alrededores del estadio a falta de una hora para el inicio del partido. “Somos aficionadas del Real Madrid y es increíble poder asistir a un partido de ellos. Estoy emocionada por poder ver a mi equipo, pero también por poder entrar por cualquier puerta”, asegura sonriendo Suad. La cuestión es saber si la medida se prolongará una vez que finalice la Supercopa y los clubes y la prensa abandonen el país. “Creo que esto se va a mantener, no hay vuelta atrás”, asegura convencido un miembro de la organización. El tiempo también dirá también si protestas como la organizada en Madrid por Amnistía Internacional frente a la embajada de Arabia Saudí para exigir la liberación de la activista Loujain al-Hatloul, en prisión desde hace 600 días por reivindicar los derechos de la mujer, tendrán su efecto.
Hay gimnasios y oficinas bancarias para ellos y otros diferentes para ellas
En las taquillas responden que “no hay problemas” si una mujer pretendiera adquirir una localidad. Las escenas con ellas como protagonistas se suceden. En el inmenso aparcamiento para 45.000 plazas que circunda el estadio un todoterreno de marca americana estaciona manejado por una veinteañera. Tres mujeres más la acompañan y una de ellas adquiere una bufanda madridista antes de entrar por una de las puertas que dan acceso a la zona VIP bajo el letrero de Gold and Silver tickets. Unos metros más allá aparca el autobús de la peña local madridista Blancos KSA. Según se van apeando van formando una falange exclusivamente masculina que avanzaba con cánticos hacia la entrada que daba acceso a sus localidades. En las peñas aún no parece haberse instalado la mezcla de género.
Ya en las tribunas, para cuando los equipos saltaron a calentar, en la zona VIP más próxima a los banquillos varias chicas están apostadas a la espera de poder fotografiar lo más cerca posible a los jugadores. Retumba la música electrónica y los flashes de los teléfonos móviles se disparan cuando Sergio Ramos encabeza la salida al césped del Real Madrid. Se ven mujeres en grupo, solas o acompañadas en todas las zonas del campo que se pueden divisar desde la zona. La imagen que querían transmitir al mundo las autoridades saudíes fue recogida por cámaras fotográficas y de televisión. Falta por ver cuán grande y duradera es la apertura iniciada.
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