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Carlos Sainz y Ferrari, a contrarreloj

El piloto español cierra en Abu Dabi una etapa de continuo crecimiento en McLaren antes de encarar el reto más ambicioso de su vida

Carlos Sainz, en el circuito de Sakhir durante el Gran Premio de Bahrain.
Carlos Sainz, en el circuito de Sakhir durante el Gran Premio de Bahrain.AFP7 vía Europa Press (Europa Press)
Oriol Puigdemont

Un par de horas después de proclamarse contra todo pronóstico campeón del mundo de MotoGP en 2006 y cuando se jugaba el título con Valentino Rossi, Nicky Hayden concedió una entrevista en la que quiso matizar algún que otro aspecto de esa personalidad que todos sus rivales elogiaban: “Ser buen chico no me hace lento en la pista”. Por más que parezca una perogrullada, ese razonamiento atenta contra los principios que rigen a día de hoy cualquier deporte individual, en el que los intereses particulares lo pueden todo y predominan por encima de los colectivos. Esa misma afirmación que hizo el motorista americano, muerto tras sufrir un desgraciado accidente mientras se entrenaba en bicicleta, la puede suscribir perfectamente Carlos Sainz, cuyo estilo recuerda al de los añorados gentleman driver, aquellos pioneros que corrían por gusto y con la nobleza y el señorío como bandera.

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A sus 26 años, el madrileño cerrará este fin de semana en Abu Dabi una etapa de dos años como piloto de McLaren, en la que no ha dejado de crecer, y en la que nadie, ni de su equipo ni de los demás, ha soltado una mala palabra sobre él. A partir del próximo lunes, el papel que ha jugado hasta ahora en la Fórmula 1 dará paso a otro mucho más protagonista. Su desembarco en Ferrari le planta delante del escaparate más llamativo que existe en el mundo de las carreras, lo que es muy bueno cuando las cosas van bien y todo lo contrario cuando se tuercen.

Los números que le acompañan son incuestionables, sobre todo si se analizan en qué condiciones llegó a McLaren (2019) y cómo se va de allí. Sainz aterrizó con la formación británica revolviéndose en uno de los momentos más oscuros de su existencia. Y a la espera de esta última parada del calendario (domingo, 14.10), ahora ocupa la séptima plaza de la tabla general, a un solo punto de la sexta, que en estos momentos corresponde a Charles Leclerc, su próximo vecino de taller en la Scuderia. La estructura de Woking, por lo demás, tiene a tiro la tercera posición del Mundial de constructores, que peleará con Racing Point, y de la que dependen unos 10 millones de euros en premios.

Uno de los miembros más fiables de la parrilla

Sainz ha pasado de ser visto como el hijo del bicampeón del mundo de rallies (1990 y 1992) a hacerlo como uno de los miembros más fiables de la parrilla: en los últimos seis grandes premios, solo tres corredores (Hamilton, Verstappen y Pérez) han acumulado más puntos que él. Además, en Monza firmó su mejor resultado en los seis cursos que lleva en la F1 —un segundo puesto—, y también estrenó su casillero de vueltas rápidas (Estiria). “Me gustaría homenajear a Carlos, antes de su última carrera con nosotros, por su increíble impacto en este equipo durante los dos últimos años, nos ha ayudado de forma decisiva a tirar hacia adelante”, convenía Andreas Seidl, jefe de McLaren, ya desde el circuito de Yas Marina. “Va a ser un fin de semana emotivo”, se limitó a decir Sainz, cuya solvencia le irá de perlas si se tiene en cuenta que aterrizará en Ferrari, en uno de los ciclos más atribulados de la marca y sin apenas tiempo para adaptarse.

Después de que la FIA le negara la posibilidad de tomar parte en el ensayo de jóvenes pilotos que la semana que viene se llevará a cabo en Abu Dabi y en el que sorprendentemente sí estará Fernando Alonso con Renault, su primera experiencia con un monoplaza de los de Maranello se pospondrá hasta el año que viene, y será con un prototipo de hace dos años. Después de eso, solo un día y medio de entrenamientos de pretemporada y a correr. La tropa de il cavallino rampante ha sido capaz de convertir a todo un tetracampeón del mundo como Sebastian Vettel en una medianía, y de amuermar a un polvorilla como Leclerc.

La división deportiva de los bólidos rojos vive desde hace demasiado tiempo asfixiada por las urgencias —no gana el título desde 2007 (Raikkonen)—, pero la empresarial no pasa por un momento demasiado mejor. Sobre todo, después de que este jueves se hiciera efectiva la renuncia de Louis Camilleri, su CEO, por motivos personales. El ejecutivo italiano, de 65 años, que acababa de superar el coronavirus y de trasladar su residencia a Nueva York, será sustituido en el cargo de forma provisional por John Elkann, presidente ejecutivo de la firma.

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