Cuando el portero es el mejor
Cada vez que el guardameta es el más destacado de un equipo, eso quiere decir que ese equipo ha sufrido mucho, incluso para ganar
Pues volvió Ter Stegen a la portería del Barça y parece que la cosa le fue bien. Digo parece porque ya les he contado que cada vez que el portero es el mejor de un equipo eso quiere decir que ese equipo ha sufrido mucho, incluso para ganar. Y digo que parece porque no pude ver todo el partido. Andaba por París intentando descifrar las cuestiones futbolísticas en francés, que eso ya es, casi, descifrar la piedra Rosetta del fútbol. Pero el largo resumen del partido del Camp Nou me permitió descubrir a otro portero que no conocía: Ruslan Neshcheret, 18 años y su segundo encuentro profesional, un duelo de Champions contra el Barça, contra Messi. Un reto mayúsculo. Ya se imaginan que no conozco a Neshcheret pero lo que desprendían las imágenes era seriedad, concentración, rapidez en la respuesta y cierto juego psicológico después de cada parada excepcional para que pareciera normal y sencilla.
Les reconozco, ya se lo habrán imaginado, que me gusta ese perfil de portero. Pero me gusta mucho más que un chico que era el tercer portero hace una semana se plante en un estadio mítico sin excusas ni dudas. Podría haberse escudado en que tenían muchas bajas, que no está acostumbrado a esa presión, que hubiera necesitado unos cuantos partidos para hacerse al puesto, a las conexiones con su línea defensiva. Y puede que en su cabeza haya tenido esas conversaciones, pero pareció más bien decidido a aprovechar la oportunidad y jugar un enorme partido que habrá puesto su nombre en las agendas de más de un club con dinero y pedigrí para tentarle.
Como la curiosidad y el tiempo libre permiten esas cosas me he dedicado a ver si ese plan Renove que parece llega a todos los clubes (ya saben, jugadores jóvenes, que cobren valor y sean vendibles con generosas plusvalías para clubes, agentes e intermediarios) se había instalado también en las porterías.
La conclusión es escueta: solo cinco porteros de los 32 que jugaron esta tercera jornada de Champions tenían menos de 25 años. Uno de ellos, Onana, portero del Ajax, es ya, a sus 24 años, el veterano del grupo y un nombre que está en todas las libretas de los clubes más reputados.
El segundo es Henderson, 23 años, recién llegado al Manchester United, que tras un paso por el Sheffield United parece en condiciones de discutir el puesto a De Gea. Aunque para ello tenga que digerir el primer gol que recibió en Estambul, uno de los tantos más surrealistas que he visto en décadas y que seguro, aunque no tenga ninguna responsabilidad, no le ha dejado dormir. Y de ahí nos vamos a los sub 21: un ruso, Safonov, del Krasnodar, muy buen perfil; y dos ucranianos, Trubin, del Shakhtar Donetsk, a quien le cayeron los seis del Borussia Mönchengladbach, y Neshcheret.
Y me pregunto si el hecho de que sean tres de cinco entre ruso y ucranianos es una casualidad (esto de la pandemia da para muchas casualidades) o si estará pasando por allí lo que sucedió por aquí hace una decena de años, cuando los equipos invertían en delanteros y centrocampistas de ataque y dejaban las cosas de la defensa a los de casa. Y si era la defensa de la portería mucho más. Y eso propició el crecimiento de una maravillosa generación de porteros de los que Pepe Reina, el más longevo de todos los que se pusieron los guantes en la jornada Champions, sería el último mohicano.
¿O más bien será que en estos tiempos de incertidumbres, brumas y oscuridades los clubes prefieren confiar el cerrojo de la portería a profesionales de experiencia, de los que no se asustan ni en un estadio vacío? Lo digo porque la media de los porteros de esta jornada era de 29 años.
Sea como sea, yo me voy a interesar por el desarrollo de los jóvenes y les mantendré informados.
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