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Disturbios en la calle y lluvia de pelotas en el campo

La protesta de Tsunami Democràtic desemboca en algunas cargas policiales y el lanzamiento de balones de plástico al césped del Camp Nou en la segunda parte

Enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.Foto: atlas | Vídeo: ALBERT GARCIA / ATLAS
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La temida protesta convocada por el Tsunami Democràtic durante el partido entre el Barça y el Real Madrid desembocó en manifestaciones y cargas policiales fuera del campo y una breve lluvia de balones de plástico de color amarillo en el minuto 56 del encuentro. El juego tuvo que ser interrumpido durante un par de minutos, mientras muchos aficionados coreaban “¡Llibertat!”.

A pesar de las calles cortadas y un excepcional dispositivo de seguridad, con helicóptero, drones y blindaje total durante horas por parte de los Mossos, se registraron algunos actos violentos fuera del estadio. Comenzaron después de que las principales manifestaciones se desarrollaran sin problemas. Unas 5.000 personas se concentraron en cuatro puntos alrededor del estadio del Barça, según la Guardia Urbana, en protesta por las sentencias del procés.

Las protestas subieron de tono coincidiendo con la media parte del partido. Un grupo de aficionados sin entrada intentó acceder al recinto del Camp Nou reventando una de las puertas de acceso. Unas decenas de jóvenes montaron algunas barricadas con contenedores, vallas y señales de tráfico. Los Mossos dispararon proyectiles de foam contra los violentos. En la Travessera de Les Corts se produjeron enfrentamientos entre los Mossos y los manifestantes, algunos sentados sobre el asfalto. Los radicales incendiaron algunos contenedores. El primer balance era de nueve detenidos y 46 personas atendidas por las asistencias sanitarias.

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Los jugadores llegaron sin problemas al campo. En el interior, se exhibieron carteles independentistas y se lanzaron algunas pelotas hinchables. Los agentes intervinieron algunas de esas pelotas e incluso una bengala camuflada en un bocadillo.

Caretas de Messi requisadas a la entrada del Camp Nou.
Caretas de Messi requisadas a la entrada del Camp Nou.Bernat Armangue (AP)

Las pancartas de Spain, sit and talk [España, siéntate y habla] distribuidas por Tsunami Democràtic, que imprimió unos 100.000 ejemplares, inundaron las inmediaciones del estadio y las gradas del Camp Nou. Los policías blindaron los alrededores del campo hasta que los futbolistas, concentrados juntos de manera excepcional en el mismo hotel, estuvieron en el interior. En otra estampa atípica, algunos de los clásicos tenderetes de productos en venta en los aledaños del Camp Nou se reconvirtieron en lugares de venta de lazos amarillos, pulseras independentistas, gorras, llaveros y pelotas hinchables.

El despliegue policial empezó a las siete de la mañana con la instalación de las vallas que blindaron el hotel Sofía, a unos 600 metros del Camp Nou. Allí llegó el Real Madrid poco antes de mediodía, escoltado por la policía catalana, y a bordo de dos autobuses blancos, sin ningún emblema visible. En su interior, en primera fila, viajaba sentado el presidente del club, Florentino Pérez, que acostumbra a desplazarse en un vehículo particular. Al bajar, saludó a los Mossos y compartió sus sensaciones: “Tranquilos, no pasará nada”. La policía catalana cambió todas las rutinas y llevaron al mismo hotel a los futbolistas del Barça y a los árbitros.

El dispositivo funcionó sin incidentes destacables, hasta los que se produjeron en la media parte del encuentro. Las acciones anunciadas por Tsunami Democràtic, una plataforma anónima investigada por la Audiencia Nacional en una causa por terrorismo, empezaban a las cuatro de la tarde. La parte pública y conocida consistía en cuatro manifestaciones alrededor del Camp Nou. Puntual, Octavi S., de 68 años, plantó su silla en la calle de Arístides Maillol: “Tenemos que estar aquí para protestar, no hay otra alternativa”. Solo, como suele ir a las manifestaciones, tenía la intención de quedarse hasta el final del partido.

Durante cuatro horas convivieron las protestas ciudadanas con el goteo de aficionados que se iban reuniendo, como es tradición, en los bares de los alrededores. Los manifestantes cortaron la Diagonal, Travessera de les Corts y Arístides Maillol. En total, 17 buses municipales se quedaron atrapados. “A ver qué nos dice la Guardia Urbana”, esperaban tres horas después los conductores. También impidieron la circulación del tranvía a su paso por la Diagonal.

A las seis de la tarde, los jugadores fueron trasladados al campo. “¡Blancos, cabrones!”, abuchearon algunos manifestantes a lo lejos, separados por un cordón amplio de mossos que solo permitía ver de lejos los autobuses del Real Madrid y del Barça. Después llegaron más personas para unirse a la protesta y denunciar la situación de los políticos presos. Aguardaban expectantes la sorpresa de Tsunami, que mantenía la incógnita de qué harían dentro del campo

Una pelea entre grupos ultras e independentistas

Grupos de ultras aficionados del Barça intentaron hacer su tradicional corteo (una especie de manifestación) hasta el campo. En el trayecto se encontraron con personas de Tsunami que les impidieron el paso. A la altura del acceso 18 del campo, se produjeron enfrentamientos y peleas entre ambos grupos. Los Mossos intervinieron para separarlos y la situación degeneró en lanzamientos de objetos contra la línea policial de los Mossos.

Los agentes detuvieron a una persona por tirar una botella de vidrio a los policías. Precisamente, el corteo era la previsión más delicada de la policía catalana fuera del estadio, ante la posibilidad de que se produjesen incidentes como finalmente sucedió una vez que había comenzado el partido.

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