João Felix, un niño con dinamita
El Atlético cierra la pretemporada invicto tras derrotar a la Juventus con dos goles del portugués y sumido en el entusiasmo que genera su joven estrella
El instinto del goleador está en los espacios y la eficacia en la precisión. João Félix no es un goleador puro. Pero suma esas dos virtudes a un repertorio que le habilita para jugar de enganche o segunda punta. Tiene pase y tiene gol. Tiene dinamita en la cabeza y en los pies se la enseñó anoche a la Juventus de Cristiano y del renovador Sarri. En dos fogonazos traicioneros el chico de los 126 millones de euros retrató primer a Chiellini y después a De Ligt. Palabras mayores en cuestión de centrales. Ninguno de los dos le esperaba tan puntual y tan quirúrgico para enganchar de primeras sendos remates que superaron a Szczesny. Dos centros lejanos, uno de Trippier desde el lateral y otro de Lemar desde 40 metros los convirtió en oro. El Atlético cierra la pretemporada inflamado por su condición de invicto, por el 7-3 al Madrid, por otro triunfo de prestigio como este ante la Juve y por el entusiasmo que destila João Félix.
Por lo visto en su primer año en el Benfica y en esta pretemporada estamos ante uno de esos futbolistas capaces de imponer su talento por encima de las carencias y las costuras que pueda ofrecer un equipo. Este Atlético en construcción, después de una salida altanera y presionante, sufría el dominio de la Juventus. Padecía al borde de su área los centros pasados de Douglas Costa y de Sciglio y las voleas de Cristiano e Higuaín. También le penalizaba la dificultad que se encontraba Marcos Llorente para sacar al equipo de su atrincheramiento y la dosis de perdidas groseras que suelen acompañar algunos partidos de los rojiblancos. En ese paisaje, los dos pistoletazos de João Félix le dieron el vuelco al partido y al marcador. Pusieron por delante al Atlético cuando el partido pintaba para esta Juve de Sarri que trata de sofisticarse en el manejo del balón con Rabiot al mando. Rompió el 0-0 y el 1-1 logrado por Khedira para certificar que con un jugador así está por encima del juego y del colectivo.
El debate que se avecina con el chico es el de su posición. Simeone parece empeñado en colocarle en la banda derecha. Aún no se sabe si para hacerle pasar su mili particular haciéndole trabajar en el costado o porque realmente su apuesta será terca y convencida. Cuando Simeone varió su posición para cambiar su 4-4-2 de cabecera y pasar a un 4-3-1-2, con Lemar de enganche, apareció la mejor versión de João Félix. Es una cuestión de geografía. Cuanto más cerca del área para definir o del centro para operar, más daño hace su fútbol. Partiendo desde la banda nunca hubiera cazado esos dos balones que convirtió en gol.
Si el primer tiempo dibujó el equipo que se presentará el próximo domingo en el Metropolitano ante el Getafe, el segundo sirvió para corroborar que Lodi es una perforadora ofensiva. Un escape para que el equipo salga por su banda o profundice con un simple cambio de orientación aprovechando su velocidad. Trippier está más comedido, pero será una solución similar.
Casi una hora de juego fue lo que estimó Simeone lo que debía estar el que se perfila como el once titular que arranque el campeonato. Poco antes, Pjanic había estampado un balón en la escuadra. De dos tacadas entraron Diego Costa, Felipe, Vitolo, Herrera, Hermoso, Arias, Correa y Riquelme. Este último otro chico de talento sobrado que en los entrenamientos se empeña en demostrar que por encima de su físico la imaginación y la habilidad le pueden reservar un hueco en el fútbol profesional. Tiene el mismo corte descarado que João Félix. Ambos juegan con un poso impropio de su edad.
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