Rosell liga sus problemas con la justicia a su candidatura a la presidencia del Barcelona

Sandro Rosell tomó este martes la palabra en la segunda sesión del juicio de la Operación Rimet, por la que se sienta en el banquillo junto a otras cinco personas acusado de encabezar una trama de blanqueo, para presentarse como un empresario de éxito que nunca cobró ningún tipo de comisión “ni legal ni ilegal”. “No tengo nada que esconder, soy inocente”, afirmó al final de su declaración, que duró cerca de dos horas y media. Tras negarse a contestar a las preguntas de la Fiscalía, que pide para él 11 años de cárcel y el pago de 59 millones de euros de multa, Rosell achacó sus problemas con la justicia y el fisco a su decisión de presentarse en 2010 a las elecciones a la presidencia del FC Barcelona, a la que accedió en junio de aquel año y que ejerció hasta 2014. Rosell afirmó que desde que tomó esa decisión ha sufrido tres denuncias de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y más de 50 inspecciones de Hacienda. “Pero no solo yo, también mi familia, mi mujer y mis colaboradores”, denunció.

A lo largo de su declaración, el expresidente del Barcelona lanzó numerosas críticas a la Fiscalía y a su escrito de acusación, que calificó de “surrealista”, “rocambolesco” y lleno de “errores y falsedades”. Guiado por las cuestiones que le iba planteando su abogado defensor, Pau Molins —al único que contestó—, Rosell se mostró como un triunfador en el mundo del marketing deportivo al que los clientes casi se lo rifaban. “El dinero en el deporte trae el éxito. Es lamentable, pero es así”, afirmó.

Tras detallar cómo consiguió el acuerdo para que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) vendiera a la sociedad International Sports Events (ISE) —dirigida por el billonario saudí Saleh Kamel y domiciliada en las islas Caimán, paraíso fiscal— los derechos sobre 24 partidos amistosos de la selección brasileña de fútbol, aseguró que su retribución por su intermediación en este negocio, uno de los que se investiga, iba a ser de 8,3 millones de euros, aunque solo percibió 5,8 porque el acuerdo se rompió cuando se habían disputado 14 de los encuentros del contrato. Una cantidad de dinero que admitió que recibió a través de las cuentas que tenía abiertas a nombre de una empresa, Uptrend Unlimited, que creó en 2006 en Andorra “por cuestiones fiscales”. Señaló a los gestores de la entidad financiera del Principado con la que trabajaba como los responsables de proponerle cómo invertir y mover ese dinero.

Tras negar que él hubiera entregado ningún tipo de comisión por aquel contrato al entonces presidente de Confederación Brasileña de Fútbol, Ricardo Terra Teixeira, Rosell justificó los intercambios de dinero entre las cuentas de este y las suyas —y por las que le acusan de blanqueo de dinero— en fallidas operaciones inmobiliarias en Andorra en las que el expresidente del Barcelona aseguró que participó casi por obligación para no quedar mal con su amigo.

Patrimonio extranjero

Sobre su paso por la presidencia del club, de la que responsabiliza de sus problemas actuales con la justicia, Rosell no quiso ahondar pese a salpicar una y otra vez su testimonio con referencias al “amor” que siente por el Barça. El exdirigente aseveró que si dimitió como máximo responsable del club fue por las amenazas que recibió, y culpó a su compromiso de que si accedía a la presidencia del club se desprendería de su empresa de marketing deportivo BSM —que describió como “pequeñita pero un bombón”— de parte de los movimientos económicos por los que está ahora sentado en el banquillo. La Fiscalía considera que esta venta fue una operación “simulada” para blanquear dinero de origen ilícito del presidente de la CBF.

En su intento de recobrar la libertad —que en la primera sesión del juicio su abogado volvió a solicitar y que el tribunal resolverá cuando terminen hoy las declaraciones de los acusados—, Rosell negó tener patrimonio en el extranjero, salvo el 50% de un apartamento en Andorra. También presumió de que cuando ya estaba en prisión repatrió 1,5 millones de euros que obtuvo tras vender su participación en una compañía que tenía en Londres. “Podía haberlo dejado [EL DINERO]fuera, pero decidí repatriarlo porque sigo creyendo en la justicia española”, recalcó para reforzar esa imagen de empresario de éxito víctima de su paso por la presidencia del Barça.