El CSKA pesca en Madrid
El conjunto ruso supera a los de Laso en intensidad y constancia y se lleva el duelo por el liderato de la Euroliga (88-93)
El Real Madrid, que desde que perdió el primer partido de la eliminatoria de cuartos de la pasada Euroliga ante el Panathinaikos (el 17 de abril) hasta que cayó ante el Andorra en la séptima jornada de la presente Liga (el 4 de noviembre) solo había concedido una derrota en siete meses, cedió frente al CSKA su tercera derrota consecutiva en ocho días, la cuarta en lo que va de temporada. Como ya les ocurrió ante Olympiacos y Barcelona, los de Laso vivieron gran parte del duelo a contracorriente y, a pesar de sus toques de corneta episódicos, no pudieron igualar la intensidad y consistencia de su rival. Una vibrante primera mitad de Campazzo (23 puntos) y un ejercicio febril de puntería en el tramo final de Rudy (18) no bastaron para atajar a un CSKA rocoso y eléctrico a pesar de la ausencia de Sergio Rodríguez. Sucumbió el Madrid, con la baja de Llull y sin la influencia de Tavares (1 punto y tres rebotes). Dos triples de Campazzo, con tiro adicional incluido, solo sirvieron para rebajar el basketaverage (88-93). Tras comenzar 14 abajo, remontaron los blancos con un parcial de 29-7, pero no encontraron nunca el juego en equipo y el CSKA sentenció desde el triple (15 de 26).
Era un duelo de entreguerras pero, al tiempo, un cartel mayúsculo. Se reeditaba en el WiZink Center la semifinal de Belgrado y el histórico enfrentamiento entre los dos equipos más laureados de las 62 ediciones de la Copa de Europa de baloncesto: el Real Madrid (10 coronas) y el CSKA (7). Una rivalidad legendaria construida en los años 60 con el sonido del NO-DO, cuando los rojos eran el TSKA o el Chesca, que se ha prolongado hasta nuestros días. En lo que va de siglo el conjunto ruso colecciona 15 apariciones en las 17 últimas Final Four y tres títulos (2006, 2008 y 2016), por las seis presencias madridistas en las ocho últimas Finales a Cuatro, con dos títulos en la era Laso (2015 y 2018). Dos modelos de constancia con cadencia de martillo pilón. Como muestra, un dato. Desde que hace dos temporadas se implantó el nuevo formato de la Euroliga, con el todos contra todos a 30 partidos, el CSKA y el Madrid han sido los reyes de la regularidad. Ambos equipos han ostentado el liderato de la competición en 67 de las 70 jornadas disputadas hasta la fecha, 44 veces los de Itoudis y 23 los blancos.
Faltaba El Chacho, pero con el triple motor Clyburn-De Colo-Hackett y el doble martillo Hunter-Peters, el CSKA sorprendió de inicio a un Madrid espeso y destemplado (3-17, m. 5). La intensidad colectiva del cuadro ruso exigió varias vueltas de tuerca a los blancos para entrar en el partido. Lo consiguieron a duras penas gracias a la clase de Randolph y al vértigo de Campazzo. Con esas armas y una mayor aplicación defensiva, el campeón hilvanó un parcial de 14-3 en poco más de tres minutos. Y con un triple rocambolesco del Facu —desde su campo y con rebotes en el tablero y el aro incluidos— cerró el cuarto a un palmo del rival (20-24, m. 10).
Subido a la moto de Campazzo, el Madrid tomó vuelo en la reanudación. Felipe y Ayón pusieron orden en la pintura y el CSKA perdió primero el mando, después el libro de instrucciones y acto seguido el oremus. El chaparrón madridista dejó tiritando a los de Itoudis con un 12-0 en el comienzo del segundo cuarto (32-24, m. 15). Pura efervescencia. La primera canasta en juego de los rojos, de Hunter, llegó a 3m 40s para el descanso, a tiempo para salir del atolladero y frenar el optimismo madridista. Dos triples de Peters y otro más de Clyburn equilibraron el pulso e inauguraron un partido nuevo (35-35, m. 29).
A la vuelta de vestuarios Deck reforzó la cuota de argentinidad madridista. Pero el CSKA, con Clyburn y Higgins al frente (24 puntos), se reenganchó a lo grande al choque (57-67, m. 29). Huérfano de Tavares y con el rebote equilibrado, el perímetro comenzó a marcar la diferencia y ahí languideció el Madrid (3 de 12 frente al 11 de 19 de los rusos a esas alturas, 15 de 26 al final). Carroll buscó la salida del túnel y acercó a los suyos a seis antes de la recta de meta, pero el tercer triple de Higgins encarriló definitivamente la noche para los de Itoudis (66-77, m. 33). Atendiendo a la estadística de los dos cursos anteriores, las 16 victorias prácticamente garantizan la plaza en el top-8 y, a pesar de la derrota, cumplido el primer tercio de la competición, el Madrid tiene ya la mitad del botín. Hucha para afrontar el rearme necesario después de tres derrotas.
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