Nueva York exige a Nadal un paso adelante
El número uno necesita mayor agresividad ante el duelo de cuartos frente al austriaco Thiem. “Debo mejorar la velocidad de crucero”, expone el mallorquín. “Ha estado pasivo”, analiza el técnico Moyà
El sol y la humedad azotan con tanta fuerza en Nueva York que Rafael Nadal debe detenerse con relativa frecuencia para coger aire, refrescarse y evitar una pájara. El número uno, citado la próxima madrugada en los cuartos con Dominic Thiem (hacia las 3.00, Eurosport), busca refugio en una zona sombreada desde la que le gritan numerosos aficionados, contenidos por la malla metálica que delimita el acceso a la pista 1 de entrenamiento en Flushing Meadows. Su visera, invertida hacia atrás, rebosa sudor y su camiseta se ha adherido por completo al torso. Y de repente, el médico Nacho Muñoz extrae de una cámara frigorífica un chaleco futurista compuesto por bloques de hielo y el número uno se lo pone para rebajar la temperatura de su cuerpo.
Antes, al comienzo de la sesión, el mallorquín ha insistido durante más de un cuarto de hora en su golpe de derecha, que estos días neoyorquinos no carbura como él desea. Así lo reconocía el día anterior, después de sortear el engorroso pulso de octavos contra Nikoloz Basilashvili.
“Debo mejorar la velocidad de crucero”, relataba ante los enviados especiales, haciendo a continuación un análisis más profundo. “La derecha paralela ha funcionado bien, pero ha funcionado menos bien la bola de apertura hacia el revés del rival. He tirado muy buenas derechas paralelas, pero muchas muy al límite, con poco espacio; en cambio, cuando consigo abrir más la pista hacia el revés del rival tengo mayor margen para tirar la derecha paralela y las posibilidades aumentan mucho más. Necesito, líneas generales, que la bola intermedia sea mejor”, agregó, asegurando que se encuentra bien de las molestias que sufrió el pasado viernes.
Nadie radiografía los partidos de Nadal mejor que el propio Nadal, insatisfecho por naturaleza, y por lo tanto contrariado con su rendimiento en las dos últimas rondas de este US Open. Eludió al impetuoso Khachanov con varios arrebatos de épica, después de haber estado a merced del ruso durante un buen rato, y redujo a Basilashvili con mucha más efectividad que brillo. “Me he sentido bien, aunque un poquito falto de energía. Después de un partido duro como el del otro día [ante Khachanov] volvía con un poco de bajón físico y así cuesta entrar en juego”, razonaba el número uno, que ayer trabajó a fondo para recuperar la cadencia de esa “bola intermedia” que dictará en buena medida lo que pueda conseguir o no en el torneo.
Menos contemporizar, más iniciativa
En su equipo, la interpretación es idéntica. Sus técnicos creen que ante Thiem debe dar un paso adelante y jugar con mucha más agresividad, no tan a la expectativa y contemporizando menos, e intentando llevar más la iniciativa, apretando más. “Es verdad que Khachanov ha jugado mejor que nunca, pero a Rafa le ha faltado más convicción para hacer daño”, comentó Carlos Moyà tras su segundo compromiso en Nueva York –el primero fue un test interrumpido contra David Ferrer–, en unas declaraciones recogidas por la ATP. “Sin estar jugando bien tenía muchas opciones. Pensábamos que al rival se le haría largo tener a Rafa ganado”, añadía el técnico, que un día después incidió en su teoría respcto al duelo contra Basilashvili: “En algunas fases ha estado pasivo”.
¿Thiem? El que tenga la intensidad más alta tendrá más opciones
Nadal, por lo tanto, se exige recuperar la línea que ha ido manteniendo durante la mayor parte de la temporada. Quiere volver a gobernar los partidos con el drive y para ello deberá soltar el freno de mano contra Thiem, al que se mide por primera vez en pista dura. “Estamos hablando de uno de los mejores del mundo, con lo cual será un partido de máxima dificultad. Sé que él es un especialista en tierra, pero igual que yo, o sea que no es algo que me vaya a favorecer a mí. Es una superficie en la que no nos hemos enfrentado. Nos conocemos bien, sabemos cómo jugamos los dos, así que el que tenga la intensidad más alta y el que aguante mejor los momentos difíciles será el que tenga más opciones”, anticipa.
En cualquier caso, Nadal irrumpe en los cuartos de Nueva York, lo que subraya la formidable línea de este curso, en el que ha conquistado cinco trofeos (Montecarlo, Godó, Roma, Roland Garros y Montreal) y en el que ha alcanzado la misma cota, como mínimo en los otros tres majors. Hacía siete años, desde 2011, que no lograba una fiabilidad similar, dinámica que también ofreció en 2008 y 2012. “Es un buen dato, algo positivo y que quiere decir que uno está siendo competitivo prácticamente todas las semanas y en todas las superficies, así que estoy feliz por ello”, zanjaba el de Manacor.
A estas alturas, Nueva York exige empuñar la raqueta e ir al ataque, afilar los colmillos y elevarse. Le pide más. Lo demanda Moyà y lo sabe él, Nadal, excelente conocedor de la pauta y los tiempos. El mejor analista de sí mismo.
RESULTADOS DE LOS OCTAVOS
CUADRO MASCULINO: John Millman, 3-6, 7-5, 7-6 y 7-6 a Roger Federer; Novak Djokovic, 6-3, 6-4 y 6-3 a Joao Sousa; Kei Nishikori, 6-3, 6-2 y 7-5 a Philippe Kohlschreiber; Marin Cilic, 7-6, 6-2 y 6-4 a David Goffin.
CUADRO FEMENINO: Carla Suárez, 6-4 y 6-3 a Maria Sharapova; Madison Keys, 6-1 y 6-3 a Dominika Cibulkova; Naomi Osaka, 6-3, 2-6 y 6-4 a Aryna Sabalenka; Lesia Tsurenko 6-7, 7-5 y 6-2 a Marketa Vondrousova.
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